Rivales.

Capitulo cinco.

Lena y Kara se encontraban en una encrucijada, donde el amor, la pasión, la confianza y la aceptación no eran suficientes para aplacar su deseo de venganza. Lejos de separarse, decidieron unirse aún más y trazar un plan complejo que las convertiría en cómplices. Lena se enfrentaba al desafío de deshacerse de su esposo, James, mientras que Kara buscaba al objetivo perfecto para llevar a cabo un golpe impactante y recuperar lo que les había sido arrebatado injustamente.

Fue entonces cuando Lena descubrió la conexión entre James y Clark Kent, el único hijo del hombre que había traicionado al padre de Kara. Esta revelación, que tuvo lugar en una noche casual en la que ambas estaban juntas, llevó a Lena a acceder no solo a ayudar a Kara, sino también a deshacerse de Clark después de unos meses.

Así fue como Kara conoció a quien ahora era su esposo. Utilizando sus encantos naturales y su habilidad para mentir a la perfección, Kara logró que una relación que surgió de un accidente inesperado en un club se convirtiera en su matrimonio con uno de los herederos más importantes. El día de su boda se convirtió en una celebración de estar más cerca de su objetivo y de sentirse segura de haber trabajado arduamente por ello.

Clark, a diferencia de James, era un hombre atractivo y codiciado por las mujeres. Sin embargo, para su esposa, no era más que un hombre tonto que no sabía manejar lo que poseía. En un momento oportuno, cerca de las navidades, Kara reveló su verdadera identidad a su suegro, un hombre de avanzada edad. Esta noticia aceleró el corazón del hombre y lo llevó a una muerte segura. Kara se deshizo del único que podía revelar su secreto y continuó eliminando a cada miembro de la familia, utilizando sus errores y oscuros secretos.

Con la madre de Clark, una mujer que no era piadosa ni buena, Kara reveló de manera sorprendente a la prensa su verdadera naturaleza, convirtiéndola en una fuente de críticas y desatando una tormenta mediática. No podía tolerar que sus amigas le dieran la espalda y que sus obras de caridad fueran juzgadas como un simple acto de vanidad. Le molestaba que pensaran que solo se aprovechaba de las necesidades de los niños pobres. Esto la llevó a un estado histérico alarmante y tuvo que ser recluida en una clínica con cuidados especiales para evitar que su estado empeorara. Esto afectó profundamente a Clark, el hombre que Kara día tras día repetía que pagaría por todo su sufrimiento.

Luego, llegó el turno de Lois, la ex novia de su amado esposo. Kara la alejó de la ciudad, utilizando los medios de comunicación para mantenerla ocupada. Los medios eran algo que podía controlar a su favor, y mantener a Lois distraída en ese aspecto era perfecto para sus planes. Más cuando ella se había marchado a Metrópolis para seguir sus sueños de llegar a ser una reportera de prestigió.

Aunque ya había pasado cierto tiempo desde aquellos acontecimientos, cada uno se desarrolló con algunas diferencias en meses para que no hubiera algo que pudiera conectarlos de manera directa y rápida. Lena, en ese aspecto, se sentía feliz porque sabía que la joven a la que había conocido un día con un deseo, ahora estaba a punto de realizarlo, ya que solo le quedaba un objetivo: su esposo. Adueñarse de todo y deshacerse de él no era una tarea fácil y no era algo que se pudiera llevar a cabo de un día para otro; todo tenía su tiempo y escenario, y eso era algo que ambas entendían a la perfección. Así que siguieron sus vidas como si nada hubiera pasado.

Kara avanzó en su carrera lo suficiente para estar segura, tanto ella como el resto de las personas que conocían a la reina de los medios, de que ella sería su sucesora tan pronto como esta decidiera asumir un rango más elevado. No solo por tener una de las oficinas más cercanas a la de Cat en CatCo, sino también por ser una de las que más criticaba a Lena Luthor. Parecía algo irónico, pero cierto.

Kara Danvers, conocida por su agudo instinto periodístico, había decidido centrar su mirada en Lena Luthor. Con una pluma afilada y un ojo crítico, Kara diseccionaba cada aspecto de la vida de Lena, sin dejar piedra sin mover. No había detalle demasiado pequeño ni evento demasiado insignificante para escapar a su atención.