Te pasa a buscar para dar un paseo en su moto
Un estruendo repentino hizo que me sobresaltara, sacandome de mi sueño en medio de la madrugada. Busqué con la mirada aún adormecida por toda la habitación, que se encontraba sumida en un silencio plácido, sin señal alguna de ningún adorno roto por mi gato. Solo un poco de luz, proveniente de la ventana que daba a la calle, se volcaba tenuemente sobre la alfombra. Todavía ni siquiera era de mañana temprano, por lo que el sueño volvío a invadir mi cuerpo sin problema. Me tapé hasta la cabeza con la gruesa manta, hasta que otro ruido me sacó completamente de mí intento de volver a dormir.
Enderecé mi cuerpo, sentándome en la cama y volviendo a mirar por el dormitorio, en el que solo encontré una bola de pelos durmiendo relajadamente debajo de mi tocador, ajeno a todo. Fue cuando llevé la mirada a la ventana, que descubrí de donde venía el ruido. Una piedrita golpeó contra el vidrio, haciendolo temblar, antes de que descorriera la cortina y lo viera.
Eren estaba en el patio delantero, con su clásica campera de cuero brilloso, agachado buscando más piedras entre el pasto. Para que no volviera a lanzar otra y que siguiera haciendo ruido, abrí la ventana.
-Eren ¿Qué carajos estás haciendo? -pregunté tan bajo como podía y audible a la vez, para que mis padres no se despertaran. Él formó una sonrisa, soltando la piedra y encoguiendose de hombros con fingida confusión.
-Mmh, tal vez solo quería ver a mí novia y dar una vuelta con ella- confesó mirando hacía todos lados divertido. -Vamos, dale- pidió señalando con el pulgar, su moto estacionada en la esquina de enfrente. Que ingenioso. Sin duda aparcar en mi vereda sería un suicido. Mi papá lo mataría. Desde la mañana que nos encontró durmiendo juntos sin permiso en mi cama, lo tenía entre ceja y ceja. Es muy gracioso, puesto de igual forma, sigue viniendo a veces a dormir, solo para acurrucarnos y abrazarnos durante toda la noche. Pero papá todavía no cree que su princesa ya creció y que ahora tiene otro hombre en su vida que la ama, aunque no lo apruebe.
Solté una risa, mirandolo y esperando a que diijera que bromeaba. Pero no lo hizo, solo me sacó la lengua y ocultó sus manos en los bolsillos, esperando a que bajara. Vacilé unos segundos, observando la calle vacía y las profundas estrellas en el oscuro cielo. No podía negarle un paseo en moto a mí novio.
-Dame cinco minutos- acepté finalmente, a lo que Eren levantó los puños triunfador.
Después de cambiar mi pijama por ropa abrigada y agarrar mi campera favorita, volví al borde de la ventana. Pero no ví a mi novio, lo busqué por el jardín rapidamente, hasta que salió de la galería de la entrada de mi casa. Tenía un cigarillo a medias entre sus dedos adornados con anillos.
-¿Ya estás? -preguntó tirando su cigarro lejos.
Asentí dudosa, ahora el unico problema sería bajar. Cosas de tener tu dormitorio en el segundo piso y que si usas la escalera tus padres te escucharían. En esos momentos era los que más me molestaba tener progenitores tan controladores.
-Tranquila, no te voy a dejar caer- me calmó Eren, extendiendo sus brazos hacía mí desde abajo. -Deja caer tu cabello bella princesa.
-Dale, tarado ¿Para qué mí cabello? Si tengo que bajar- lo reté haciendo una señal con mi dedo de que guardara silencio, iba a despertar hasta al gato, a lo que él solo rió sin sonido. Tomé aire, sentándome en el marco de la ventana lentamente. Mi novio asintió con clama, en señal de seguridad y acercandose un poco más para agarrarme. Ahora o nunca.
Apoyé un pie en el borde que sobresalia de la pared, sin soltarme de la ventana. Y de un momento a otro estaba en los fuertes brazos de Eren, que me atraparon sin esfuerzo.
-Ya podes abrir los ojos- bromeó bajando mis piernas al cesped, no sin antes plantarme un intenso beso en los labios que recibí aferrandome a su cuello.
Salimos silenciosos, casi en puntillas y tomados de la mano. Sin poder evitar la risitas, cruzamos la calle hasta donde estaba la moto. Esa cosa era gigante y pesada, aunque haya visto a Eren manejarla como si fuera una pluma cientos de veces. Tanto gym sirve.
-Mirá, te traje un regalo- dijo suavemente, descolgando un pequeño casco blanco con diseños en rosa y negro. Sonreía timidamente y no pude evitar no tirarme en sus brazos, haciendolo tambalearse, atrapandolo en mis brazos desbordante de felicidad. Él me sostuvo calidamente, pegandome a su cuerpo. Quien diría que podía ser el chico más tierno del mundo, a pesar de que su fachada intimidante dijera todo lo contrario.
-Gracias, amor. Me encanta- agradecí plantandole un largo beso en su boca que trazaba una sonrisa orgullosa, mientras sus manos se deslizaban por mi cintura rapidamente. Cuando nos separamos, acunó mis mejillas en sus palmas, mirando cada parte de mi rostro con puro amor. Sus ojos tan brillosos como las mismisimas estrellas, hacian latir a mi corazón freneticamente.
-Te amo- soltó con cariño, acariciando mi cara delicadamente.
La noche era nuestra, me aferraba a la cintura de Eren mientras observaba las tenues luces pasar junto a mí fugaces. Sentía su tonificado adbdomen bajo la oscura remera y él solo conducía por una iluminada avenida. Pocos autos andaban por las calles, pero no nos importaba, teniamos la ciudad para nosotros solos.
Enderecé mi espalda, despegando mi cuerpo del suyo, al notar como la velocidad desminuía junto a la playa. Aparcó la moto, bajando primero y tendiendo su mano para que hiciera lo mismo. Cuando ya dejamos nuestros cascos atrás, nos adentramos a la húmeda arena tomados de la mano.
Estaba por amanecer, una pequeña franja nacía desde el horizonte, avisando de que llegamos justo a tiempo. Eren me rodeó con sus brazos desde atras, dandome suaves besos en mi coronilla. Solo los dos, abrazados y el anaranjado crepúsculo. Sonreí ante el momento, por tener al chico que amaba cada día más, junto a mí, en el largo instante más íntimo que cualquier otro.
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Uf, metas.
Gracias por leer y sus votos 💓💓💓Kisses 💋
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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𔓕 Eren Jeager
Fiksi PenggemarHistorias cortas y random junto a Eren que toda girl (yo) sueña con que le pase.