Capitulo 2: Call It Fate, Call It Karma

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Los días en el hospital fueron demasiado solitarios, y deprimentes, no le era permitido tener visitas, haciendo que aquella habitación estuviera siempre en silencio, el cual desaparecían por aquellos ruidos del monitor a su costado. Las únicas veces en las que alguien más entraba a su habitación era cuando las enfermeras iban a entregarle comida, checar su estado y de envés en cuando cambiar sus vendajes, ese era el único contacto humano que tenía adentro de aquella habitación, que a pesar de no estar en una celda está se sentía como una.

Habían pasado cuatro días desde que había despertado, y el ambiente no mejoraba nada, todos los días eran lo mismo, chequeos, comer, cambio de vendas y dormir, para a la mañana siguiente repetir esa tediosa rutina. Aunque hubo algo que hizo que esa rutina cambiará aunque sea un poco.
Charlie a pesar de todo, había hecho todo lo posible para conseguirle un abogado, estaba enojado con ella, pero si en verdad lo sentía, quería que se defendiera aunque sea, era lo único que podía hacer por ella ahora mismo.

-Soy el abogado Bill Smith, y estoy aquí para ayudarle.

Sus ojos cansados se dirigieron hacia el señor que estaba sentado a su lado, se podría decir que apreciaba el gesto de tener un abogado, pero ¿En qué la ayudaría? Si era más claro que el agua que era complice, no tenía con que defenderse, no podía decir "Lo hice porque la amo" porque eso nadie lo aceptaría, diciéndole que todo fue manipulación.

-Gracias por la ayuda, pero... No creó que sea necesario hacer esto.

-No hace falta que se niegue señorita- vaya, que un normie le dijera de tal manera, era nuevo, el único que era así con ella era Charlie, al parecer había conseguido a otro clon suyo -No importa cuántas veces me diga que no hay nada que defender, yo la quiero ayudar a dar algo de pelea- hablaban casi igual, nada más no eran hermanos porque sus apellidos eran diferentes -Quizas sea una perdida de tiempo como usted dice, pero no creo que quiera rendirse tan fácil sin haber dado algo de pelea.

Tenía cierta razón en sus palabras, ella solía no rendirse tan fácil ante las cosas, como cuando lucho contra sus sentimientos cuando vio a Addams después de tantos años, cuando intentó cambiar a Richard para que esté no muriera, en varias ocasiones siempre lucho, incluso cuando peleó de manera literal con quién era el amor de su vida noches atrás, solo que esas peleas siempre terminaban igual, con ella perdiendo ¿Quien le aseguraba que está vez sería distinto?
Solo tenía de su lado a un abogado, dudaba mucho de que la prensa se pusiera de su lado, no solo por las múltiples pruebas en su contra, si no por algo que la mayoría de víctimas compartían entre si, el rechazo a los excluidos.

Miro sus manos, las cuales estaba pálidas aún, la falta de sangre la hacia parecer un cadáver de los que se encuentran en la morgue, ese aspecto se le hacía bastante familiar, pero prefería ignorar esas ideas, ya que después de todo esa mujer estaba probablemente muerta.

Suspiró, para regresar su vista hacia su abogado -En ese caso ¿Que es lo que necesita Smith?

-Oh, llámeme Bill solamente- pidió con amabilidad.

Tomó el maletín que traía consigo, abriéndolo y así revelando documentos que eran de Sinclair, al parecer ya se había tomado su tiempo para investigar todo de su cliente.
Enid miraba asombrada la cantidad de papeles que tenía ¿Cómo pudo conseguir todo esto? Tomó en sus manos un par de hojas, comenzando a leerlas.

-Empece a investigarla una vez me hablaron de su casó- hablaba con calma, juntó sus manos para mostrar más confianza -No voy a negar que tiene una historia... Peculiar.

Incluso entre los papeles habían fotos, fotografías de ella en Nevermore, con sus ex compañeros, profesores, y por último pero no menos importante, con Merlina Addams.
Un nudo en su garganta apareció al ver a la chica gotica, con pensar en ella se sentía fatal, y ahora mirarla atraves de una imagen empeoraba, era una tortura constante, estaba grabada con fuego en su memoria.

Breath - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora