Capitulo siete.

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Kara limpió cuidadosamente las heridas y moretones de Lena mientras el agua en la tina comenzaba a llenarse lentamente. Aunque su matrimonio era miserable, Kara siempre se había jactado de que nunca experimentó actos tan inapropiados. Tal vez se debía a su carácter, sus acciones, o simplemente al hecho de que Clark era incapaz de hacer daño a alguien. Aunque Clark era el hombre más deseado por las mujeres, actuaba de forma explosiva. Tanto la oficina de Kara como su habitación matrimonial habían sido testigos de ello, pero nunca había forzado ni lastimado a Kara como James a su esposa. Kara no sabía si debía agradecerle o seguir burlándose de él por ser un tonto. Después de ayudar a Lena y dejarla dormida en la cama, cubierta solo con unas sábanas finas, Kara salió del lugar y bajó por las escaleras, arrojando sus tacones cerca del sofá. Clark la miró y le regaló una sonrisa.

Kara: Ella está mejor.

Clark: Eso es bueno.

Kara: Hiciste muy bien al ayudarla.

Clark: Lo sé, James vendrá.

Kara: ¿Y qué harás? No puedes permitir que se lleve a Lena. Ella no puede salir de esta casa con ese hombre.

Clark: No lo hará. - Acaricia la pierna de Lena. - Lena tiene que irse. Pensé en enviarla lejos, pero no podemos acompañarla.

Kara: Siguen los problemas económicos de los que me has acusado.

Clark: Kara. - Trata de besar los labios de Kara, pero ella gira su rostro para que la bese en la mejilla. - Lo siento, ¿cómo puedo compensarlo?

Kara: No puedes. No voy a olvidarlo nunca. - Se levanta y arregla su vestido. - Háblame sobre nuestra situación económica.

Clark: No creo que sea apropiado.

Kara: No comparto esa opinión.

Clark: Kara.

Kara: Dime lo que te pido.

Clark: Es mala. Estamos a un paso de la ruina. Aún no sé si es correcto usar el dinero que mis padres me dejaron.

Kara: Deberías considerar usarlo si no quieres quedarte en la ruina.

Clark: No me siento capaz de manejarlo, sin embargo. - La abraza por detrás. - Si tú me ayudaras, podría... me sentiría capaz.

Kara: Dame el poder que necesito y haré todo lo posible para sacar adelante esta situación, mientras tú puedes ocuparte de otras cosas.

Clark: Voy a pensarlo.

Kara: - Gira para quedar frente a él. - No creo que puedas seguir dándote ese lujo.

Clark: Lo sé, pero...

Kara: Pero no confías en mí.

Clark: Claro que confío en ti, eres mi esposa.

Kara: Entonces, demuéstralo. Porque luego de tus actos lo único que veo en nuestra relación es... - La detiene con aquel abrazo.- Clark.

Clark: No lo digas, no.

Kara: Haz que esto funcione o será todo.

James: Los interrumpo. - Rie.-

Clark: James, bienvenido.

James: Vengo por ella.

Clark: Ven. - Se aparta de la rubia. - Tenemos que hablar.

James: Está bien, vamos.

Kara no esperó a que James intentara algo o a que Clark la apoyara. Subió las escaleras tan rápido como pudo y ayudó a Lena a vestirse con un simple pijama. Al darse cuenta de lo complicado que sería bajar las escaleras con Lena rápido, Kara decidió salir de la mansión y encerrar a Lena en el garaje cargándola. Lena subió al auto de Kara y antes de que se acabara el tiempo, se marchó dejando un beso suave en la mejilla de la mujer. La rubia observó cómo el coche se perdía en la distancia mientras rezaba en silencio para que Lena estuviera a salvo. Necesitaba que llegara a salvo.

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En un rincón escondido del mundo, se alza majestuosa una mansión de lujo que parece haber sido esculpida por los mismos dioses. Sus imponentes muros de mármol blanco resplandecen bajo los rayos dorados del sol, mientras que los jardines exuberantes y cuidados parecen un paraíso terrenal. Cada paso que das hacia esta morada de ensueño te sumerge en un mundo de belleza y arte sin igual.

Al atravesar las puertas de roble macizo, te reciben los susurros de una fuente de agua cristalina, cuyas esculturas intrincadamente talladas parecen cobrar vida con cada gota que cae. El vestíbulo principal se despliega ante tus ojos como un lienzo en blanco esperando ser llenado por la magia del arte. Las paredes, revestidas de seda y adornadas con pinturas maestras, cuentan historias de pasión y trascendencia. Esculturas de mármol y bronce, meticulosamente colocadas, parecen respirar vida y susurran secretos ancestrales.

El interior de la mansión es un festín para los sentidos. Los techos altos, adornados con arañas de cristal que destellan como estrellas en la noche, iluminan cada rincón con una luz cálida y acogedora. Los suelos de mármol pulido, suaves como la seda bajo tus pies, reflejan la grandeza de las obras de arte que los rodean. Los muebles, cuidadosamente seleccionados, son una sinfonía de elegancia y comodidad, invitándote a sumergirte en el lujo y el deleite.

Cada habitación de esta mansión es un santuario de creatividad y expresión. El salón principal, con sus paredes revestidas de paneles de madera tallada a mano, alberga una colección de pinturas que despiertan emociones y desafían la mente. Los tonos vibrantes y las pinceladas audaces te transportan a mundos imaginarios y te invitan a explorar los límites de la percepción. La biblioteca, con sus estanterías interminables llenas de volúmenes encuadernados en piel, es un refugio para los amantes del conocimiento y la belleza literaria. En cada estantería, se encuentran obras maestras de la literatura universal y tratados de arte que despiertan la imaginación y enriquecen el alma. El comedor, con su mesa de ébano pulido y sillas tapizadas a mano, es el escenario perfecto para banquetes dignos de reyes. La vajilla de porcelana fina y los centros de mesa exquisitamente elaborados añaden un toque de sofisticación y elegancia a cada comida.

Y en medio de este paraíso de lujo y arte, se encuentra Lena, una figura transformada y radiante. Aquí, en este ambiente mágico, Lena se libera de las sombras que la han envuelto durante tanto tiempo y se sumerge en la luz de la felicidad. Su sonrisa, como un rayo de sol en un día nublado, ilumina cada rincón de la mansión. Sus ojos, llenos de una chispa de alegría y asombro, reflejan la belleza que la rodea. Lena se sumerge en el arte con una pasión desbordante, encontrando en cada trazo y cada pincelada una conexión profunda con su ser interior.

Y entonces, en medio de este idilio, una niña de diez años corre hacia Lena con los brazos abiertos, su risa cristalina llenando el aire. Esta niña, de cabello oscuro como la noche y ojos brillantes como estrellas, es su princesa. Su belleza es deslumbrante, pero lo que realmente cautiva es su espíritu alegre y su corazón puro. Lena la acoge con amor y ternura, llamándola su princesa con un amor incondicional. Juntas, exploran los jardines como dos almas afines, compartiendo risas, secretos y momentos inolvidables de pura felicidad.

En esta mansión de lujo y arte, Lena ha encontrado su refugio, su santuario de luz y belleza. Aquí, su personalidad oscura se disipa como las sombras de la noche, dejando espacio para que florezca su verdadero ser. En cada rincón de esta morada, su espíritu se eleva y se conecta con el poder transformador del arte y el amor.

Narración de...

- ¡Cuánto te he extrañado! - susurre con voz cargada de emoción.

Lena me miró con ternura y respondió: -Yo también te he extrañado mucho, mi pequeña. Tu ausencia en mi vida cada mañana es como una llama que arde y duele.

Un suspiro escapó de mis labios mientras anhelaba ser parte de su mundo, y con voz entrecortada le supliqué: -Llévame contigo, por favor.

Lena acarició suavemente mi mejilla, transmitiendo su cariño a través de ese gesto y respondió con calma: -Me encantaría hacerlo, pero aún no es el momento adecuado.

La impaciencia me invadía y no pude evitar preguntar: ¿Por qué no? ¿Cuándo será el momento?

Lena sonrió con dulzura y me dijo: Eres una niña curiosa, siempre haciendo preguntas. Pero no te preocupes, cuando tenga todo listo, te llevaré conmigo.

Mis ojos brillaron de emoción ante la promesa de un futuro compartido. Sabía que Lena estaba protegiéndome y esperando el momento perfecto para que pudiéramos estar juntas en su mundo.

Aunque la espera se hacía larga, confiaba en que Lena sabía lo que era mejor para ambas. Mientras tanto, seguiría soñando con el día en que finalmente estaríamos unidas, compartiendo risas, aventuras y creando recuerdos inolvidables.

La conexión entre Lena y yo era única, un lazo especial que trascendía la sangre. Ella era mi tía, mi confidente y mi guía en este mundo lleno de maravillas. Y aunque el momento de partir aún no había llegado, sabía que cuando lo hiciera, sería un viaje hacia la felicidad y la plenitud.

Continuaríamos construyendo nuestros sueños juntas, manteniendo viva la esperanza y la promesa de un futuro en el que nuestra unión sería completa. Mientras tanto, disfrutaríamos de cada momento que compartíamos, alimentando nuestra conexión y fortaleciendo nuestro amor mutuo.

A medida que el tiempo pasaba, Lena notaba cómo aquel lugar y la presencia de su sobrina la transformaban. Se volvió más abierta, más juguetona y más conectada con su niña interior. La propiedad se convirtió en un refugio donde podía ser ella misma sin miedo al juicio, y su sobrina era su compañera de aventuras en ese viaje de autodescubrimiento.

La influencia de aquel lugar y la conexión con su sobrina le permitieron a Lena explorar nuevas facetas de su personalidad. Se volvió más valiente, más dispuesta a tomar riesgos y más consciente de la importancia de la felicidad en su vida. Aquella propiedad se convirtió en un símbolo de transformación y crecimiento personal para Lena.

Lena: Algún día...

Las palabras se quedaron suspendidas en el aire mientras Lena acariciaba con ternura la cabeza de la niña, que descansaba plácidamente en su regazo. Aquella pequeña era el único vínculo que le quedaba de su amado hermano, y había aceptado sacrificarse y sumergirse en las llamas de la realidad para protegerla y brindarle el amor más puro que habitaba en su interior. Desde que la niña era apenas una bebé, Lena había asumido el compromiso inquebrantable de ser su protectora y guía en este mundo lleno de desafíos.

En medio de la opulencia y el esplendor de la mansión, Lena había construido un refugio de cuento de hadas para la niña. Era un lugar donde la felicidad parecía eterna, donde los problemas y las preocupaciones se desvanecían en el aire. Pero el pensamiento de tener que regresar a la cruda realidad le rompía el corazón en mil pedazos. Aun así, estaba dispuesta a enfrentar cualquier adversidad para asegurar el bienestar y la felicidad de su pequeña princesa.

Con una delicadeza exquisita, Lena acarició el cabello de la niña antes de alzarla en sus brazos. Caminó con paso decidido a través del extenso jardín, sus pies acariciando la hierba suave y verde. Cada paso que daba era un recordatorio de su compromiso y amor incondicional hacia la niña.

Cuando estuvieron a punto de ascender los escalones principales de la mansión, la puerta se abrió de par en par, revelando a la persona que tanto había anhelado: Kara. Una sonrisa radiante iluminó el rostro de Lena al ver a Kara allí, con sus ojos llenos de amor y complicidad.

Sin pronunciar una sola palabra, Lena subió los escalones con gracia y determinación, siendo recibida por Kara con un beso apasionado en los labios. Fue un encuentro cargado de emociones y promesas de un futuro juntas.

Luego, Kara bajó la vista hacia la niña, y sus ojos se llenaron de ternura y admiración. Lena sabía que podía confiar plenamente en Kara, que juntas podrían brindarle a la niña un futuro lleno de amor y protección. Con una voz suave pero firme, Lena le habló a su pequeña princesa:

Lena: Duermes tan bien porque sabes que eres amada.

Con paso seguro y decidido, Lena cruzó el umbral de la mansión, seguida de cerca por Kara y la niña en brazos.

Rivales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora