Capítulo 11

315 14 11
                                    

Camareros en apuros

Hailey.

Después de un aburrido y sorprendente incómodo día en el trabajo, finalmente fui liberada.

Joe me acompañó a casa mientras me hablaba de algo que ya ni me acuerdo.

—Oye, Joe. —Lo llamé. —Ha hecho mucho frío estos días. ¿Tienes algo con lo que abrigarte? —Su silencio me indicó que no, así que le sonreí para hacerle sentir mejor. —No te preocupes, cuando lleguemos te daré una sabana o algo calentito.

—Tienes el alma tan bella, Hailey. —comentó él. —Ojalá hubiera más gente como tú en este mundo.

Reí con amargura y agaché la mirada.

—Si fuera así, el mundo estaría aun más jodido.

—No digas eso...

Joe intento animarme el resto del camino.

Cuando llegamos le pedí que esperara en la entrada.

Me metí en casa y me disponía a subir las escaleras cuando me topé con mi madre.

Tuve que hacer un gran esfuerzo por no reír me de ella.

Tenia la cara completamente roja y los ojos hinchados de llorar.

Sin mencionar el desastre de su pelo.

Pero supe que no se trataba de nada bueno cuando su ceño se frunció nada más verme.

Estaba acostumbrada a que me mirase con asco, pero esta vez su mirada era diferente, era casi como si me mirara con odio.

—Con que por fin decides aparecer, ¿no? —Dijo mosqueada.

No me sorprendió mucho la forma en la que me hablaba, así que no le presté atención.

Pero fui consciente de que el salón se veía diferente.

—¿Donde está la mesa? —Pregunté extrañada.

—¿Por qué no se lo preguntas a tu novio?

—¿Mi novio?

—Justin o como se llame.

—¿Te refieres a Josh?

—Sí, ese mismo.

No hizo más que aumentar mis dudas.

—¿Josh se ha robado la mesa? Pero si ese tío está forrado.

—¡No te atrevas a hacerte la tonta, Hailey Isabel Stone!

Oh, oh. Mi nombre completo.

Vale pasó algo mientras no estaba en casa, ahora solo falta saber el que.

—Chris solo te dio un pequeño empujón,  pero tuviste que contárselo a él. Y... —Empezó a llorar aunque dudaba que fueran a salir le lagrimas de los ojos. — ...él vino hasta aquí, solo para pegar a Chris hasta casi matarlo, y también lo amenazó con que si volvía a acercarse a ti le iría peor....

Mi cabeza empezó a dar vueltas sin parar, era demasiada información para mi cerebro del taño de una nuez.

—¿Qué Josh qué? —Fue lo único que pude decir.

—¡Sí! Y por tú culpa Chris ya no quiere saber nada de mí.

Ella me miro en busca de algún argumento, pero mi cabeza seguía sin entender nada.

—¿No vas a decir nada?

Pasé completamente de ella y subí a mi habitación.

Caí sobre la cama intentando superar lo que me acababa de contar mi madre.

Solo tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora