10 años antes...
Supe que algo iba mal, cuando los celos irracionales brotaron en mi pecho el día que Miles me conto acerca de su primer beso con Blair Jones detrás de las gradas después de nuestro entrenamiento.
— Tengo algo que contarte. —la emoción en los ojos de Miles brillaba, como aquella vez que lo rodé dentro de un neumático por la ladera detrás de los cultivos de manzana, justo antes de que el capataz nos sorprendiera demasiado pronto como para que fuera mi turno y entonces nos llevó directamente con mi abuela.
— ¿Por qué pareces tan feliz? —dije, ajustando la correa de mi bolso deportivo sobre mi hombro, luchando contra el peso que me balanceaba al lado contrario.
— Blair Jones me ha besado detrás de las gradas después del entrenamiento de esta tarde.
Me puse rígido ante las palabras, pero trate de ocultarlo mientras abría la puerta de la vieja X-Trail que solía ser de mi abuela y me fue donada cuando aprobé el examen de conducción.
— ¿Ella te ha besado o tú la has besado? Porque son cosas totalmente diferentes. —dije con calma que no sentía. Y no sabía porque me interesaba saber ese hecho, daba lo mismo; los labios de Blair habían estado en los suyos.
— Ha sido ella quien me ha besado. —dijo encogiéndose de hombros, como si no importara. — Me ha llamado detrás de las gradas y lo ha hecho. ¿Qué importa quién lo ha hecho primero?
A los chicos del equipo les importaría, eran como simios llenos de testosterona luchando por quien era el maldito alfa. Pero sabían que no podían competir contra Miles, las miradas de las chicas estaban puestas en él, porque es precioso.
Esa fue la primera vez que me di cuenta que odiaba los clichés de primeros besos y toda la estúpida perfección que venía detrás de esa escena cliché, con una chica cliché, en un pueblo costero cliché.
Sabía que algo estaba mal conmigo desde hacía mucho tiempo. Yo no miraba a las chicas como lo hacían los tipos del equipo, no me interesaba en ellas cuando me sonreían en los pasillos o gritaban mi nombre en los partidos. No me interesaba estudiar con ellas después de clases, ni pasar tiempo con ellas en Jacobsen, el único lugar donde servían hamburguesas en Bunkport.
Me había mantenido al margen de las chicas la mayoría de mi vida, pero eso no parecía alejarlas, sino por el contrario. Parecía atraerlas como abejas a la miel. Tentadas en cual de todas ellas podrían ser la abeja reina del colmenar y conquistarme, sin darse cuenta que no me atraían en lo absoluto.
No quería usarlas para tratar de cubrir lo que obviamente yo sabía que era lo que estaba mal en mí, pero a veces parecía que no podía tener otra salida. A pesar de ello, no había recurrido a eso.
Cuando los tipos del equipo me acorralaban para confesar porque no estaba teniendo diversión con ninguna de las chicas que se deslizaban tan fácilmente sobre nuestros regazos, simplemente decía que estaba concentrado en mi juego porque quería una beca deportiva para la universidad. No era una mentira, pero tampoco era totalmente la verdad. Sino más bien una verdad a medias.
En algún momento, Miles y yo nos habíamos prometido trabajar duro para conseguir una beca universitaria y dejar este pueblo que a ninguno de los dos nos gustaba. Teníamos sueños grandes, y nuestra próxima meta después de la universidad era jugar para la NFL. Y nos habíamos esforzado mucho para eso, entrenamos largas horas y nos esforzamos más que nadie en el equipo, porque el resto de los chicos, jugaba solo por la gloria que eso traía con las chicas, pero ninguno de ellos pensaba salir de Bunkport en un futuro próximo. Pero no era nuestro caso.
Miles y yo nos largaríamos de aquí.
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AURORA [Historia Corta]
Roman d'amourLa primera vez que vi a Miles Watson fue cuando teníamos cuatro años y creí que era un ángel. Con su cabello rubio y brillantes ojos azules, con su piel dorada y fina, parecía uno de esos muñecos que mi abuela solía guardar en una vitrina, los que t...