CAPITULO 22

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ARE MINE AND NO ONE ELSE. - ERES MÍA Y DE NADIE MÁS.


Quería pero no quería, voltearme y mirarle por una última vez, no sabía qué hacer estaba ahora más confundida que antes, mis mejillas se humedecieron recordando y sintiendo su golpe. Fruncí mis cejas con los ojos cerrados intentado sacar ese recuerdo de mi mente. Trague saliva y continué hacía adelante donde tomé el pomo de la puerta para girarlo y salir de allí de una buena vez.

Antes de girarlo cerré mis ojos, sentía algo por este chico que no sabía que era, apreté mis labios para girarme un poco y verle por última vez. Mordí mis labios intentando oprimir mis lágrimas me gire y lo vi, allí, con sus mejillas húmedas y sentado en uno de los escalones de la escalera. Mis labios inmediatamente se abrieron en sorpresa, estaba viendo al monstruo derrumbado. No parpadeé sin embargo la fina línea de lágrimas continuaba formándose.

Verlo así fue inmediatamente como ver al joven de quince años llorar frente a los secuestradores de su madre, el mismo que lloro frente al cadáver de su madre, el mismo que lloro tantas noches en prisión solo porque nadie le creía. Deje salir mi respiración detenida.

Mi corazón latía de forma muy rápida, sentía que debía abrazarlo, pero también sentía que debía irme, por un tiempo, quizás por siempre, debía pensar las cosas muy bien. Cada paso, cada respiro. Me di la vuelta hacía la puerta y cerré mis ojos con el pomo en mi mano, mordí mis labios, la abrí, el aire me faltaba, cerré la puerta dándome la vuelta inmediatamente y viendo su rostro en dirección a mí, lleno de tristeza, lleno de dolor, sus mejillas humedecidas.- También te quiero.- dije y corrí hacía él llorando.

Llegué y me lancé en sus brazos, los cuales me recibieron y me sostuvieron fuertemente a su lado. Lloré.- Perdóname nena.- me dijo besando mi cabello. No le respondí, con este paso que ahora había dado... daba todo por perdonado. Lo quería, y no quería perderlo.

Levanté la mirada, me encontraba un escalón debajo de él, su rostro aun permanecía triste. Sequé sus lágrimas, sintiendo la piel de su rostro tan suave como un bebe. Tragué saliva. Él se dedico cerrar sus ojos, mientras su respiración era lenta y profunda, le dolía, le dolía en el alma como me dolía a mi todo eso.- ¿Por qué?- susurró.

-¿Por qué, qué?

-¿Por qué regresaste?

-Dijiste que me querías...- comenté.

Él abrió sus ojos. Frunció sus cejas un poco.- No dije eso...- me dijo mirándome.

-Dijiste que me fuera, que estabas acostumbrado a que las personas que querías se fueran.- lo miré, él sonrió un poco de medio lado.

-Captas muy bien las cosas.- dijo y pasó su dedo pulgar por mi mejillas, cerré mis ojos, su caricia era lo más cercano al cielo que podía llegar. Sentí su respiración cerca de mí. Mi corazón comenzó a latir más rápido.- ¿Estas asustada?- me preguntó. Negué con un movimiento de cabeza aun con los ojos cerrados.- Pues tu corazón se escucha como si lo estuvieses.- abrí mis ojos, él sonreía un poco.- ¿O es porque estoy cerca?- sonrió más.- Creo que tus mejillas me lo dicen.- dijo riendo. Me encontraba sonrojada.

Me fui a poner de pie pero él me sostuvo un momento con él.- Aun tenemos cosas que hablar...- me dijo mirándome, ya no sonreía, estaba sereno, ni triste, ni enojado, ni nada. Asentí con la mirada baja.- Pero antes de eso...- lo miré.- esto.- me dijo. Y cerró sus ojos lentamente mientras se acercaba a mí. Cerré mis ojos también para lograr sentir la suave piel de sus labios sobre los míos. Solo se pegaron, luego comenzaron a moverse sobre los míos y así se fue formando un gran beso. Un beso que dijo muchas cosas que no podíamos expresar con palabras, si sus caricias eran lo más cercano al cielo, esto era estar en el cielo.

You are INCORRECT for ME (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora