Capítulo 20 | Violencia

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Capítulo 20
Violencia

Verónica

Nicholas me deja en mi edificio y subo a mi departamento, sintiendo un sabor agridulce inundar mi boca. No sé cono sentirme entre todo lo que descubrí hoy y todo lo que sucedió ayer, ya que fue demasiado bonito como para no sonreír cada vez que lo recuerdo... pero después de la llamada de Carlos se tornó demasiado bizarro como para ignorarlo.

Miro mi teléfono y suspiro, no sintiéndome orgullosa de lo que hice, pero si de lo que conseguí, y es que finalmente ya tengo lo que quería. Tengo las pruebas irrefutables que son capaces de destruir el matrimonio de mi hermana: tengo la confesión de Nicholas grabada.

No puedo negar que una parte de mí se siente mal por haberse aprovechado del momento de intimidad para hacerlo hablar, pero tenía que intentarlo. Si no funcionaba, seguía con la investigación, pero ahora que lo tengo... ¿qué se supone que deba hacer?

¿Lo delato? ¿me lo guardo? ¿se lo envío a Vanessa? ¿a su familia, a la mía? ¿a quién? ¿ahora qué hago con esto que tengo ahora que tengo claro todo lo que podría destruir mostrándolo?

Por alguna razón, aún teniendo la verdad en mis manos, todo esto se siente hueco, y no por nada en específico: simplemente siento que algo me falta. Las piezas no me están encajando bien y de solo pensarlo siento como me arde la cabeza, pero es probable que solo sea yo buscando excusas para no delatarlo, a pesar de que es lo que he querido desde que nos encontramos en la cocina de Maple Valley e intentó mentirme descaradamente en la cara.

Voy a mi cuarto para pensar con claridad, a pesar de que tengo un revoltijo de sentimientos y pensamientos. Ahora que tengo lo que quería, puedo delatarlo y alejarlo de una vez por todas mi vida... pero yo ya no quiero hacerlo, y ese es el maldito problema. Que un poco de atención de su parte fue suficiente para que en vez de quererlo lejos, empezara a disfrutar de su cercanía hasta que se canse de mí, o de Vanessa.

Pero no puedo permitirme estar sentimental por sexo y dos palabras bonitas. Tenía un objetivo claro desde el principio y debo cumplirlo. No llegué tan lejos para dejarme llevar por mis sentimientos amargos. Lo único que su presencia está haciendo en mi vida es arruinar a mi familia, por culpa de ambos, claro, pero si él no hubiera aparecido en primer lugar, nada de esto estuviera pasando. Vanessa no estuviera perdidamente enamorada de él, y yo no hubiera destruido nuestra relación para siempre, a pesar de que ella no tenga ni idea de eso.

«Tengo que hacerlo». Ya tengo la bomba. Solo me falta quitarle el seguro.

Mi teléfono suena en el bolsillo de la camisa y lo saco, notando como el nombre de Carlos aparece en la pantalla.

—Hola, justo iba a llamarte —le digo cuando atiendo, encaminándome a mi habitación con mi gato detrás—. Tú y yo sabemos que ayer estaba en casa de Nicholas, entonces aproveché para preguntarle directamente sobre todo y...

—Susan está muerta —la noticia que me lanza deja mi mano a medio camino del pomo de mi puerta.

—¿Qué? —entro rápidamente a mi cuarto, sin poder creerlo—. ¿Como que muerta?

—Salió en las noticias a primera hora esta mañana —se escucha más serio que de costumbre, cosa que verdaderamente me preocupa—. Ni 24 horas pasaron desde que hicimos esas preguntas... y apareció muerta.

—De-debe ser casualidad —tartamudeo, tratando de encontrarle lógica, pero no encuentro nada que tenga sentido. ¿Quién haría eso? ¿Los miembros de la mafia de los que hablaba?

—¿Casualidad? ¿cómo esto podría ser casualidad? —cuestiona con voz tosca. No suena tranquilo—. Nos estamos metiendo en mierda peligrosa, Verónica. Estos tipos no pintan esconder nada bueno...

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