Capítulo 5

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¿Verdad o Reto?

Hailey

—Oye, vuestra amiga me ha invitado a su fiesta  de cumpleaños sorpresa. —Johny hizo énfasis en la última palabra.

—No se tu, pero para mi que tienen algo.—me susurró Nicolle al oído para que no nos escuchara Johny.

—¿Como va a ser sorpresa, si hasta me a invitado ella misma? —Johny frunció el ceño.

—Así es Jules.—me encogí de hombros mientas me llenaba una taza de cafe.

Pero justo cuando, me la iba a llevar a los labios Bill gritó.

—¡QUE NO PUEDES COMER EN HORAS LABORALES, STONE! —y me hizo dar un mini salto, por el susto.

Evidentemente se me cayeron gotas de cafe en la camisa.

Estampe la taza con fuerza sobre la barra —pero la justa como para no romper la — y cogí tantas servilletas como me fue posible.

—JODER, JODER, JODEEEER —maldije mientras frotaba a toda rapidez la camisa con ellas.

Al ver que la mancha no hacia mas que crecer, además de que la camisa era blanca. Me desespere y me giré para gritar le a Bill.

Pero claro, el cabrón ya se había largado a la cocina.

—Prueba con agua. —Me aconsejo Johny.

—Sí, ¿Como no se me a ocurrido?...A es verdad ¡Porque se me va a transparentar la puta camisa!

—Te dejaría una mía, pero no tengo mas camisas blancas, ni nada que se le parezca.

—Yo tampoco. —enterré la cara en las manos.

—Bueno, solo tienes que sobrevivir seis horas más. —Dijo Nicolle.

Y justo cuando pensé que la situación no podía empeorar, vi a mi jefa entrar por la puerta.

—¡CUBRIDME! —Les grite a mis compañeros.

Sin decir nada mas me agaché detrás de la barra, y me puse a analizar mis posibilidades de salir de ahi sin que me viera la señora freidora.

Nada mas ver como se apoyaba en el otro lado de la barra, decidí escabullirme por atrás sin que me viera.

Ya había llegado hasta la puerta, cuando de repente choque con alguien, a quien reconocí de inmediato por la melena rubia y ojos azules como el cielo.

Jules sobresaltada por el golpe me sujetó por los hombros.

—Ah...eh. Ly, eres tú.

—¡Hola! Voy con prisa, lo siento. —Solte las palabras tan rápido, que probablemente ni me entendió. —¡Adiós!

Cuando quise pasar por su lado para salir por la puerta, ella me cogió del brazo.

—¡Espera! Te has marchado— señaló las pocas gotas de café derramadas sobre mi camisa.

¡LO SE! ¿Por que si no querría salir cuanto antes?

Aver seamos realistas, una mancha no es algo tan grave a lo que le fuera a dar tanta importancia en otro momento.

¿Pero, ahora? Tenia a mi puta jefa —quien por cierto me tiene mania —justo detrás mi....

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