Prólogo.

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Hola.

Éste fic es la continuación de "Encanto letal", espero que les guste.

Sé que había dicho que no iba a empezar a publicar sino hasta que I'm home de Min Ho llegue a los dos millones, pero he decidido publicar ahora, y actualizar cada cien mil reproducciones.

No digo nada más, sólo que espero que disfruten.

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Caricias, beso, gemidos, el sudor brillando en sus cuerpos que se unían en una danza lujuriosa que lo hacía desear más, siempre quería más, ansioso porque eso no terminara.

Su mano se enredó en el cabello húmedo de su amante y lo atrajo a sus labios, ahogando sus gemidos en ese beso, y una de sus piernas se enredó en su cintura y su mano se posó en los glúteos de su amante, atrayéndolo hacia él, sintiendo como tocaba aquel punto que lo hizo estremecerse.

—Taemin —su nombre fue un jadeo —te amo.

—También te amo, Min Ho.

Taemin arqueó su espalda cuando sintió como su amante terminaba en su interior, y una mano alrededor de su erección, haciendo que en cuestión de segundos alcanzara su propio orgasmo, un momento que no duró mucho, no cuando sus ojos se abrieron y todo aquello había desaparecido, dejando sólo su respiración agitada y dolorosa erección en sus pantalones.

Respiró profundo cuando se dio cuenta que sólo se trataba de un sueño, o un recuerdo que en el último tiempo había estado llegando muy seguido, con la diferencia que él ya no lucía como un joven de quince años, sino que su cuerpo había crecido un par de centímetros más, y sus músculos se definieron, no era tan delgado, ni tampoco corpulento, sólo había dejado de ser un adolescente.

Se levantó de la cama y se dirigió al balcón, esperando que el aire frío de la noche le ayudara con su erección, porque ni siquiera deseaba tocarse a sí mismo, ya que sabía que no conseguiría placer, era como si sus manos no pudieran darle lo que buscaba, ni nadie; últimamente estaba pasando eso, quizás se debía porque vio a Min Ho hace poco, aunque éste no notó su presencia.

Apoyó sus antebrazos en la barandilla, y suspiró, mirando hacia el amplio jardín. Todo era perfecto ahora, tenía lo que quería, pero en el último tiempo sentía que no era suficiente, que necesitaba más, pero él mismo estaba negándose a aceptarlo, a saber qué era eso que tanto deseaba.

Llevó su mano hasta el collar que colgaba de su cuello desde que cumplió dieciséis años, acariciándolo lentamente, mientras intentaba apartar cada pensamiento que podía llegar a su cabeza, y sintiendo como empezaba a relajarse, porque había descubierto hace poco que hacer eso, lo tranquilizaba.

Aunque se había convencido durante muchos años que el pasado estaba olvidado, sabía que no era tan fácil, sólo tuvo que ver a Min Ho una vez más para recordarlo, y aunque una parte de él lo quería olvidar, otra seguía aferrada a todo eso, como si todos no lo hubieran rechazado la última vez que los vio.

Aunque no lo reconocía, estaba asustado de sus propios sentimientos y acciones, porque el día que vio a Min Ho, hasta lo siguió al hotel en el que éste se hospedaba, pensando la sorpresa que habría en su rostro cuando abriera la puerta y lo viera, sin embargo no lo hizo, recordándose que era el pasado, que no pisaría una vez más sobre él, pero en el último tiempo lo deseaba, quería volver.

Había estado pensándolo tanto, y tal vez ese vacío que ahora sentía, podría llenarse, quizás debía volver, estar frente a Min Ho y aceptar su amor, ya que creía que éste todavía existía, y si no era así, se lo recordaría, haría que lo amara una vez más, porque él era Lee Taemin, y conseguía lo que quería.

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¿Qué les ha parecido?

Seducción letal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora