PRÓLOGO

2.8K 150 13
                                    


—¿Casarme? Un esposo e hijos solo me retrasarían—.

Esas fueron las palabras que Utahime dijo aquella mañana. No es que despreciará la idea de tener una familia, solo que nunca se sabría cuando viviría, puede que algún día ella muera y deje a un hombre viudo y a un hijo huérfano.

Además a ella no le gustaba las ideas de varios clanes de dar seguido a varios hijos con técnicas fuertes.

Su único objetivo era volverse una chamán de primer grado, para ello no solo necesitaba volverse fuerte, sino que tendría que obtener dinero e influencias, junto a la recomendación de dos chamanes de primer grado.

¿Cómo lograrlo? El paso más sencillo sería el sobornó, pero estaban hablando de hechiceros que ganaban hasta veinte veces más que ella. A parte de los de grado especial, ellos eran los que más dinero obtenían por maldiciones de primer nivel.

Además la una hechicera de primer grado que se dignaba a entablar una conversación con una chamán que acaba de salir de la escuela técnica era Mei Mei.

Una de las hechiceras más talentosas y cotizadas, pero también una de las más caras. Para convencerla ella dijo que debía tener alrededor de diez millones de yenes , entonces si quería obtener mas dinero debía hacer más misiones.

Era un ciclo vicioso de más misiones y dinero para obtener un mayor rango, debido a esto, ¿Cómo ella tendría tiempo de conocer hombres y casarse?.

Esos eran sus pensamientos.

— Bua...Wha...¡WAAAH!—.

Aquel llanto que le provocaba dolores de cabeza eran el de su pequeño hijo recién nacido.

— Mamá, ¿Porque está llorando?— un pequeño niño se aferró a ella, a lo mucho tendría tres o cuatro años de edad.

Este era su hijo mayor, que miraba a su pequeño hermano con curiosidad.

— ¡Papá! Empezó a llegar otra vez—.

Esa era la voz del segundo hijo, idéntico al primero ya que eran gemelos que solo tenían una diferencia de minutos.

— ¿Oh? ¿quizás tenga hambre?—

Un hombre alto y fornido se acercó, en sus brazos cargaba a una pequeña niña en sus brazos, mientras miraba al bebé.

Ese era su marido y su pequeña hija

Ella mientras tanto tenía que mover sus brazos para intentar calmar a la criatura envuelta en pañales y mantas.

Quizás los primeros acontecimientos desde que abrió sus ojos no fueron tan traumáticos, como la noticia con el hombre con el cual se había casado.

Satoru Gojo.

¿Cómo es que ella había terminado casada con el peor de todos los hombres? Es que acaso su versión adulta estaba ciega.

Te esperaré, Nos esperaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora