Llegaste

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Draco esperaba pasar ese fin de semana tranquilo, hace un tiempo que Snape, su padrino, le permitió volver a su sala común por el nuevo y mejorado control de su magia, pero Draco conservó aquel salón solitario del cual nadie sabía, más que él y su padrino, lo cual era ventaja para el rubio ya que podría escaparse de sus amigos cuando quisiera, esa tarde era una de las pocas veces que iba a ese salón.

Al llegar, se sentó en la cama situada en aquel pequeño pero espacioso lugar, se recostó y quedó dormido al poco rato.
Mientras tanto, Potter corría por los pasillos, evitando a toda costa ser atrapado por sus amigos, también quería un lindo y tranquilo fin de semana, en un ataque de desesperación al ver que sus amigos se acercaban, Harry entró a la primer puerta que tuvo enfrente, cerrándola de un portazo no muy escandaloso y colocándole el seguro, recuperando el aliento recargándose en ésta misma.

- ¿Quién mierda eres?. - preguntó una voz grave y somnolienta en la oscuridad de aquel cuarto.

- Perdón, no sabía que había alguien, me iré cuando mis amigos desaparezcan de éstos pasillos. - respondió Harry, sacando su varita y haciendo un lumos mental.

- ¿Potter?, por Merlín, deja de encontrarme. - el rubio parecía irritado, simplemente se llevó una mano a su cabeza, acariciando suavemente su sien.

- Idiota, ¿qué mierda se supone que haces acá?. - Harry habló ocultando su creciente nerviosismo y un pequeño. sonrojo en sus mejillas de vergüenza

- Es mi cuarto, estaba durmiendo hasta que a un idiota se le ocurrió entrar y dar un portazo como si fuera su casa. - su tono era levemente más sarcástico.

- Que gran respuesta, pues mira, éste "idiota" solo buscaba escapar y estar en paz. - respondió enojado el azabache.

Draco solo se dió la vuelta sobre sí mismo e ignoró la presencia de Harry, mientras tanto, el azabache se disponía a irse, hasta que sintió como el ambiente en la habitación empezaba a tensarse, sin aviso ni precaución, Draco lo acorraló contra la puerta, ésta misma parecía sellada al igual que Draco frente a él, acorralándolo sin siquiera mirarlo, tenía la mirada baja, Harry se intentaba safar, lo cual le resultaba inútil.

- Quédate quieto idiota. - Harry juró que eso había sido lo único que había podido callar el sonido vacilante de sus latidos acelerados, provocándole un escalofrío por la cercanía de aquellas palabras casi... ¿vacías?.

- Déjame ir, lamento haberme topado contigo. - Harry sonaba vacilante y nervioso, el azabache juraba que sus latidos eran lo único que se llegaba a escuchar dentro de esa habitación en total silencio y soledad a excepción de aquellos dos seres mágicos que parecían sacar chispas juntos.

Draco no respondió y, Harry pudo sentir su respiración juntándose con la de su enemigo desde que era un infante, Harry intentó seguir forcejeando, sus intentos terminaron siendo en vano ya que Draco colocó ambas manos en sus hombros, dejándolo inmóvil, hasta que sintió esa sensación ya conocida, los labios de Draco estaban sobre los suyos, uniéndolos en un desesperado beso.

Harry no supo como reaccionar, pero su cuerpo sí, ya que el beso seguía, y se profundizaba cada vez más, sin quererlo, Harry enredó sus brazos al rededor de Draco, y éste le correspondió sosteniéndolo de la cadera con firmeza y detenimiento, sus cuerpos se juntaron más, haciendo que ambos se embriagaran del calor del cuerpo del otro, y más aún, el sabor de sus bocas, parecían unirse y completarse perfectamente.

Hasta que su beso llegó a su fin por falta de aire, ambos estaban totalmente agitados y, se podría decir que algo exitados, ninguno creyó embriagarse tanto con el sabor, olor y calor del cuerpo de otra persona, y en especial de alguien a quién ellos nunca imaginaron

- Por Merlín... - Draco pareció maldecir, Harry solo seguía intentando recuperar el aliento perdido en aquel extasiante beso.

En ese momento, Harry solo pudo aguantarse el seguir recuperando su aliento, pues Draco lo había vuelto a besar, ahora aún más intenso y por supuesto, excitante.
Hasta que de nuevo ambos se quedaron sin aliento, Draco se separó de aquellos labios que simplemente le parecían demasiado hermosos y satisfactorios, pero el rubio aún parecía no quedar satisfecho, así que simplemente se dedicó a besar poco a poco a Harry, desde la mejilla hasta su mandíbula y finalmente su cuello.

- Detente... - Harry ya había recuperado totalmente el aliento, pero parecía escaparsele en pequeños jadeos entrecortados que el toque de los labios de Malfoy sobre su piel causaban.
Draco por supuesto no hizo caso, ambos parecían estar totalmente embriagados, no parecían reconocerse entre ellos ni mucho menos a ellos mismos.

- Malfoy, detente ahora. - sentenció Harry, apartando bruscamente al ya mencionado, Draco, al cruzar su mirada con aquella mirada verde entró en conciencia, Harry simplemente salió del cuarto corriendo, ya sin importarle si sus amigos estuvieran ahí o no.

El rubio, cerró cuidadosamente la puerta después de que Harry saliera, se dió la vuelta y se recargó sobre la puerta, pensando en cómo había actuado hace apenas unos segundos atrás, un pequeño y ardiente sonrojo se le formó en las orejas.

- Mierda... - musitó Draco, enrrollandose entre sus rodillas y maldiciendose a sí mismo en voz baja.

Harry, al contrario, estaba agitado, nervioso y, ¿emocionado?, llegó a su sala común, con un inmenso sonrojo, de orejas a nariz, agitado por haber salido corriendo, y nervioso por el inmenso cosquilleo por lo ocurrido momentos antes, las sensaciones invadían cada sentido, pensar y por supuesto el actuar de Harry, éste simplemente, cómo pudo fué hacía su habitación, se encerró y se dispuso a no salir de ahí hasta que los nervios lo dejaran actuar y sobre todo pensar.

- Harry. - un golpeteo constante junto con la llamada de su nombre hizo que el moreno se despertara, habiendo olvidado lo que pasó esa misma tarde, al levantarse de su cómoda cama y abrir la puerta de su dormitorio, dejando entrar a una desesperada y preocupada Hermione.

- Mione, ¿estás bien?, pareces agitada. - dijo Harry, aún algo somnoliento tallandose los ojos.

- No, pasó algo, algo realmente perjudicial, algo horrible, algo... - Hermione no pudo seguir ya que Ron entró a la habitación dando un portazo.

- ¿Ron?, ¿qué pasa?. - Harry se notaba asustado, aquel portazo aparte de despertarlo lo había puesto en alerta.

- Malfoy. - fué lo único que mascullo el pelirrojo, a Harry solo se le erizó la piel, ¿Malfoy?, y, en ese momento, todo lo ocurrido en la tarde se le vino como cascada a la cabeza, eso no podía estar pasándole, no a él, no a Harry Potter.

Harry salió corriendo de su sala común, al instante miles de estudiantes que estaban por los pasillos cesaron sus pláticas para voltear a verlo, a él, a Harry Potter, Harry, solo caminó por entre los estudiantes, ignorando algunos susurros que empezaban a escabullirse de entre algunos estudiantes a sus oídos, y, al llegar al final del pasillo la vió, una fotografía, impresa, de él, y, claro, Malfoy, besándose, en la apenas tenue luz de la habitación de Malfoy, ¿cómo había sucedido aquello?.

Mis ambiciones se resumen en tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora