Samantha aún pensaba en la sensación que recorrió sus muñecas cuando vio a Abril por primera vez. Aún no entendía el por qué; jamás le había pasado algo similar, al menos ella no lo recordaba. Una sonrisa le iluminó el rostro cuando recordó en la historia que su abuela solía contarle cuando era pequeña, ¿sería acaso eso una opción? ''No, Samantha, es sólo una tonta historia.'' Pensó. Alexa la sacó de sus pensamientos al instante.
—¿Rivers? ¿Podrías hacerme un favor?
—Claro, ¿qué ocurre?
Alexa dudó un poco lo que diría, finalmente lo dijo decidida.
—Le prometí a Rocio comprarle un batido, pero olvidé mi cartera en tu escritorio. ¿Podrías prestarme dinero? Te lo daré de vuelta tan pronto tenga mi cartera.
Samantha arqueó una ceja, aunque unos minutos antes su amiga le había regalado algo, Alexa no solía hacer obsequios o comprarle cosas a la gente. De hecho, Samantha estaba casi cien por ciento segura de que era quizás el segundo obsequio que Alexa le había hecho. Los batidos no eran especialmente caros, pero tampoco era lo más barato que podías conseguir.
—¿Estás intentando ligar con la nueva, Lex?
Alexa abrió los ojos como plato.
—¿¡Qué!? ¡No! Sólo intento hacer nuevas amigas...
—Bueno, entonces supongo que no habrá problema si yo pago batidos para las cuatro.
—No, Samantha. —dijo Alexa entre dientes.
Samantha sonrió con malicia.
—¿Por qué no, Alexa?
—Sólo quiero tener una amiga que no tenga cara de rata, Rivers.
—Pero soy una gran amiga. —dijo Samantha, llevando su mano derecha al pecho, haciéndose la dolida.
—Lo serías si me dieras el billete.
Samantha dejó salir una risa y sacó de su bolsillo un billete. Alexa era una amiga genial: era una persona genial. Alexa parecía sacada de una novela: tenía chicos y chicas detrás de ella todo el tiempo y, sin embargo, jamás había salido con nadie. De vez en cuando le gustaba juguetear con las personas y coquetearles un poco, pero sin llegar a más. Esa era una de las cosas sobre Alexa que le hacían gracia a Samantha. De hecho, Samantha recordaba su mejor amiga todavía más coqueta durante el jardín de niños y sus primeros años en la primaria, donde la menor pasaba su tiempo enviándole besos a los chicos y, especialmente, a las chicas.
Era la mayor entre ambas, y más ruda que Samantha, incluso cuando ambas tenían esa faceta (que quizás no había aparecido desde que llegaran Abril y Rocio). Aunque ambas tenían una relación brusca, por sus maneras de ser, sabían que no podrían hacer nada sin la otra, porque prácticamente habían crecido juntas. Samantha dependía tanto de Alexa como Alexa dependía de ella.
Vio a Rocio tomar la mano de su amiga para luego llevarla a rastras a la tiendilla que estaba delante de ellas. Abril se quedó quieta delante del local, esperando que Rocio regresara para estar con ella.
—¿Quieres algo, Abril? —preguntó Samantha, con ambas manos en sus bolsillos.
—No tengo mucho dinero para gastar los próximos quince días, así que no. —contestó, encogiéndose de hombros.
No la veía.
—No pregunté si tenías dinero. —dijo, buscando ver a los ojos a la chica— Pregunté si querías algo, va por mi cuenta: tu regalo de bienvenida.
La chica sonrió y la observó por algunos segundos.
—¿Qué me recomiendas?
—Los panecillos de queso son mis favoritos, han sido mi desayuno durante mi estancia aquí. —sonrió— Vamos, te compraré uno.

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Scars || Rivari
FanfictionRivari || Dónde Samantha y Abril son (verdaderas) almas gemelas. Cuando era pequeña, la abuela de Samantha solía contarle su historia favorita: la de las almas gemelas. Hoy, Samantha no solo compartía habitación con Abril, sino también algunas cicat...