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Eren como el boludo que te agarra en la cocina de una joda

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Eren como el boludo que te agarra en la cocina de una joda

Esa noche, mí mejor amiga Mikasa me había obligado a acompañarla a una fiesta. Ella sabía que estaría Jean, su enamorado, y quería que la ayudara a conquistarlo. Aunque ni había pasado una hora y ya me había dejado abandonada con un montón de gente desconocida.

Debe andar a los besos por ahí.

Estaba algo aburrida, por lo que me dirigí a la cocina por otro trago y alejarme un poco de la muchedumbre que bailaba eufórica.

Busqué en la impecable estantería y en heladera. Pero no logré encontrar ni una botella de lo que quería beber. Suspiré irritada, hasta que una voz me interrumpió por completo.

-¿Qué estás buscando?- preguntó la voz masculina a mis espalda. Era Eren... el engreído de la universidad que creía que todas babeaban por él.

Hace tiempo que tenía cierto por rechazo él, siempre lo criticaba de la distancia por ser tan molesto y agrandado con todos. Claro que Eren estaría allí, quizás si esa no fuera la fiesta de Levi, su amigo ¿Cómo no lo había pensado antes?

Me giré lentamente para mirarlo, tan irresistible que me hacía olvidar que era un idiota. Era algo que odiaba de mí, por verlo de esa forma. Solo debía joderme su existencia y ya, no tenerle un poco de ganas. Es que ese piercing en la ceja y como le quedaba esa camisa negra era inevitable. Me destruía esa sonrisa burlona.

Capaz si tenía razón en que todas babeaban por él. Pero nunca lo iba a admitir.

-Nada- contesté secamente, pasando junto a él. No tenía ganas de entablar una conversación.

-¿Nada?- Eren me miró con las cejas levantadas. -Vi que tu vaso está vacío. Hay bebidas en la cocina-. Tomó un trago de su propia bebida y se cruzó de brazos con una sonrisa todavía en su rostro. -¿Tienes miedo de mí o algo así?- preguntó y se encogió de hombros, antes de sonreír de nuevo.

Así que con ganas de molestar.

Me di la vuelta completamente, quedando frente a frente, con una expresión molesta en mí rostro. No podía estar hablando en serio, era un completo idiota. Me reí secamente para mirarlo incrédula con una ceja enarcada.

-¿Miedo de qué? Si se puede saber- le pregunté dando un paso hacia él, desafiante.

Eren levantó una ceja e inclinó ligeramente la cabeza. Me observó de arriba a bajo, lentamente y de una manera torturosa que me hacía estremecerme.

Dejó su vaso en el mostrador cercano y se acercó a mí, sus movimientos eran relajados pero amenazadores al mismo tiempo.

-¿Por qué huyes entonces?- preguntó con una sonrisa maliciosa. -Sé que la mayoría de las chicas me encontrarían bastante encantador, pero parece que tú no, muñeca.

Su semblante intimidador me hacía sentir pequeña. Cómo me miraba con esos profundos ojos color musgo, deteniéndose en mis curvas con descaro. Me había puesto nerviosa, pero intenté ocultarlo con otra risa forzada.

-Que gracioso eres.

Eren dió un pequeño resoplido. Sabía que intentaba ridiculizarlo, pero no permitió que eso le afectara. Sólo le hice sonreír.

-Normalmente me sentiría halagado por tal declaración si saliera de la boca de otra persona-. Me levantó otra vez su maldita ceja. -Pero viniendo de ti, princesa, sé que fue puro sarcasmo. La manera en que me llamó me dió un cosquilleo, lo hacia para molestarme pero mí cuerpo reaccionaba de otra forma.

Solo pensaba en cómo se sentiria tener aquéllas manos adornadas con anillos sobre...

Basta.

Él se acercó y nos encontramos aún más cerca que antes hasta que estuvo a sólo unos centímetros de distancia. Incluso con mis tacones, Eren seguía siendo más alto.

De un momento a otro, con un ligero moviendo me acorraló entre un hueco entre las mesadas de la cocina. Atrapandome con sus brazos a ambos lados de mí cabeza. Solté un suspiro, que rogaba que fuera de sorpresa y no de otra cosa.

Lo miré de arriba a bajo. Me iba a lamentar más tarde por estar disfrutando del momento. Cómo su cuerpo musculoso se marcaba a través de la tela de su ropa para inclinarse y acorralarme. Esa expresión canchera terminaría conmigo.

Le sonreí de lado, siguiéndole el juego. Él solo soltó una risita, mientras colocaba su mano izquierda en mí cintura y solo dejaba el contrario sobre la pared. Antes de que pudiera hacer otra movimiento que deseara olvidar, me deslicé hacía a bajo, flexionando mis piernas y escapé de él por un costado. Lo suficientemente rápida para que no me agarrara del brazo.

-Nos vemos más tarde- me despedí irônica a la vez que salía de la cocina y me perdía entre la multitud que bailaba en la gran sala.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𔓕 Eren Jeager Donde viven las historias. Descúbrelo ahora