Seducción letal.

Capítulo 13.

Por un momento Min Ho había creído que la presencia de Min Ki en su oficina se debía a que algo importante estaba pasando, pero mientras veía al adolescente removerse en su silla frente a su escritorio, como si la silla estuviera llena de alfileres que no le dejaba quedarse quieto, se dio cuenta que no era así, y que tal vez fue un error decidir atenderlo, sobre todo cuando lo vio más de dos veces colocar un mechón de cabello detrás de su oreja y mirarlo mientras pestañeaba; Choi empezaba a creer que el adolescente tenía algo en los ojos y que debería visitar a un oftalmólogo.

—Discúlpame si soy grosero, pero, ¿por qué estás aquí? —preguntó Min Ho.

Min Ki con su lengua delineó su labio superior, sintiéndose ridículo, porque sentía que todos esos consejos de seducción y videos que vio en internet, no servían para nada, ya que lo único que había logrado era que Choi pareciera querer deshacerse de él en menos de cinco minutos, lo que no lograba entender, porque estaba seguro de que hizo las cosas bien, sin embargo, este no había visto dos veces en su dirección, ¿cómo era que Taemin lograba tenerlo en la palma de su mano?

Cruzó una pierna sobre la otra mientras se inclinaba un poco más hacia el escritorio, pero no obtuvo ninguna reacción diferente por parte de Min Ho, ni siquiera porque estaba usando uno de esos shorts tan cortos que a Taemin en el pasado le gustaban usar y que, no sabía la razón por la que durante años mantuvo guardado en su armario, quizás porque necesitaba recordarse a su medio hermano y lo mucho que lo odiaba por destruir a su familia, pero que ese día decidió usar para visitar a Choi, creyendo que saltaría sobre él como lo hacía con su medio hermano.

—Quería hablar sobre Taemin.

Sus dedos comenzaron a acariciar su propia pierna en un intento por atraer la mirada de Min Ho sobre esta, mientras sentía su estómago apretarse y el deseo de irse incrementar, pero cada vez que pensaba en Taemin y lo importante que Choi parecía ser para él, lo hacía quedarse ahí. Realmente todo hubiera sido más fácil si Min Ho no estuviera jugando el papel de hombre correcto, ¿por qué nada era como en los videos que vio?

Min Ki había pensado en ir a la casa de Min Ho, quizás su plan resultaría mejor, pero si Taemin estaba alrededor, quedaría totalmente arruinado y no estaba dispuesto a eso, quería que su medio hermano sufriera al enterarse de que la persona que amaba lo había engañado. Había fantaseado varias veces con la reacción de Taemin al enterarse y deseaba tanto verla, que cada vez que pensó en retractarse, la idea de verlo sufrir le hizo continuar.

—¿Qué pasa con él?

—Mamá quería hacerle una fiesta de bienvenida.

En cuanto aquella mentira salió de sus labios, Min Ki se dio cuenta de que no había usado las palabras correctas, porque el ceño de Min Ho se frunció, ya que fue algo que le pareció extraño, porque Taemin ya había tenido una especie de bienvenida la noche que se quedaron a dormir en su casa, pero fue lo único que se le ocurrió cuando Choi parecía estar preparándose para pedirle que se fuera o para llamar a seguridad para que lo sacaran, ¿tal vez debió de seguir los consejos que obtuvo de internet y desnudarse y esperarlo sobre su escritorio o en cuanto lo vio entrar hincarse entre sus piernas y hacerle una mamada?

—Sé que si lo digo así, no tiene lógica —dijo Min Ki mientras se colocaba de pie.

Min Ho creía que nada de lo que el adolescente dijo e hizo tenía lógica, comenzando por el hecho de que estuviera en su oficina en lugar de estar hablando directamente con Taemin y su madre, si realmente existía la fiesta de la que hablaba.

—Pero Taemin no ha ido a la casa después de la cena en la que usted estuvo presente.

Algo de lo que Min Ki se sentía feliz, pero no se lo diría a Min Ho, cuando eso solo arruinaría su plan. Se sentó en el borde del escritorio, en un intento de atraer un poco más la mirada del empresario sobre él, sin embargo, no consiguió ni siquiera un vistazo, como si Choi estuviera hecho de acero y él no fuera nada atractivo. El adolescente empezaba a sentirse ofendido ante el evidente rechazo, porque no creía que ese hombre pudiera preferir a Taemin por sobre él.

—Y no tenemos un medio para contactarlo.

La respiración de Min Ki se estaba volviendo un poco más pesada mientras decidía qué hacer. ¿Min Ho no era tan correcto como quería aparentar en ese momento, verdad? Sino, ¿por qué había salido años atrás con Taemin? Aunque conociendo a su medio hermano no dudaba que encontró la manera de envolverlo en sus redes como lo hizo con su papá.

—Puedo ayudarte con un número de contacto —dijo Min Ho casi con un suspiro.

Lo que dijo parecía no tener lógica, pero al mismo tiempo lo tenía para Min Ho, porque sabía lo poco que Taemin quería estar cerca de su familia y luego de la cena familiar que tuvieron en la casa de Na Ra, creía comprender un poco, no obstante, tampoco podía señalarlos con el dedo cuando en su familia hicieron casi lo mismo, echarle la culpa a Lee y fingir que nada había pasado mientras seguían con sus vidas.

—Señor Choi, ¿Taemin vive con usted?

Min Ki colocó una mano delante de Min Ho e inclinó su cuerpo hacia él, como si quisiera ver su rostro mientras su cuerpo quedó casi acostado sobre el escritorio. El adolescente sentía como si su corazón fuera a salirse cuando se encontró con los ojos de Min Ho, mientras seguía repitiéndose que debía acercarse y besar sus labios. Quizás ese era el primer paso para atrapar a Choi. Si Taemin había podido, él también lo podría.

—No.

Min Ho extendió la mano para tomar un bloc de notas y escribir la información de Taemin, incluso pensó en decirle a Jin Ki que se encargara de conseguirle una cita al adolescente y su hermano, sin embargo, los dedos de Min Ki acariciando su mano en la que sostuvo el bolígrafo le reveló que sus sospechas sobre la presencia del joven no estaban equivocadas y no había ido precisamente a buscar a Taemin.

Antes de que Min Ho pudiera apartarse o decir algo, la puerta de la oficina se abrió sin antes ser golpeada, dejando ver la delgada figura de Taemin, que llevaba una sonrisa en su rostro y dos cafés en una mano. Una sonrisa que se borró lentamente cuando sus ojos se posaron en su hermano. Todo fue tan rápido que a Choi no le dio tiempo de reaccionar antes de que Min Ki se hubiera inclinado y lo besó.