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Everybody knows that I'm a good girl, officer

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Everybody knows that I'm a good girl, officer

-Unas ganas de terminar presa- susurré a mis amigas, las cuales estaban a ambos lados de mí agarradas como señoras. Señalando con la cabeza al coche policiaco aparcado cerca de la esquina, por donde estabamos por pasar. Apoyado en el capote, se hallaba un oficial con expresión seria y brazos cruzados. El uniforme de mangas cortas hacía resaltar sus trabajados brazos con venas visibles. Era demasiado lindo y eso que ni siquiera estaba haciendo algo.

-Callate, tarada- me retó Mikasa por lo bajo. -Lo gritaste un poco más.

Me encogí de hombros para luego largar una risita ahogada que hizo al oficial mirarnos de reojo cuando pasabamos junto a él y doblabamos la esquina hacía la discoteca de luces violetas. La entrada se encontraba con una pequeña fila, ya que a penas iba a ser de medianoche. Nosotras venimos temprano, ya que, a esta hora no se paga la entrada; después de las doce sí. El patovica nos sonrió asentiendo cuando entrabamos al lugar; era un hombre muy agradable a pesar de que fuera puro músculos y tuviera un tatuaje en el cuello que intimidaba a cualquiera. Nos sacó varios babosos de encima.

Dejamos atrás la brisa fresca de la noche para sentarnos en uno de los sillones grante junto a la pared. Acá adentro no hacía frío por suerte, ya que con las chicas vestiamos nuestros clásicos vestidos de fiesta. Sasha se estiró en el respaldo acolchonado como si estuviera en un jacuzzi , haciendo a Mika revolear sus ojos ante el dramatismo.

-¿A qué hora vienen los chicos?- preguntó Sasha, ahora revisando su maquillaje en el diminuto reflejo de su espejo de mano con forma de frutilla.

-Hace un rato Porco pasó a buscar a Pieck y Annie, ahora deben estar yendo por Niccolo- contestó Mika despreocupada, mientras desplazaba su dedo por la pantalla de su teléfono. Sasha pareció soltar un chillido de entusiasmo ante el nombre del último. Que raro me sonó Niccolo en una discoteca, no tiene esa pinta. Lo que uno hace por amor supongo.

Teniamos tiempo antes de que llegaran, así que yo también iba a relajarme. Pero cuando apenas saqué el encendedor de mi cartera, como por arte de magia apareció un empleado del lugar que vestía una camisa perfectamente planchada con cara de desaprobación. Llevé mis ojos al objeto y me lamenté internamente, lo había olvidado. Bueno, no todo puede ser perfecto en esta vida. Mikasa me miraba con una mueca en sus labios, señalando con los ojos al hombre que todavia estaba frente a la mesa. Ese enano pesado.

-Está bien, voy a fuera un ratito. No me tardo, mándame un mensaje cuando lleguen los otros- avisé a las chicas colgando mi cartera al hombro. Mikasa solo me miró con una cara de: "¿Es necesario ahora? A lo que solo pude alzar las manos en señal de que no tenía opción. Era eso o desmayarme en quince minutos por las luces titilantes del techo que hacian marearme.

Cuando salí empujando fuertemente la pesada puerta de emergencia, el aire helado golpeó cada parte de mí haciendome temblar levemente. Ese lado de la calle estaba desierta, pero no estaba preocupada, ya que a unos metros a mi derecha podía ver la gran espalda del patovica delante de la fila que iba creciendo poco a poco. Saqué el cigarillo de la cartera brillosa, pero cuando rebusqué en ella el encendedor este no estaba. Tiré mi cuello hacía atrás, irritada. Lo dejé arriba de la mesa sin darme cuenta. Fumar se me hacía más y más inevitable, pero no podía dejarlo. Cuando la música deja de hacer efecto ante pensamientos molestos, no hay otra manera de callarlos y bueno.

-¿Te puedo ayudar en algo? -curiseó de repente una voz ronca y cautivadora. El mismo oficial de antes estaba parado con brazos cruzados a unos metros de mí, en la esquina se veía una parte de la camioneta oscura. Ah, se cambió de esquina, genial. Era broma de que quería terminar presa.

-No, estoy bien. Solo salí a fumar- respondí abrazandome a mi misma por el fresco que sentía sobre la piel, sin soltar el cigarro entre mis dedos. Él solo me barrió con la mirada de los pies a la cabeza con una ceja enarcada, antes de formar una encantadora sonrisa de dientes. Este quiere que me desmaye.

-Vas a terminar enferma, andá adentro así no te roban- bromeó sin moverse de su lugar, ni dejar de mirarme fijamente. Su mirada atractiva tenía algo, como un fuego ardiente.

-Pero, ¿no es tu trabajo evitar eso? -cuestioné incredula ¿A dónde quiere llegar? Me estaba poniendo nerviosa, aunque algo evitaba que volviera adentro.

Él solo rió, tan enigmática que hizo temblar a mis piernas aún más. De pronto, acortó la distancia entre ambos lentamente, por lo que me sobresalté sin querer. Buscó entre uno de sus bolsillos, tanteando sobre su muslo bien definido hasta que sacó un azulado encendedor de uno de ellos. Arrebató el cigarillo entre mis dedos, acercando la llama a este y dandole una larga calada. No dije una sola palabra, solo podía pensar en lo bien que se veía fumando y con una mano en el cinturon, donde estaba su arma.

Cuando soltó el humo a un lado de mí manteniendo su mirada sobre la mía, acercó el cigarillo a mis labios. Tuve que levantar mi mentón completamente, ya que era mucho más alto que yo. Humedeció sus labios, mientras me miraba sensualemente esperando a que abriera la boca. Y lo hice. Dí una calada profunda, tragandome el humo sin ahogarme a lo que él sonrió de lado.

-Será mejor que vayas adentro... estoy en horario laboral, linda- concluyó diciendo cada maldita palabra con tono placentero, que no me hubiera detenido hasta besarlo en todos lados si no hubiera sido por mi tono de llamada interrumpiendo. Saqué el teléfono de la cartera, era Mikasa y mensajes de ella, avisando de que ya llegaron nuestros amigos.

Él ya se había alejando cuando levanté mi mirada buscando sus ojos pícaros, observando cada parte de su color verdoso. Bajé la vista a su cintura, en la que sobresalía una identificación policial.

Eren Jeager.

Me sacaba bastantes años, lo que me hizo llegar con una sonrisa a la mesa de mis amigos, los cuales me miraban confundidos ante mi desaparición.

-¿Qué te pasa ahora a vos? -preguntó Annie con el ceño fruncido. Solo pude negar la cabeza embobada y morder mi labio ocultando una sonrisa.

❀ ❀ ❀

Uf, toda con los policías. Ahre que llego a ver uno y salgo corriendo.

Gracias por leer y votar, agradezco muchísimo cada voto. Espero que hayan disfrutado la historia 💗💗💗

Kisses 💋







𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𔓕 Eren Jeager Donde viven las historias. Descúbrelo ahora