Capítulo 11 | Términos y condiciones

45 15 2
                                    




Capítulo 11
Términos y Condiciones

Verónica

—¡Londres! —chilla Nora con emoción—. ¡Soy una perra envidiosa ahora mismo!

—¡Eso es maravilloso, Ness! —exclama Michelle, genuinamente feliz—. Vas a tener tu vestido soñado, y van a casarse en tu capilla soñada. Literalmente vas a tener tu boda perfecta.

—¡Lo sé! —da saltos a su alrededor como una adolescente que tuvo una buena primera vez, y yo trato de sonreír, aunque la noticia no me emociona en lo mas mínimo. De hecho, mi vida era incluso mejor antes de saber eso. Ahora por su culpa tengo dolor de cabeza y ganas de vomitar.

A medida que pasan los días todo este tema de la boda se va haciendo progresivamente más real, y no puedo expresar con palabras lo mucho que eso me desagrada. Primero, porque mi hermana va a casarse con un mentiroso infiel. Segundo, porque yo me cogí a ese mentiroso infiel. Y tercero, porque esconde demasiadas cosas que no me dan buena espina, y hasta que yo no sepa que tanto evita que sepa y juzgue si es o no peligroso, la idea de que se casen me perturba todas las noches.

No recuerdo la última vez que dormí bien, pero se siente como si hubiera sido hace años. He estado tan dispersa que incluso he olvidado tomar los vitamínicos que tengo asignados como atleta, me salto comidas y cada vez bebo menos agua. La situación me está afectando de una forma absurda, ya que no tengo necesidad de estarme desgastando por una maldita boda, pero tampoco puedo evitarlo. O no quiero, no lo sé. Tengo la teoría de que me estoy volviendo loca.

—No quiero arruinar el momento —hablo, tragándome la rabia que me carcome—. ¿Pero no es muy costosa una boda en Londres...?
—Nic dijo que él iba a hacerse cargo de los gastos pesados —sonríe, y veo la arrogancia detrás de sus ojos verdes. Le encanta ser el centro de atención—. Sus palabras fueron y cito textualmente: "Si es lo que quieres, nada es demasiado costoso."

—Ventajas de tener un prometido asquerosamente rico —Nora suspira, viendo el techo con ilusión—. ¿Cuál de sus hermanos está más soltero?

—Ninguno —ríe mi hermana––. Ethan está casado, el más pequeño tiene novia y Nicholas, por supuesto, es el mío.

––Te sacaste la lotería con ese ––la morena chasquea su lengua––. Voy a empezar a coger con gente que no conozco para ver si me consigo uno igual.

—¿Cuando se van? —interviene Michelle, curiosa. Me cruzo de brazos y me apoyo contra el espaldar de su cama, apretando los dientes. Por alguna razón estoy celosa, aunque ciertamente no debería. Me revolqué con él estando muy consciente de quién era, y sabiendo que por un polvo no va a dejar a su prometida, mucho menos por mí.

Aunque tampoco es como si quisiera que lo hiciera. Eso sería ridículo.

—Mañana —sonríe en grande—. Debo empezar a hacer mi maleta, ¡entonces ayúdenme! Que debo elegir los outfits más londinenses que podamos armar ––se cuelga una bufanda en el cuello––. Debo empezar a verme como una digna mujer Heisenberg.

—¿Nicholas va contigo? —inquiero.

—No —suspira, yendo a su closet para empezar a sacar ropa con Nora detrás—. Dijo que tenía que trabajar. No puede irse ahora, mucho menos cuando está empezando con los patrocinios en Ride.

—¿Cuando te dan el contrato oficial? —me pregunta Mich, volteando a verme. Tuerzo mis labios.

—La semana pasada me dijeron que iban a dármelo esta semana... y sigo esperando.

—No me tomes por envidiosa, pero de todo corazón espero que se arrepientan y hagan otra vez las entrevistas —Nora suspira—. ¡Se molestaron porque dije que era tu mejor amiga! —le habla a Vanessa—. Pensaron que estaba tratando de sobornarlos o algo. Qué ridiculez.

Condena © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora