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Utahime caminaba por los pasillos de la escuela, a su lado estaba su esposo, con quién actualmente llevaba tres años de casada.
— Esto ya parece una rutina— comentó molesta mientras observaba a las distintas chicas susurrando y con las mejillas rojas a su pasó, había desde estudiantes, profesoras, otras hechiceras e incluso mujeres mayores y casadas.
Todas miraban a su esposo, que era el centro de atención, como siempre. Algunas fueron más valientes y lanzaron miradas coquetas y sonrisas seductoras dirigidas hacia él, mientras que Utahime era el objeto de sus celos y frustración.
Muchas personas estaban insatisfechas con su matrimonio, criticando a Utahime por ser una mujerzuela que sedujo al jefe del clan Gojo.
Por una parte entendía sus celos, después de todo Satoru era un hombre joven, guapo, jefe de un clan, el chamán más poderoso de todos, carismática y millonario. Parecía ser el combo perfecto, quizás lo fuera para Utahime sino fuera alguien narcisista, egocéntrico y pervertido.
Pero lo que ella detestaba mas que todo era su aptitud relajada, no solo tenía que aguantar que el se la pasará bostezando en las reuniones sino que mientras ella luchaba con los constantes celos de esas mujeres el permanecía despreocupado.
No es que fuera insegura, o mejor dicho no quería serlo, pero varias dudas surgían en su mente cuando veía a un belleza rubia de pelos grandes y caderas enormes intentar aferrarse a su marido incluso cuando ella estaba en frente.
Cerró los puños con fuerza, tratando de contener la marejada de emociones que amenazaba con desbordarse. Pero verlos tan natural entre las mujeres, como si fuera lo más normal del mundo, le carcomía el alma. Suspiro profundamente, intentado mantener la compostura.
También sabía que querían que ella se volviera loca de celos, tanto esas mujeres como Gojo. Algo repulsivo que tú pareja considere excitante verte celosa.
Una escena paso por su mente, hacia ya un año, cuando una misteriosa caja apareció frente a su casa.
El remitente era "Para mí querido Gojo-sama", con solo ver esa frase Utahime casi destroza la caja, pero cuando la abrió quedó petrificada al descubrir la rola interior sexy cuidadosamente doblada dentro, su corazon la tia con furia mientras su mente intentaba procesar las fotos e imágenes de una mujer que se masturbaba con aquella ropa interior.
La rabia burbujeaba dentro de ellas una mezcla de incredulidad y disgusto, se preguntó si Gojo tenia algo que ver con esto, si había alentado a sus admiradoras a cruzar límites tan flagrantes.
