Capítulo 4

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El nombre completo de Abril resonaba en su mente, lo recordaba, pero simplemente no podía acordarse por qué era tan importante. Intentó no parecer muy obsesionada con el tema, así que por un momento lo dejó ir, buscando de nuevo entre las líneas aquel nombre: Abril Garza

''Es un nombre precioso.'' pensó. Finalmente, encontró el nombre de Abril en una de las pequeñas hojas. ''Mierda, Samantha, ¿por qué todo te parece tan especial con esta chica?''.

—Ahí está. —le sonrió.

—Gracias, Rivers. —contestó la otra, dedicándole una sonrisa.

Mientras Abril leía su horario, Samantha miró rápidamente la hoja en la que Abril tenía toda su atención. Al estar en una Universidad con pocos estudiantes, además de compartir habitación con Abril, tendrían al menos tres de sus seis clases juntas. No pudo ver mucho, sólo sabía que Abril y ella compartían clase de Solfeo, además de que, para la clase de Instrumento, la castaña había elegido la guitarra.

—¿Eres buena con la guitarra? —preguntó Samantha, pocos sabían el cariño que la rubia le tenía a su vieja guitarra acústica y lo buena que era con ella.

—No. Apenas y la he tocado... —contestó Abril apenada.

—Entonces, ¿por qué la elegiste?

—Bueno, de todas las opciones era la mejor para mí. Tú, ¿qué elegiste?

—Piano.

—¿Sabes tocarlo?

—Algo así, sé usar la guitarra y llevaba el piano al intermedio, así que decidí terminar con el piano.

Abril deseaba que Samantha no fuera su alma gemela para poder ayudarla a mejorar en el piano. Y sí, Abril sabía hacerlo. Cuando los padres de Abril escucharon su voz cantando por primera vez, la obligaron a ir a clases de canto para mejorar y claro, también le pidieron que escogiera un instrumento: la chica no dudó ni un segundo y se decidió por el piano, después de todo, su hermana ya le había enseñado algunas cosas. No tardó mucho tiempo en aprender: era una de las mejores alumnas que tenían.

—Tú tienes dedos de pianista. —mencionó Samantha, observando los largos dedos de Abril, la castaña se sonrojó por alguna razón.

—Lo soy. —dijo, escondiendo sus dedos discretamente.

—Ya que eres mi compañera de habitación, te aprovecharé al máximo. —dijo, sonriente— Es mi deber informarte que serás mi instructora en caso de que algo salga mal. Mi tutora.

Abril sonrió, bajando la mirada. Rocio y Alexa se acercaron a ver.

—¿Qué tal sus horarios? —preguntó Alexa, mientras acercaba a Rocio tomándola de la cintura.

—Los viernes no tengo clases. —dijo Samantha, sonriente.

—Te odio bastante. Pero supongo que algún día saldrás tarde, ¿no?

Samantha asintió.

—Los lunes. Llevaré Piano, Solfeo y Contrapunto los lunes.

—¿Ustedes no piensan hablar? —preguntó Alexa a su acompañante y a Abril.

—Tú sabes mi horario ya. —contestó Rocio.

—Cuéntamelo a mí. —pidió Abril.

—Tengo exactamente el mismo horario que Alexa, una materia por día. Instrumentos los viernes.

De no ser porque Abril había escogido como instrumento la guitarra, muy probablemente tendría todas sus clases junto a Rivera. Y para la mala suerte (o ¿buena suerte?) de Abril, fuera de la clase de instrumento, no había ninguna otra clase que no compartiera con la rubia. Ahora que sabía quién era su alma gemela, podría intentar hacer más amigos, así no tendría que ver todo el tiempo a Samantha. Gracias al cielo, no iba a necesitar esforzarse mucho, dado que Rocio y Alexa compartían algunas clases con ellas.

Scars || RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora