Capitulo seis.

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Cuando Kara cruzó el umbral de la puerta, entrando en la habitación, la mirada de aquella mujer de aspecto cansado y desmejorado se fijó en ella. En sus ojos se reflejaba una llama de odio. Kara le respondió con una sonrisa cínica antes de sentarse en su cama. La mujer estaba atada, para evitar que causara daño a otros o a sí misma.

Kara: En verdad, yo fui quien acabó con tu vida y la de tu amado esposo... - Sonrió - Supongo que no es agradable recordarte que, gracias a mí, ahora él no es más que huesos y carne en descomposición.

-Monstruo.

Kara: ¿Yo soy un monstruo? ¿No fueron ustedes quienes destruyeron a mi familia? ¿No fue él el responsable de la muerte de mis padres?

-Nosotros no, nosotros éramos inocentes.

Kara: No, todos ustedes son culpables. Todos ustedes arruinaron mi vida y ahora tu hijo, el único obstáculo que queda, será el final de mi venganza. Voy a recuperar todo lo que me pertenece y tú lo verás.

Mansión Luthor.

Cuando Lena entró a su hogar, fue recibida por su esposo de la peor manera posible, con golpes, gritos e insultos. Una realidad que había olvidado en los brazos de la rubia la saludó de nuevo.

James: ¿Dónde estabas?

Lena: Eso no es asunto tuyo. - Limpió la sangre de su labio.

James: Eres mi esposa, me perteneces y me debes respeto.

Lena: - Ríe - Exiges algo que nunca fuiste capaz de darme. - Se levanta del suelo - Puede que sea tu esposa, pero nunca fui tuya ni lo seré.

James: Creo que has olvidado cuántas veces te he hecho mía.

Lena: A base de golpes, nunca he sido tuya y nunca lo seré porque lo único que hiciste fue violarme. Solo por la fuerza lograbas tenerme por unos instantes.

James: - Golpea su mejilla y sale de la habitación, dejándola en el suelo - Eres una ramera, pero me encargaré de corregirte. - Grita desde las escaleras - Te enseñaré a ser una esposa ejemplar.

Justo cuando James baja las escaleras, con un grueso cinturón en las manos dispuesto a golpear a la azabache hasta el cansancio, encuentra a Clark con Lena. Su amigo sostiene a su mujer en sus brazos mientras ella, con manos temblorosas, limpia la sangre con el pañuelo del hombre de ojos azules.

Clark: ¿Cómo pudiste llegar a esto?

Preguntó el hombre de pelo negro, mirando con profunda decepción al hombre que consideraba su amigo. Después de aquella lamentable escena, Kara lo había dejado en la habitación para buscar desahogarse en el único lugar donde sus palabras serían desvanecidas. La prisión hospitalaria. Su suegra estaba en un estado tan lamentable por las acciones ocultas de la rubia que cualquier cosa que pudiera pronunciar eran solo palabras sin poder, pasaba la mayoría del tiempo durmiendo inconsciente debido a la gran cantidad de medicamentos. Cuando salió de la habitación más aliviada, su teléfono sonó y, efectivamente, era su esposo. Clark le comentó la situación y al mencionar a Lena y su estado, Kara tuvo que mantener una compostura completamente dura para no desmoronarse. Asistió y tomó rumbo a la mansión para ir a ayudar a la mujer que ante el mundo era su mayor rival.

Cuando llegó a la mansión, su hogar, Clark estaba en la sala. Al verla entrar y dirigirse hacia él, sonrió débilmente y le entregó un vaso de jugo, algo que la ojiazul bebió rápidamente. Tenía mucha sed debido al ajetreado viaje.

Clark: ¿A dónde fuiste?

Kara: Fui a ver a tu madre, sabes que personalmente me gusta ir y asegurarme de que esté bien.

Clark: No sé por qué te preocupas tanto por ella, mi madre está muerta en vida, si sigue viva es porque la vida se empeña en torturarla en esa clínica.

Kara: Aún así, prefiero ir a verla de vez en cuando.

Clark: Te quiso como a una hija, desde el día que te conoció.

Kara: Por eso no puedo desentenderme de ella, a pesar de que tú pienses mal de mí y de todo lo que hago o digo. Aún no puedo olvidar cómo me acusaste sin la más mínima prueba, aún cuando yo siempre he hecho lo mejor para esta familia, para ti.

Clark: ¿Podrás perdonarme?

Kara: No lo sé, me has decepcionado más cuando supe que ella volvió y tú corriste hacia ella.

Clark: ¿Te pone celosa la existencia de Lois?

Kara: No soy una mujer insegura, nunca lo he sido. Sin embargo, tus actos me decepcionan aún más cuando lo único que he hecho es apoyarte en todo.

Clark: Lo lamento.

Kara: Las lamentaciones no sirven de nada cuando no existen actos que las respalden. - se levanta - ¿Dónde está ella?

Clark: En la habitación de huéspedes.

Kara: Iré a verla.

Clark: James, se ha transformado en alguien que no reconozco.

Kara: Lo lamento por ti.

Lena se encontraba en la habitación de huéspedes, estaba sentada en la cama, su cuerpo estaba cansado, su labio roto y los moretones en sus brazos eran un doloroso recordatorio de la violencia que había soportado. Pero lo que más dolía era la mirada fría y distante en sus ojos, una mirada que solía ser cálida y llena de vida. ¿Dónde había quedado esa Lena feliz?

Estaba mirando al vacío, sus pensamientos perdidos en algún lugar lejano. La habitación estaba en silencio, sólo se podía escuchar el suave zumbido del aire acondicionado y el ocasional crujido de la vieja madera de la mansión.

La luz de la luna se filtraba por la ventana, bañando la habitación con un brillo plateado y creando sombras que parecían danzar en las paredes. Pero Lena no se fijaba en nada de esto, su mirada estaba centrada en la nada, como si estuviera buscando respuestas en el vacío.

Kara abrió la puerta con una bandeja en las manos que había sido traída por la joven que ayudaba en la gran propiedad. Antes de que ella subiera al segundo piso, cerró la puerta con seguro y colocó la comida en la mesita de noche. Luego se acercó a Lena, tomó sus manos entre las suyas, las besó y le dedicó una débil sonrisa en un intento por consolarla. Lena la observó y no pudo contenerse más. Capturó los labios de Kara entre los suyos en un beso apasionado y luego rompió el contacto para abrazarla con una fuerza abrumadora. Las lágrimas recorrían sus mejillas mientras la rubia acariciaba su espalda en un intento de calmarla.

En ese momento, el tiempo pareció detenerse. El abrazo entre Lena y Kara era un refugio seguro en medio de la tormenta que los rodeaba. En ese abrazo, Lena encontró un poco de consuelo y esperanza. Sabía que no estaba sola, que Kara estaba ahí para apoyarla y ayudarla a superar todo lo que estaba pasando.

No había una respuesta clara sobre cuándo Lena sería libre de todo el sufrimiento que estaba experimentando. Pero en ese momento, con Kara a su lado, Lena sintió que tenía la fortaleza para enfrentar cualquier adversidad. Juntas, encontrarían una salida y construirían un futuro mejor.

El tiempo seguiría su curso y las heridas sanarían con el tiempo. Pero lo más importante era que Lena no tendría que enfrentarlo sola. Kara estaría allí para ella, ofreciendo su amor, apoyo y consuelo en cada paso del camino. Juntas, encontrarían la libertad que tanto anhelaban.

Rivales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora