Capitulo nueve.

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Narración de Kara.

Sabía lo que estaba haciendo, era bastante obvio que me observaba y analizaba cada una de mis acciones con aquella niña que me causaba escalofríos tan solo de verla de cerca. Si no creyera en la que era mi mujer, estaría segura de que era su hija y que me estaba engañando. Aquella niña no era mi adoración, apenas la conocía, pero no me resultaba desagradable como para alejarla de Lena y demandar lo que me correspondía por derecho: su completa atención. La niña daba esa sensación de realidad, de que éramos una familia, de que no éramos tan extrañas. Así que me esforcé por llevarme bien con ella, algo que técnicamente no fue imposible, ya que era bastante parecida a Lena. Esto generaba cosas positivas y alegres, cosas genuinas que no tenía que fingir ni ocultar. Esto me dejaba completamente tranquila, sin tener que considerar alejarme de ella porque no me podía adaptar a una niña. Yo amaba a Lena, a mi manera, evidentemente. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por ella. Ya me había acostumbrado a su presencia en mi vida, a los planes que hicimos y, por supuesto, a un futuro juntas. No haría nada para lastimarla, aunque verla celosa y destructiva fuera bastante atractivo. No tenía esas intenciones, no por el momento, y tal vez nunca. Consideraba que ya había sufrido demasiado con todos los actos horrendos que había tenido que soportar, especialmente por ese matrimonio que me generaba asco. ¿Por qué hacerle más daño por placer? Podía conseguirlo sin dañar a otras personas. Después de todo, la mayoría de las personas que me rodeaban eran lo suficientemente débiles para proporcionarme lo que necesitaba, como Clark. Acaricié su piel desnuda y besé sus labios mientras ella aún seguía dormida. Estaba tan tranquila que mis actos no la habían despertado. Caminé hacia el balcón y observé la mañana fría. Sentía el frío en mi piel desnuda. Había tenido una buena noche, pero tenía ese presentimiento de que algo estaba por ocurrir. Imaginaba que podía relacionarse con mi ausencia, pero sabía que no haría nada. No sabía si era por mi ego elevado, pero no consideraba a mi esposo capaz de traicionarme de esa manera. Aunque seguía obsesionado conmigo y con el deseo de poseerme, sabía que a pesar de mi distancia, no haría las cosas bien. Entonces, ¿quién era James, ese bastardo? Tal vez sí, tal vez era él. Tal vez su desgraciada existencia estaba comenzando a perturbarme más de lo que debía. Debía eliminarlo y debía darme el lujo de disfrutarlo, a pesar de lo terrorífico que aquello resultaba para Lena. Aunque ella no lo admitía por completo, sabía que fingía ser fría la mayoría del tiempo, no para seguirme la corriente, sino para soportar la realidad. Muy en el fondo, ella era dulce, tierna, delicada, frágil. Casi podía decir que era como una flor o una mariposa. No veía su propia belleza, solo deseaba volar, aún cuando era un ser frágil. Era más sencillo protegerla desde la distancia adecuada, para no asfixiarla.

Ella no tardó nada en abrazarme por detrás y susurrar palabras molestas, no era agradable para ella que me vieran desnuda, sonreí, y gire capturando sus labios, ella nos arropó en esa sábana blanca que al inicio cubría su piel. Y yo no me negué, como podía si su contacto era lo único que amaba más que mi propio existir. La abrace, y capture su aroma, frutilla, ¿aceptaría hacer el amor?  luego de una larga noche de gemidos y gritos por nuestras múltiples acciones de obtener de la otra ese néctar satisfactorio que otorgaba el orgasmo creo que no.

Lena: ¿Por qué desnuda? - Acaricia los mechones rubios. - Detesto que alguien pueda verte desnuda, lo sabes.

Kara: Lo sé. - Le otorga la razón. - pero es demasiado temprano, nadie está despierto. Solo tú, no hay problema.

Lena: Lo hay cuando me perteneces.- Reclama. -

Kara: No hagas eso.

Lena: Decírte la verdad.

Kara: Ponerme húmeda.

Lena: Siempre te pones mojada, cuando reclamo.

Kara: Lo haces de forma sexy, no es mi culpa.

Rivales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora