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"Momentos en Familia"

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Utahime siempre había odiado las cosas ruidosas y molestas, nunca soporto el televisor a un volumen alto ni el desorden.

Sin embargo esto se había vuelto una costumbre.

Al despertarse estaba a su lado la imagen de un hombre parecido a un dios griego, al cual amaba Pero también quería golpear.

También estaba el ruido de dos tornados que les encantaba dejar sus juguetes en el suelo. No era le primera vez que Utahime chillaba de dolor al pisar uno de sus autos de juguete o que se encontraba con un desorden en la sala.

Su hija era adorable pero un desastre al comer, siempre que terminaba, habia que limpiar su ropa, silla y el suelo.

El bebé podría ser el más tranquilo pero eso no evitaba que se evitará su periodo de llantos y berrinches.

El ser profesora de unos estudiantes tampoco fue tranquilo, especialmente con chicos que se la pasaban peleando o discutiendo.

Todo esto estaba lejos del estereotipo de vida que se había planteado Utahime.

Casada con su peor enemigo, teniendo cuatro hijos y ser profesora. Su imagen del futuro era ser una respetada hechicera de rango superior, ella era respetada, pero no podía estar al 100% en las misiones o cumplir tantas como otros hechiceros debido a su trabajó como profesora y madre.

Pero en la ajetreada vida de Utahime había otro problema.

Uno que ella nunca había esperado.

— ¿Cómo han estado tus hijos? Escuché que hace poco fue el cumpleaños de tu hija—.

Era el director Gakuganji, una figura respetada entre los hechiceros y odiada especialmente por Gojo.

No es que ella fuera ajena a los poco sutiles roces entre el clan Gojo y los superiores, también sabia que hubo un intento de asesinato por su parte hacía Yuji. Ella lo considero poco ético y fuera de la moral de un hechicero, es cierto que Yuji podía ser peligroso, pero era un adolescente amable y tranquilo.

— Han estado bien, son unos chicos muy enérgicos y alegres— eran copias idénticas de Satoru, fue un poco injusto que pasaran nueves meses dentro de ella y al final se parecieran a su papá, solo su hijo menor había heredado algunos rasgos de ella.

— Los niños crecen de un momento a otro, es natural que sean algo inquietos, lo importante es aprender a controlar su temperamento— podía ser un comentario tranquilo pero Utahime noto cierto doble sentido a su frase.

¿Estaba diciendo que no los sabía cuidar? ¿O que como eran hijos de Satoru tendrían problemas de comportamiento? Quizás no podría negar que el hombre con quién se casó fuera alguien ejemplar. Pero ¿Que madre estaría feliz al escuchar a alguien criticar a sus hijos? Sino fuera por sus enseñanzas ya le habría gritado.

Te esperaré, Nos esperaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora