Capítulo 5

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Antes de que Samantha pudiera salir de la habitación, Rocio se apresuró a tomarla de la mano y estirarla dentro, la tiró sobre su cama y cerró la habitación con llave, lanzándolas lo más lejos posible.

–No vas a salir de aquí. –dijo firmemente. Alexa retrocedió al ver lo enojada que se encontraba su novia. Samantha sintió su sangre hervir.

–¿Cuál es tu problema? –preguntó Samantha casi gritando. Se levantó tan pronto pudo a confrontar a la castaña. Alexa se puso delante de Rocio al instante.

–¿Te relajas o me encargo yo de hacerlo? –dijo Jisoo, empujándola hacia atrás levemente– déjala hablar.

Samantha seguía de pie, apretando los puños esperando a que Rocio dijera algo. Rocio observó por unos segundos a Alexa con miedo y preocupación a la vez, al instante los borró y se puso derecha, quitó a Alexa de en medio y comenzó a hablar:

–Si te acercas ahora, ella se va a alejar, aunque tenga que perder su futuro si es necesario. Ari es muy decidida, y ella había decidido no encontrarte jamás. Tienes suerte de que de verdad estaban destinadas a verse, de otra manera, muy probablemente seguirías sin sentir nada. Ahora, ¿quieres a Ari, o no?

Samantha observó con algo de dolor a Rocio, ¿por qué Ari no quería conocerla? ¿era esa la razón por la que apenas podía verla? Finalmente se puso a pensar en lo que Rocio le había preguntado. Observó las fotos que Ari tenía en su escritorio, aquella gran sonrisa que había visto en el jardín de niños y el día anterior, ''Por esa sonrisa valdría la pena un millón de años en cárcel.'' Pensó. Decidida, contestó:

–Sí, la quiero.

x

Ari y Félix habían pasado demasiado tiempo hablando sobre el montón de libros que tenían apilados sobre la mesa. Ambos chicos habían conectado tan bien que no estaban siendo conscientes de la cantidad de tiempo que habían pasado en la biblioteca, hasta que un guardia tuvo que pedirles que salieran.

–Mierda... –habló Ari al ver la hora. Había acordado verse hace una hora y media con Rocio.

–¿Pasa algo, Ari? –preguntó el pelinegro.

–Le prometí a mi mejor amiga verla para salir hace media hora... –dijo, avergonzada. Desbloqueó su celular, viendo las doce llamadas perdidas de su celular y un mensaje: ''Intenté llamarte, pero jamás contestaste, ahora me siento algo mal y ya es tarde, quizá salgamos algún otro día.'' Félix le había ofrecido quedarse en su habitación, ya que estaba más cerca de la biblioteca, Ari accedió. Después de todo, si Rocio iba a estar enojada con ella, al menos tenía que valer la pena el día entero.

La habitación del chico estaba en el primer piso del edificio, justo al lado de la biblioteca, lo que hacía todo más fácil. Este edificio era para familiares de los empleados que se encontraban en la institución, había pequeños beneficios como que las habitaciones eran el doble de grandes y no tenían que compartir baño con la habitación de al lado. Aunque la habitación tenía dos camas, había una completamente vacía.

–¿No tienes compañero? –preguntó Ari.

–Aún no sé nada de ella. Mañana comienzan las clases y sólo sé que es una chica.

Le sorprendió que se tratara de una chica, la institución muy pocas veces permitía que un chico y una chica compartieran habitación. Lo que no sabían era que, de todas formas, al menos a la mitad de sus estudiantes les gustaban las personas de su mismo género.

Ari tocó las sábanas de la cama en la que dormiría, estaban tan frías como un hielo. Iba a extrañar un montón su edredón, sus miles de cojines y sus almohadas, pero si podía pasar una noche lejos de su dichosa alma gemela, lo haría.

Scars || RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora