Dulce Amália | +18 - Draco, Mattheo & Tom Riddle.

Veintitres - Arma secreta.

Pov's Mattheo Riddle

Amália llevaba desaparecida un mes, cada día se sentía más presión. Nos habíamos dividido las tareas, Draco y yo buscábamos la manera de encontrar la profecía y arreglar el armario, mientras Tom se empeñaba en buscar a Amália.

No había sido fácil aceptar ese acuerdo, pero después de la tortura que nos dio nuestro padre, habíamos decidido aceptar todos.

La puerta de la sala de menesteres se abrió por si sola, volteé y observé una silueta familiar. Deje a un lado todo y me acerqué.

Sus ojos me miraron de arriba a abajo y mi corazón se paró por un momento.
Era Amália, estaba desaliñada y su cara era de confusión.

Rápidamente corrí hasta ella, la atraje a mi cuerpo, y comprobé que era ella, era su olor

Habían sido unos días tan... Horribles después de que se fue. Sin importar las veces que la buscábamos, no aparecía... Ni siquiera Snape había tenido éxito.

Al tenerla en mis brazos, no sabía qué pensar, a qué se debería su desaparicion pero no había nada que podía hacer más que esperar, que estuviera bien o que al menos, estuviera viva... pero ahora la tenía aquí conmigo.

- Amália -La abracé- Estuve como loco buscándote ¿Dónde estabas?

Ella lloró en mi hombro.

- Pensamos... bueno, yo pensé que te habían matado, que te habían secuestrado... que.. -Tomé su rostro entre mis manos- ¿En dónde estabas? ¿Estás bien?

Ella no dijo nada y volvió a abrazame, todavía estaba preocupado... Me había hecho sufrir... pero no por algo que haya hecho, sino porque la extrañaba, la echaba de menos...

- ¿Estás bien? -volví a preguntar- Vamos adentro -La guíe a la sala de menesteres y la senté en un sofá- Te extrañé tanto, amor

Me senté a su lado, no le quitaba los ojos de encima. Tomaba su mano y se la besaba como si fuera el gesto más romántico del mundo, también le acariciaba las manos mientras la miraba. Esperaba que ella me dijera algo.

- Yo también, te extrañé más de lo que crees... -responde con sinceridad.

- ¿Quieres hablar? -Amalia negó.

- Estoy bien Mattheo... Solo, necesito ir a ver a Snape -Suspiró- El debe estar preocupado

- Lo está, todos estuvimos como locos -Ella me miró y luego bajó la mirada.

- ¿La sala de menesteres? -Pregunta mirando el lugar

- No hay nadie que se meta aquí, ni siquiera los profesores nos molestan...

Estaba feliz de tenerla a mi lado, incluso sentía que era una alucinación aún.

Me dediqué a acariciarla... Le rozaba la cadera y tocaba su muslo. Mis manos bajaban y se detenían... Quería brindarle tanto cariño a ella y a mí quitarme la necesidad de tenerla cerca.

- Te extrañé... -dije mientras daba un pequeño beso en su cuello...

- Puedo... Puedo saber que haces aquí? -Preguntó con voz débil.

Me mordí el labio, no quería decirle nada a Amália sobre en lo que estaba metido.

- Mattheo si tú me cuentas, yo te cuento donde estaba. -La miré, ella hablaba enserio.

Y yo quería matar al que se la había llevado lejos. Tenía que confiar en ella, no podía decir palabras de más, pero quería que ella confiara en mi.

- Ves ese armario? Lo tengo que arreglar por Draco -murmuré

Sacudí un poco la cabeza pensando en cómo decirle lo que ocurre, cualquier cosa ella no le creería y tenía que decir la verdad de una vez por todas.

- Te voy a ser 100% sincero, ¿estás bien con eso? -Esperé su repuesta, estaba nervioso.

- Por supuesto

La miré para asegurar de que está preparada, aún estaba algo nervioso de decir lo que ocurría... Sentía la necesidad de expresar, porque... no quería que se vuelva a ir, que se vuelva a desaparecer ahora por mi.

Sin decir ninguna palabra, me levanto la manga y deja al descubierto la marca tenebrosa.
La cual le había ocultado muchas veces con hechizos paganos, solo para que no se diera cuenta de la verdad.

Dejé de respirar por un segundo...  Al ver sus ojos que se agrandaron, Amália m miró, acarició mi rostro y tomó mi brazo. se acerca a la marca sin decir nada... con sus dedos la toca, después, empieza a darme besos por todo el brazo.

Gruñí al sentír sus labios en mi brazo, sus caricias infinitas significaban que ella me seguía amando, que no debía temer más a que ella no me perdonara que estaba siguiendo los pasos de mi padre.

- Mattheo, te amo con la marca o sin la marca. Se que tú padre volvió...

En cuanto dijo esas palabras, no puede evitar llorar... y solo me quedé ahí quieto, llorando por un minuto... sus manos cayeron en mi regazo.

Rápidamente me abrazó y lloré en su hombro. Toda la frustración de años la estaba vaciando encima de ella.

- Yo lo haré, yo te ayudaré... Voldemort no te hará daño Mattheo.

Suspiré parando el llanto, No dije nada pero solo la abracé con fuerza, no quería que se alejara de mi

Ella se ponde de pie y se para frente al armario Evanescence. Voltea y me mirá, Toma mi varita de la mesita y deja un beso en mi mejilla.

Me puse a su lado y tomé su mano. Ella miraba hacia el armario, sabe que está por arreglarlo o eso piensa porque se nos ha dificultado tanto hacerlo. Dejé un beso en su mejilla y di un paso atrás sin dejar de tomar su mano.

- Armonia Nectere pasus -Susurró Amalia, sabía que tenía que estar completamente concentrada.

La veía tan concentrada que casi se me olvidaba que la estaba tocando... de pronto se detiene, me ve con una cara de asombro total, como si quisiera decir algo con la mirada.

Rápidamente metió la manzana con la que estuvimos tratando y la cierra

- Armonia Nectere pasus -vuelve a susurrar

La miré sin decir nada en todo el procedimiento, no pude creerlo, era como si estuviera alucinando. Mis manos aahora estaban posadas en su cadera, estaba asombrado, aún estaba en shock de lo que acaba de hacer.

Amália acababa de arreglar el armario, el cual nos había costado tanto hacerlo, y ella en un momento, en el primer intento, lo había arreglado.

Ella se giró con una sonrisa, le devolví la sonrisa orgulloso, este tipo de magia es algo grande...

- Por Salazar Amália! -Festejó abrazándola- ¿Sabes cuánto nos tomó arreglar este armario?!

Empecé a reír... Dándole un beso en la frente... un beso en el cuello y otro más en sus hombros, la estaba besando por todos lados.

Era verdaderamente difícil arreglarlo... Era un logro de Amália.

Tomé su rostro y comencé a besarla.

- Eres mi arma secreta, Amor -Murmuré entre el beso.