Capítulo 6 | ¡Vivan los novios!

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Capítulo 6
¡Vivan los novios!

Verónica

Llevo el teléfono a mi oreja nuevamente mientras me deleito con mi alrededor. Esta cafetería es una belleza: llena de plantas, flores, ruralidad, libélulas... Podría decir que es mi favorita, ya que vengo cuando no quiero que nadie sepa donde estoy. Es mi sitio secreto, el cuál pocas personas saben que existe.

Finnick me manda otra vez al buzón de voz y yo suspiro, dejando mi teléfono sobre la mesa para darle un sorbo a mí café. No he sabido nada de él últimamente.

Ya no hay heridas en mi muñeca, y después de meditarlo por mucho tiempo me di cuenta de que algo verdaderamente grave debió de haber pasado para que entrara en ese estado. Me preocupa que tenga que ver con el mundo el que está metido por culpa de su familia, y aunque no tengo intenciones de hacerle preguntas al respecto, solo quiero hacerle saber que todo está bien entre nosotros... a pesar de haberme lastimado.

No estoy molesta, ya que sé que no quiso hacerlo. También sé que me ignora porque la culpa lo debe estar carcomiendo, entonces con esta última llamada decido dejar que se me acerque otra vez cuando lo considere correcto.

Mientras tanto, empezaré con mi investigación.

––Buenos días ––me saluda un hombre llegando frente a mí y alzo mis ojos para detallarlo. Es joven, castaño y luce exactamente como en su foto de perfil––. ¿Es usted Verónica Allen?

––La misma ––me pongo de pie para recibirlo––. ¿Tú eres Carlos?

––El mismo ––me tiende su mano con una sonrisa y se la recibo dándole una ligera sacudida––. Trabajo con William desde hace años, señorita Allen, y soy un fiel fan de su trabajo como piloto. Es un placer finalmente conocerla.

––El placeres mío ––le sonrío devuelta––. Y, por favor, dime Verónica. No hay necesidad de ser tan formales ––lo invito a sentarse con un gesto, y él arrastra la silla del frente para dar inicio a esta pequeña reunión de negocios.

Las claras señales de desconfianza que me ha dado Nicholas me llevaron hasta este punto.

No sé que estoy buscando, ni si estoy buscando algo en específico. Solo quisiera saber el por qué de tantos comportamientos extraños. Tal vez es una tontería y yo le estoy buscando la quinta pata al gato, ¿pero quién sabe? necesito sacarme la angustia de encima, y bien se dice que el que busca encuentra, entonces yo quiero encontrar algo que le de paz a mi perturbada cabeza.

––De acuerdo, Verónica ––me sonríe, aclarando su garganta antes de empezar a hablar––. ¿Qué necesitas?

––Primero me gustaría saber cómo trabajas ––cruzo mis piernas y coloco mis lentes de sol por encima de mi cabeza––. Y cuanto cobras, claro. Mi presupuesto es limitado.

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