· ─ ❨ 𝗵𝗼𝘄 𝗺𝗮𝗻𝘆 𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴𝘀 ❩
y siendo que caigo más
abajo en tus prioridades
Raiden Ogawa siempre fue un niño callado y reservado ante todos, o al menos eso intentó hasta que su extrovertido vecino Shōyō Hinata parecía...
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Raiden aún no lo cree. Su mejor y único amigo, Shōyō, le ha confesado estar enamorado de él desde hace mucho.
Y eso Raiden no lo puede asimilar.
¿Cómo le explica que no gusta de los hombres? ¿Cómo le explica a su amigo que no está interesado? ¿O que ahora no quiere saber más de él? Raiden en verdad no quiere dejar de hablarle a su mejor amigo, la persona por la cual sigue de pie y no se ha rendido nunca, quien lo ha apoyado en cada momento de su vida inconscientemente… La lista nunca acabaría.
Como había dicho él mismo, había sentido que Shōyō traicionó su confianza de alguna manera. Raiden le había abierto las puertas de su casa, de su vida y de su persona, y a cambio él se había enamorado. Sólo le había proporcionado una amistad y tal parece que no estaban en la misma sintonía. No sabe cómo sentirse, pero de una cosa está segura y es que le dejara de hablar.
Por más doloroso que eso fuera.
Ese día abandonó la preparatoria sin dar explicación alguna a Shōyō, y solo avisó que se sentía mal. Pero, él sabía que Shōyō no era tonto y que no había que ser muy inteligente para conocer la verdadera razón por la cual lo esquivó en ese momento y lo siguió haciendo por el resto de la semana sin ir a clases. De todas maneras, el curso ya había terminado y sólo estaban yendo por cumplir aunque no significara nada.
Lunes, martes, miércoles, jueves y viernes Raiden estuvo ignorando a Shōyō. Ni siquiera le abría la puerta de su casa para intentar dejarlo hablar. Mentiría si dijera que su corazón no se rompía en mil pedazos al oír lo desesperado que estaba él del otro lado, rogándole que por favor hablarán, ya ni siquiera diciéndole que intentaría conquistarlo o algo similar.
En ese momento de desesperación Shōyō solo quería a su mejor amigo, aunque sabía perfectamente que eso ya no volvería a suceder. Y todo había sido su culpa por haberse enamorado.
Raiden decide enviarlo al fondo de sus prioridades, ya que no faltaba tanto para iniciar sus clases en la universidad y debía aprovechar las vacaciones arduamente si quería tener buenas calificaciones. Además, estaba pensando en realizar un libro y no era tarea sencilla. Tal vez hubiera podido dejar hablar a Shōyō, pero decidió que tenía cosas más importantes que eso y mintiéndose a sí mismo no respondió a sus llamados.
Todos los días sin falta Shōyō estaba fuera de su puerta, pero Raiden nunca salió. Incluso sus padres ya se habían preocupado por la situación y él les mintió diciendo que se pelearon para que no insistieran, así que trató de mantener su papel para hacerlo creíble. Aunque claro, una mentira no puede sostenerse siempre.
