Llego el día 31 de octubre, y Seungcheol se encontraba encerrado en su habitación, terminando un trabajo importantísimo para ese semestre.
La puerta de su habitación se abrió a las seis de la tarde, y la sonrisa de Joshua se hizo aparecer.
- Iremos a una fiesta.- anunció, alegre.- Teniendo en cuanta tu ropa, supondré que no vendrás.
Hizo una mueca.- Lo siento, es que de veras tengo que terminar esto.
- Está bien.- se encogió de hombros.- Que vaya bien el trabajo.
Le dio las gracias y lo vio desaparecer, cerrando nuevamente la puerta. Soltó un suspiro y volvió a concentrarse. Le gustaba terminar los trabajos con días de antelación, ya que solía olvidarse de las fechas de entregas.
De pequeño era muy malo en los estudios, por eso debía pasarse horas en su escritorio estudiando. Cuando el cielo se oscureció, tuvo que encender la lamparista de su mesa y continuar.
Hasta qué pasada la hora de cenar, termino con todo el trabajo escrito y la presentación. Solamente le faltaba estudiarse todo lo que tendría que explicar en la presentación, pero eso lo dejaría para otro día.
Se estiró la espalda y se levantó de donde estaba sentado. Tenía algo de hambre, y sabía que siempre había sobras de Mingyu en la nevera del segundo piso.
Salió de su habitación y bajo las escaleras. La casa entera estaba vacía, ya que todos habían salido aquella noche menos él.
Encendió la luz del salón del segundo piso y rebusco en la nevera. Termino por coger un táper lleno de arroz con kimchi, y se sentó en el sofá morado.
No pudo dar ni dos bocados cuando noto la tenue luz que venía del piso de abajo. Extrañado y con la boca llena, dejo la comida de lado y bajo las escaleras.
Todas las luces estaban apagas, pero salía un poco de luz de la rendija de la puerta que daba a las habitaciones de la zona A. Preocupado por que alguien se hubiera dejado alguna máquina encendida, bajo los últimos escalones y se plantó frente a la puerta.
Nunca había estado en esa zona de la casa, por lo que al abrir un poco la puerta con la mano, se sorprendió al ver un segundo salón, pero más pequeño. Este estaba lleno de ventanales que daban al patio, con un sofá marrón y una pequeña mesa.
Y era cierto lo que una vez le dijeron, estaba bastante desordenado. Varias prendas de ropa por el suelo, productos de maquillaje sobre un mueble al fondo, vasos y tazas vacíos, botellas, zapatos, libros y muchas otras cosas.
Pero lo que más le sorprendió fue que allí había alguien. No todos habían salido de fiesta, Jeonghan se había quedado.
El rubio se encontraba estirado en el suelo, entre mantas de colores y almohadas mullidas. Tenía unos auriculares puestos, pero aun así, noto su presencia y se giró a verle.
Seungcheol, aún aferrado a la puerta como si fuera un escudo, no se movió.
Jeonghan, rodeado por velas aromáticas, se sacó uno de los auriculares y le sonrió.
- Cheol.- murmuro alegremente.- ¿Qué haces aquí? Creí que habrías salido con Shua.
- Yo pensé lo mismo de ti.- comento, adentrándose un poco al lugar.- ¿Qué... haces?
Jeonghan se incorporó.- Nada.- respondió con una sonrisa, y hubo un silencio agradable por algunos segundos.- ¿Quieres unirte?
No se lo pensó mucho cuando se estiró a su lado en el suelo, entre mantas y almohadas. Era agradable, más que estar estirado en una cama, y el olor de las velas aromáticas era agradable.
Jeonghan también se estiró, pero en vez de quedarse en su lugar, invadió el espacio personal de Seungcheol y le coloco un auricular en su oreja izquierda. Se miraron, y ambos sonrieron.
La música que escuchaban era tranquila, algo triste.
Sonrió al notar que Jeonghan traía puesta la sudadera que le regalo.
Seungcheol sintió la cabeza de Jeonghan en su hombro antes de quedarse dormido.
꿀벌
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Sting like a bee // Jeongcheol
FanfictionLo primero que Choi Seungcheol vio al entrar en su nueva casa para estudiantes, fue a dos chicos comerse la boca sobre la encimera de la cocina. Uno de ellos, era Yoon Jeonghan. Con la apariencia de una abeja reina, Jeonghan parecía ser el que movía...