Hoy es el cumpleaños de la empresa y estoy invitado a la fiesta. No sé si ir o no. Por un lado, me gusta divertirme y conocer mujeres, pero por otro lado, siento que ya estoy en una edad en la que debería sentar cabeza y buscar una pareja estable. Además, tengo que cuidar de mi madre, que está enferma y necesita de mi apoyo.
Me levanté temprano como todos los días a atender a mi mama, ella sufre de la tensión, me encanta los días que estoy libre, porque puedo pasar el día con ella, desde que mi hermano Gregory se fue del país buscando una mejora, ella quedó más sola, razón por la que tengo que contratar a una enfermera para que la cuide en los días que yo trabajo.
-Hijo, sabes que conseguí esto en la mesa de la sala.
Mi mamá tenía en sus manos la invitación que Juan nos avía entregado.
-Eso mamita es la invitación para el cumpleaños de la empresa.
-¿No vas a ir mi cielo?
-No tengo muchas ganas mi viejita, además hoy no viene Cecilia.
-No te preocupes por mi amor yo voy a estar bien, además las vecinas me dijeron que querían jugar cartas hoy.
-Ahmm te quieres deshacer de mi verdad jajaja.
-Jajajaja claro que no cielo, es sólo que no quiero que te quedes aquí encerrado, sal disfruta de la vida.
-Yo siento que he disfrutado bastante, lo que quiero es una buena pareja, y llenarte la casa de nieticos.
-Bueno pero que sabes tú si en esa fiesta conoces a tu futura esposa.
-Jajaja si claro mamá, cómo sí fuera tan fácil.
-Mijo la vida está llena de oportunidad y si yo fuera tu las tomara todas.
Me encanta hablar con mi mamá ella en su juventud fue muy fiestera, sin embargo los tiempos han cambiado, pero en algo tiene razón, he salido a festejar y tomar tragos con casi todos en la empresa, y hasta los momentos no he tenido la oportunidad de conocer bien a Luz quizás hoy sea mi oportunidad.
Me decido a ir, total, no pierdo nada. Si no es con ella, tal vez encuentre a alguien que me llame la atención. Me visto con elegancia, pero sin exagerar. No quiero parecer un presumido, ni un desaliñado. Me perfumo con discreción, pero sin dejar de oler bien. No quiero ahuyentar a nadie, ni pasar desapercibido.
Llego al lugar de la fiesta y me saludo con mis compañeros de trabajo. Todos me felicitan por mi buen desempeño como supervisor del almacén. Me siento orgulloso de mi trabajo, pero también sé que no es lo único que me define. Tengo otras facetas que me gustaría mostrar, otras pasiones que me gustaría compartir.
Busco con la mirada a Luz, la chica que me llama la atención. Es una buena empleada de la empresa, muy inteligente y astuta. Siempre tiene una sonrisa en los labios, pero también una mirada penetrante que parece leerme el alma. Me encanta su forma de hablar, con palabras técnicas y profundas, que demuestran su cultura y su ingenio.
La veo llevando un hermoso vestido rojo con su cabello largo y suelto, que le queda perfecto, resalta aún más su figura, sin embargo ella está al otro lado de la sala, rodeada de admiradores. No me sorprende, es una mujer muy atractiva y carismática.
En eso veo a mis colegas también, cada uno de ellos luciendo elegantes, Gabriel es sin duda el alma de la fiesta, su forma bailar cautiva a todas, manos a ella. Eso me gusta.
Me acerco con timidez, esperando que me haga un hueco en su círculo. Ella me ve y me saluda con cordialidad, pero sin entusiasmo.
-Hola jefe Luis cómo esta?? Por lo visto bien por lo que veo cómo está su señora madre
-Bien gracias a Dios, ella está mejorando y se que pronto estará brincando de salud.
-Jajajajaja debo decir que me parece muy lindo que te hagas cargo de ella, eso habla muy bien de ti.
-Gracias Luz. Y ¿Qué tal tu día?
-Mmm Pues, bastante bien. He terminado un proyecto importante y estoy muy satisfecha.
-Me alegro por ti. Eres una mujer muy trabajadora y talentosa.
-Gracias, Sr Luis. Es muy amable.
-No es necesario que me digas Sr dime Luis y con respecto a lo anterior, solo soy sincero. Y también muy afortunado de tenerte como compañera de trabajo.
La fiesta avanza y yo sigo pegado a ella, esperando una señal, una oportunidad, un momento. Pero nada ocurre. Ella sigue hablando con todos, riendo con todos, bailando con todos. Menos conmigo. Yo soy el único que se queda al margen, el único que no tiene cabida en su mundo.
Intento coquetear con ella, usando algunas frases ingeniosas que se me ocurren. Ella me sonríe, pero no sé si es por cortesía o por interés. No sé si le gusto o no, si tiene novio o no, si quiere algo conmigo o no. Es una incógnita que me desespera y me fascina a la vez.
De momento la oportunidad llego pude bailar con ella, su olor es encantador y su forma de moverse espectacular.
Sin embargo no dura mucho y me dice que necesita ir baño. En eso Gabriel organiza un juego aprovechando que todos están ya pasado de tragos, yo no me incluyo pues veo que ella sale del baño y va hacia el balcón.
-Hola Analista ¿Quieres jugar con nosotros?
-No, gracias.
-Y eso? No te gusta jugar con tus compañeros de trabajo?
-Jajaja no es eso es que el licor me tiene mareada y quiero tomar aire.
-Mmm Ok bueno te dejó entonces.
-¿Oye y qué hiciste en la mañana? No saliste?
-Mira no, estuve cuidando a mi madre, hice algunas llamadas, he enviado algunos correos, he tomado un café...
-¿Un café? ¿Solo uno?
-Sí, solo uno. ¿Por qué?
-Porque me parece poco para ti. Tú eres un amante del café, ¿no?
-Sí, lo soy. Me encanta el café. Y más si es contigo.
-¿Conmigo?
-Sí, contigo. ¿No te gustaría salir y tomar un café conmigo?
-Pues... no sé, Luis. ¿Es una invitación?
-Sí, lo es. ¿Qué me dices? ¿Te animas a tomar un café conmigo?
-Luis, no te ofendas, pero creo que no es una buena idea.
-¿Por qué no? ¿No te caigo bien?
-Sí, me caes bien. Eres un buen compañero y un buen amigo.
-Entonces, ¿cuál es el problema?
-El problema es que yo no estoy interesada en ti de esa manera.
-¿De qué manera?
-De la manera que tú quieres. De la manera romántica.
-¿Y cómo sabes lo que yo quiero?
-Porque se nota, Luis. Se nota que quieres coquetear conmigo.
-Bueno, puede que tengas razón. Puede que quiera coquetear contigo. ¿Y qué tiene de malo?
-No tiene nada de malo, Luis. Solo que yo no quiero coquetear contigo.
-¿Por qué no?
-Porque no me atraes, Luis. No me gustas como hombre.
-¿No te gusto como hombre? ¿Y cómo te gusto?
-Me gustas como amigo, Luis. Como amigo y nada más.
-Vaya, eso ha dolido.
-Lo siento, Luis. No quiero herirte. Solo quiero ser honesta.
-Y yo te agradezco tu honestidad, Luz. Pero no entiendo por qué no te gusto como hombre. ¿Qué te falta?
-No me falta nada, Luis. Eres un hombre muy guapo y simpático. Pero no hay química entre nosotros. No hay chispa.
-¿No hay chispa? ¿Estás segura?
-Sí, estoy segura. ¿Tú la sientes?
-Pues... sí, la siento. La siento cada vez que te veo, cada vez que te hablo, cada vez que sonríes.
-Luis, no seas exagerado. No creo que sea para tanto.
-No es exageración, Luz. Es verdad. Me gustas mucho, Luz. Me gustas desde el primer día que te vi.
-Luis, no me digas esas cosas. No me hagas sentir incómoda.
-No quiero hacerte sentir incómoda, Luz. Quiero hacerte sentir especial. Quiero hacerte feliz.
-Luis, no puedes hacerme feliz. No de esa forma. Ya soy feliz con mi vida, con mi trabajo, con mis amigos, con mi familia.
-¿Y no hay nadie más en tu vida? ¿Nadie que te haga latir el corazón?
-No, no hay nadie más. Pero tampoco lo necesito. Estoy bien así.
-¿Estás bien así? ¿Sin amor?
- Sí, estoy bien así. El amor no lo es todo, Luis. Hay otras cosas más importantes.
-¿Cómo qué?
Luz: Como el respeto, la confianza, la lealtad, la amistad...
-Y todo eso te lo puedo ofrecer yo, Luz. Te lo puedo ofrecer y mucho más.
-Luis, por favor, no insistas. No vas a conseguir nada.
-¿Nada? ¿Ni siquiera un café?
-Ni siquiera un café, Luis. Ni siquiera un café.
-Bueno, pues... esta bien. No voy a molestarte más. Solo espero que no te enfades conmigo.
-No, no me enfado contigo, Luis. Solo te pido que me entiendas y que me respetes.
- Te entiendo y te respeto, Luz. Eres una mujer íntegra y admirable. Y por eso me gustas tanto.
-Gracias, Luis. Eres un hombre generoso y comprensivo. Y por eso te aprecio tanto.
- ¿Me aprecias? ¿Solo eso?
-Sí, te aprecio. ¿Qué más quieres que te diga?
-Nada, nada. Ya lo has dicho todo. Adiós, Luz.
-Adiós, Luis.
Me siento frustrado y decepcionado. ¿Qué hago mal? ¿Qué me falta? ¿Qué tiene ella que no tenga yo? Me pregunto si algún día encontraré a la mujer de mi vida, a la que me haga feliz y me quiera como soy. O si seguiré siendo un soltero empedernido, que busca el amor en vano.
Decido irme de la fiesta, no tiene sentido seguir ahí. Me despido de ella con educación, pero sin esperanza. Ella me dice que fue un placer verme, pero sin emoción. Yo le digo que lo mismo digo, pero sin convicción.
Salgo de la fiesta y me subo a mi coche. Enciendo el motor y me dirijo a mi casa. A mi casa vacía, donde solo me espera mi madre enferma. Mi madre que me quiere, pero que también me necesita. Mi madre que es mi única familia, pero que también es mi única responsabilidad.
Me pregunto si este es el destino que me espera, si esta es la vida que me toca. Una vida sin amor, sin pasión, sin ilusión. Una vida que se me escapa, que se me acaba, que se me va.
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Enamórate de mi
RomanceUna historia basada en hechos reales que nos narra los acontecimientos de 7 protagonistas, los cuales se verán consumidos por la emoción más poderosa del ser humano, el amor. cabe destacar que los nombre y edades de nuestros protagonistas han sido c...