꿀벌 Epílogo 꿀벌

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2024

Seungcheol salió de su empresa y se desató el botón de la chaqueta, sintiendo que se ahogaría. Tras establecer su propia empresa hacía algunos años, no había tenido tiempo para sí mismo, y tampoco para el resto.

Ser el director de una editorial de libros era un gran trabajo, y sentía que la vida se le estaba escapando de las manos.

Pero hacía unos meses se había reencontrado con Minghao, y habían hablado de muchas cosas. El chino era diseñador de moda, y le había recomendado que tomara las riendas de su vida antes de que algo malo pasara.

Seungcheol decidió entonces hacerle caso y ese día iría a cenar con su madre. Hacía tiempo que no la veía, por lo que quería regalarle algo, y aprovechando que era San Valentín, compraría sus flores favoritas; rosas.

Minghao también le recomendó una floristería a la que podía ir a comprar.

- Yo voy allí todo el tiempo, las flores que pongo en mis desfiles son todas de esa tienda.- aseguro, bebiendo de su café.- El dueño es sublime, una bella persona. Lo amaras.

Le hizo caso y salió ese día temprano del trabajo. Había dejado a su secretaria a cargo de sus citas.

Se sacó del bolsillo un cigarrillo y un mechero rosa, encendiéndolo y soltando el humo.

Giro la calle y se dio cuenta de que ya había llegado. Estaba más cerca de su empresa de lo que creía, inclusive había pasado por allí un par de veces.

Su vida después de la universidad se basó en trabajar. Trabajo en innumerables empresas como editor, hasta que fue ascendido lo suficiente como para ganar millonadas, y tras ahorrar, pudo abrir su propia empresa.

Y cuando quiso darse cuenta y dio una mirada atrás, habían pasado más de diez años y apenas nada había cambiado.

Mingyu y Wonwoo se casaron años después de terminar la universidad, en Estados Unidos. Seungkwan era director en un orfanato, Chan trabajaba de criminólogo en Nueva York, Minghao y Jun comenzaron una relación cuando se reencontraron años después, Joshua era profesor de inglés en Busan, Seokmin era un reconocido periodista, Soonyoung trabajaba como coreógrafo en la misma empresa que Jihoon componía música, y Vernon trabajaba en su empresa como coordinador de contabilidad y finanzas.

¿Y él? Estaba solo, con su empresa y mucho dinero, pero se sentía vacío desde que Jeonghan desapareció en enero de hacía siete años.

Seungkwan era el único que lo sabía, y tuvo que explicarlo tras ser presionado.

- No era feliz.- se limitó a decir.

Todos lo aceptaron, menos Seungcheol.

Tuvo alguna pareja después, hombres y mujeres, pero no duraban mucho, ya que trabajaba en exceso.

Era por eso que quería comenzar a tomar buenos hábitos, y quería comenzar con su madre.

Entro a la floristería, que era sumamente bonita tanto por dentro como por fuera. Había varias personas dentro, y el lugar entero estaba lleno de rosas por San Valentín.

Tuvo que esperar su turno y fue atendido por una chica joven.

- Buenos días, ¿qué desea?- pregunto ella.

- Un ramo de doce rosas rojas, por favor.- pidió con una sonrisa.

Ella asintió, apuntándolo en el ordenador.- Bien, eso serán...

- ¡Hina!- grito otra chica desde el interior del almacén.- ¡Tengo un problema con las cajas! ¡Ven, corre!

La chica pareció asustarse y se giró hacia Seungcheol.- Discúlpeme. Enseguida se le darán sus rosas, mi jefe está al fondo a la derecha con ello. Vaya y vuelva para pagar.

- Claro, gracias.- murmuro.

La chica salió corriendo y se dispuso a buscar el fondo de la tienda. Una niña correteó por su lado con varias rosas en las manos y siguió el camino por el que ella había aparecido.

Y era cierto, al final de la tienda había unas enormes estanterías con cubos llenos de rosas rojas. Había un hombre de espaldas a él arreglando ramos, y se acercó para poder pedir el suyo.

Un teléfono sonó cuando fue a hablar. El dueño de cabellera negra tomo la llamada y el corazón de Seungcheol se paralizó.

- ¿Hao? Sí, claro. ¿Eh? Habla claro, ¿que es lo que quieres? ¿Qué me...?- El florista se giró y dejo de hablar cuando vio a Seungcheol. Colgó el teléfono y lo volvió a guardar.

Seungcheol trago duro, estaba sudando más que en toda su vida.

- Jeonghan.- murmuro asombrado.

- Cheol...- el ahora peli negro tardo algunos segundos en sonreír, pero lo hizo. Nada había cambiado.

- Han pasado tantos años... - comento Seungcheol, jurándose por dentro que mataría a Minghao.- Y sigues... igual de lindo.

Jeonghan se sonrojó, y termino sonriendo.- Te he extrañado.

- Yo mucho más.- afirmo, acercándose algunos pasos.- Y te prometo que esta vez no voy a dejar que te vayas.

Jeonghan se mordió el labio, y negó varias veces con diversión.- Salgo en media hora, ¿estás dispuesto a esperar?

- Siempre.

Porque Jeonghan nunca fue una flor.

Jeonghan era una abeja.

Una abeja con un veneno muy letal, que había dejado a Seungcheol arrodillado a sus pies.












FIN

꿀벌

Sting like a bee // JeongcheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora