Capitulo 10: No Surprises

239 38 7
                                    

El guardia tomaba con fuerza los hombros del oficial, buscando limitar sus movimientos, los cuales a este punto eran más tranquilos a comparación de hace unos segundos.
Una vez estuvieron afuera del lugar, le soltó, haciendo que el hombre diera un suspiró, acomodando sus vestimentas.

-¿Se puede saber que es lo que hacía?- hablo enojado.

Su complexión le hacía parecer un enorme oso, logrando intimidar a cualquiera que estuviera enfrente suyo. Pero ese no era el caso del oficial, a pesar de ser un poco más pequeño que aquel sujeto, no bajaría la cabeza tan fácil.

-No es algo que sea de su interés.

Aquel robusto hombre frunció más su ceño, sujetó con brusquedad el hombro del cansado oficial, ganándose una mirada molesta de este.

-No quieras pasarte de listo conmigo niño bonito, se muy bien que eres muy cercano con ese fenómeno, tu actitud nerviosa de hace rato te delata.

Era cierto que su actitud hace unos segundos era fuera de lo común, pero era algo que llegaba a experimentar casi a diario, solo que a diferencia de las anteriores veces, la intensidad había aumentado en desde aquella noche.

Apartó la mano de aquel gigante de él.

-Tu eres un simple guardia, y yo soy un oficial- metió su mano en uno de los bolsillos de su pantalón, sacando así un envase de pastillas -Por eso, no deberías meterte en los asuntos de tus superiores- tomo una de las cápsulas y se la metió a la boca.

El hombre calvo no pudo evitar hervir de ira por aquel comentario, quería responderle, pero antes de que pudiera hacerlo, el oficial se dió la media vuelta, dispuesto ha abandonar el lugar.

Llegó a su automóvil, se adentró en el, pero antes de arrancarlo volvió a sacar su envase de píldoras, para así tomar un par de cápsulas más, sentía su cuerpo temblar nuevamente, su ansiedad iba a aumentó con cada día ¿Que se supone que debía hacer? Antes era tolerable, pero esto combinado con todo el estrés no le estaba haciendo bien a su salud mental, estaba por los suelos, no lograba comprender como es que no había colapsado aún.
Sujeto el volante, apretó con fuerza el cuero que lo recubría, su pierna comenzó a hacer aquel típico movimiento una vez más, apretó sus dientes, sus ojos comenzaron a humedecerse ¿Cuánto tiempo tendría que soportar esto? Solo quería un día en paz, no se refería a unas vacaciones, si no que todo aquello que se encontraba en su cabeza se desvaneciera por tan solo un día, solo uno.

Soltó un gritó de dolor, acompañado con un par de golpes contra el volante y unas cuantas lágrimas, tratando de sacar todo la frustración de su interior, todo era un maldito caos, estaba hecho un desastre, si tan solo pudiera ponerle fin a todo.
Giró su cabeza, mirando el asiento del copiloto, dónde se encontraba tanto su placa como su arma, se quedó observando por un par de segundos ambos objetos, hasta que la radio de su vehículo emitió ruido.

-Aqui patrulla 20, se solicita refuerzos, tenemos un 8-01.

Este era el tercero en la semana, tenía ganas de tan solo ignorar la llamada y quedarse ahí sin hacer nada, pero lamentablemente cambiaría de opinión.

-Necesitamos al Oficial Charlie ahora mismo aquí.

Si tanto lo necesitaban, debía ser algo realmente grave, y por ende no tenía que ignorarlo.
Limpió sus lágrimas con la palma de su mano, encendió su auto, y con rapidez se dirigió hacia el lugar donde le necesitaban, tratando nuevamente que todo esos pensamientos de su mente se esfumaran.

***

Una vez en el lugar, pudo ver cómo múltiples patrullas y ambulancias estaban en el lugar, el cual era un pequeño edificio abandonado, capaz lo que había sucedido era que habían encontrado a un par de vagabundos muertos, lo cual era tristemente muy común.
Tomo su arma, y placa para después salir de su vehículo, dirigiéndose hacia la entrada del sitio.
Se encontró con unos cuantos paramédicos en la entrada, los cuales esperaban órdenes para actuar, unos cuantos policías hablaban con quiénes al parecer eran vecinos para así conseguir información.

-Oficial- esa voz, era el mismo de la radio, venía a paso rápido hacia Charlie -Tiene que ver esto.

Se adentraron en el lugar, subieron unas cuantas escaleras, hasta que llegaron al piso número dos, dónde se topo con una puerta con la típica cinta amarilla, dando a entender que era una zona restringida, alzo aquella cinta para así pasar abajo de ella y ver el interior de aquel "departamento", vaya que era peor de lo que esperaba.

Había un cuerpo clavado en la pared, sus brazos estaban extendidos, pero eso no era lo peor, parecía que aquel pobre sujeto le habían desgarrado el estómago, dejando sus entrañas expuestas.

Cubrió su boca con una de sus manos, el olor era horrible, todo el sitio apestaba a sangre, era simplemente asqueroso.
Una de las criminalísticas que se encontraba en el lugar, se acercó al recién llegado, dándole un par de datos que habían descubierto en este tiempo.

-Su nombre era Jason Morrison, lo encontramos alrededor de las 18:34 horas, pero murió alrededor de las 18:06 horas- le entrego una tableta, dónde venía un documento con los datos personales de la víctima.

Comenzó a leer detenidamente, su edad, familia, pero hubo un dato que hizo que su estómago se retorciera.

-Agente... Especial del FBI- murmuró, no quería creer lo que sus ojos estaban leyendo, no sabía si podría soportar otro caso de este estilo, ya había pasado una vez, no quería pasar por lo mismo.

Le entregó el dispositivo a la mujer, comenzó a caminar hacia aquel cadáver.

-¿Ya informaron al FBI de esto?- estaba a centímetros de aquel cuerpo, de hecho pudo escuchar como un moscas volaban cerca del estómago expuesto.

-No, de hecho queríamos que lo viera usted primero antes de dar la orden- estaba un tanto sorprendida por el temple que tenía aquel oficial al aguantar tal olor con simplemente su mano, miro aquel repugnante cuerpo -Mis compañeros y yo creemos que pudo ser un excluido, en específico un licántropo, por los cortes tan profundos que tiene- señaló con su dedo.

-No creo que haya sido un licántropo- hablo con un tono serio, entre cerro sus ojos, trataba ver algo, para ser más precisos, algo oculto entre aquellos intestinos.

Había algo ahí, lo sabía muy bien, y si no había nada, aunque sea se quitaría esa duda.

Estiró una de sus manos hacia la mujer.

-Dame unos guantes.

Sin dudarlo, la criminologa saco un par de guantes de plástico de su uniforme, dandoselos.
Charlie rápidamente los tomo, y se los colocó, miró un par de segundos, tomó aire para de seguido meter sus manos adentro del cadáver.
Unos cuantos policías no pudieron evitar sentir arcadas al verlo rebuscar entre aquellas entrañas acompañado con el ruido viscoso.
La criminologa no entendía lo que hacía, pero lo dejo hacer lo que estaba haciendo, después de todo era su superior.

Después de meter ambas manos en su totalidad adentro de aquel cóctel de órganos y estar tanteando por todos lados pudo sentir algo de diferente textura, así que lo tomo en sus manos, y lo saco con cuidado, para no dañarlo.
Al sacarlo no supo cómo reaccionar, solo se le quedó mirando, estaba sin habla, parecía ido.

El policía y la criminologa se acercaron para ver lo que tenía en manos, mientras la otra se quedó estupefacta, el otro pudo notarse asustado.

-¿Una carta?

No tan solo era eso.

El oficial trato de quitar las manchas de sangre, lo cual era inútil claro, pero pudo notar algo que resaltaba entre todo ese color carmesí, un selló.

Un sello con la letra M.

Breath - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora