Secreto

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- ¿¡Tienes algo con Potter y hasta apenas me enteré Draco!?. - reclamaba histérica Pansy, se sentía abrumada y traicionada por su propio mejor amigo.

- Por favor Pansy, suficiente tengo con que toda la escuela se haya enterado que me besé con Potter para que tú vengas y asumas que somos algo. - Draco estaba ansioso, desesperado y por supuesto totalmente fuera de sí, ¿quién mierda les había tomado aquella foto, y más encima, pegarla en un lugar donde todo mundo la viera?, el rubio no lo sabía, pero algo tenía claro, si encontraba a aquella persona que hizo pública esa fotografía lo pagaría caro.

- Pans, mejor dejemos pensar a Draco un momento, se vé frustrado. - interrumpió Blaise antes de que la chica pudiera gestionar alguna palabra.
Ambos amigos salieron de la habitación del rubio, dejándolo solo y totalmente en silencio, pero, a los pocos segundos, ese silencio fué callado por el sonido de sus latidos en sus oídos, resonaba, una y otra vez, cada vez más fuerte y, con algunos sentimientos entre estos latidos, su corazón parecía querer salirsele del pecho, su panza parecía querer explotar por las mariposas que parecían multiplicar su revoloteo dentro de él y por supuesto, no podía faltar el inmenso calor que ahora, como en la última vez, parecía invadir su cuerpo, haciéndolo rogarse a sí mismo el no perder la cordura e ir directo a por Potter para ver el por qué besarlo parecía satisfacer esos sentimientos embriagantes y excitantes.

Draco se levantó de su cama, salió de su habitación y sala común y fué hacía su salón, encerrandose, no sabía de lo que sería capaz si en particular, Potter, aparecía de nuevo por esa puerta, el rubio, con desespero de no saber controlar sus pensamientos y su sentir se quitó la bata y el suéter escolar, desajustando su corbata, se dirigió al baño, se posó frente al lavabo, se vió al espejo y por supuesto se veía horrible a su gusto, tenía el cabello pegado a la frente por sudor, las pupilas dilatadas, las mejillas de un leve tono carmín, y, sus orejas totalmente rojas.

- Imbécil... - se dijo a sí mismo, estaba frustrado, alborotado, y por alguna extraña razón necesitado de placer, ¿qué le había ocurrido?, ¿acaso Potter le había hechizado o algo por el estilo?, ¿por qué mierda Draco parecía estar necesitando a Harry?, parecía que su cuerpo quería de nuevo sentir el calor, olor y más que nada el sabor de Potter, mierda, si seguía así, pronto perdería el control e iría por Potter sin siquiera arrepentirse.
Draco, dejó de lado sus pensamientos y se mojó la cara, cerró la llave del grifo y salió del baño, se acostó en la pequeña cama que ahí había y se quedó dormido.

Al contrario, Potter, estaba furioso, su ira resaltaba en su magia, sus amigos estaban seguros que si ponían un jarrón en su habitación éste explotaría por la extrema fuerza con la que salía la magia de Harry.

- Voy a salir. - dijo el moreno a sus amigos, saliendo inmediatamente de la sala común, sin mirar ni esperar a que sus amigos reaccionaran o le dijeran algo, simplemente salió de ahí, y, claro, fué a buscar a Malfoy, quería asesinarlo, quería herirlo, ¿acaso el que lo besara la tarde anterior en ese cuarto era una tampa?, lo iría a averiguar, si el rubio no le decía nada, en verdad lo lamentaría.
Al llegar al salón, el cuál Harry recordaba perfectamente, tocó la puerta, no esperaba respuesta, pues de todas maneras entraría, solo esperaba que el rubio estuviera ahí, lo haría decirle la verdad, si no lo hacía, simplemente le rompería la nariz, así como Draco lo hizo con él aquel día en el vagón, al no oír respuesta, abrió la puerta con un Alohomora y entró azotando la puerta, despertando al rubio que aún seguía sobre esa pequeña cama elegante

- ¿Ya estás contento, imbécil?. - Draco no entendió la pregunta que el moreno le hacía, lo que si notó fué que este parecía, no, estaba realmente molesto, tanto que su magia se sentía asfixiante.

- ¿De qué hablas?. - respondió Draco, intentando leer las palabras de Harry, no entendía que pasaba.

- ¿De qué más?, la estúpida fotografía que está colgada al final del pasillo de mi sala común, ¿eres idiota acaso?, ¿por qué mierda pondrías en riesgo tu reputación por hacerme caer en una trampa?. - Harry sonaba ronco, frío y atemorizante, a Draco le recorrió un escalofrío, ¿Draco ponerle una trampa así de idiota a Potter?, ni loco haría eso, su padre lo mataría.

- Sí claro, yo no fuí imbécil, me afecta tanto a mi reputación como a tí y tú imagen pública, ¿crees que te considero "importante" cómo para hacerte una trampa así?, tú eres el imbécil. - Draco le respondió de la misma manera fría al moreno, lo cuál hizo que Harry perdiera más su cordura.

- Por Merlín, no te hagas el santo, ambos sabemos que estás detrás de ésto - Harry se acercó a él bruscamente, agarrándolo de la corbata, mirándolo con odio.

- Sí claro, cree lo que quieras, no fuí yo y, para tú información, tú tampoco eres tan santo como crees, aléjate de mí. - Draco zafó la mano de Harry que sostenía su corbata y se disponía a irse y, cómo solía pasar, Harry había cerrado la puerta con un hechizo.

- No jodas y déjame salir, ¿o qué, quieres caer de nuevo en una estúpida trampa?. - el rubio había tomado de juego la situación, irritando más a Harry, simplemente quería sentirse triunfante, ¿por qué no hacerlo?, de todas maneras, estaba claro que Harry pensaba demasiado en aquella situación, o si no, ¿por qué estaría tan furioso?

- Qué gracioso, eres un idiota, ¿tanto te excita besarme que ahora buscas cualquier oportunidad para hacerlo?, y, no hace falta que lo niegues, ayer perfectamente sentí como te excitaba que te siguiera el beso. - burló Harry, si no podía sacarle la verdad por las buenas lo haría de esa manera, poniéndolo en contra de sus propios pensamientos.

- Vamos, yo también logré sentir como no fuí el único. - bufó Draco con desdén y superioridad

- Bien, debo admitirlo, pensé que eras Cedric, por eso lo sentí excitante. - contradijo Harry, mientras que un pequeño sonrojo se iba formando en sus mejillas y un insignificante brillo iluminó sus ojos verdes por la vergüenza de decir aquello.

- ¿En serio?. - burló Draco, acorralando nuevamente a Harry contra aquella puerta.

- Te pediré algo, no vuelvas a compararme ni creer tener oportunidad de imaginarte con ese inepto Hufflepuff cuando ambos sabemos que nunca te atraerá alguien como ese imbécil. - Draco había bajado levemente la voz, haciendo que sonara más ronca de lo habitual, el moreno solo supo quedarse callado, intentando ocultar su nerviosismo, Draco, sabía muy bien que Harry estaba nervioso, pues podía leer perfectamente sus pensamientos cuando quisiera, y más aparte el sonrojo que solía invadir la cara de Harry cada que Draco aparecía le decía demasiadas cosas.

- Vamos, ¿tienes celos sin que nosotros seamos algo?, que idiota, está claro que me gusta Cedric, y tú, me odias tanto como yo a tí. - Harry habló, retando a Draco con sus palabras, no esperaba ninguna reacción más que el que Draco lo reclamara frente a Cedric, pero era claro que nunca sucedería, ya que, desde la perspectiva de Harry, Draco nunca podría gustarle, es más, lo odiaba con toda su alma.

Draco simplemente ignoró lo que estaba pasando en la mente de Harry y, lo besó, al igual que en la anterior tarde, Harry no tardó mucho en devolverle el beso, y mucho mejor, en acercarlo más envolviendo sus brazos en el cuello del rubio, Draco lo sostuvo por la cintura, luego, bajó una mano hacía su espalda baja y apretó fuerte esa zona, ganándose un gemido ahogado de parte de Harry.

- Vaya, así que después de todo si es por mí que te exitas. - burló Draco una vez se separaron buscando oxígeno.

Harry simplemente lo miró, sus ojos estaban cargados de un brillo tenue, casi invisible, parecían más bien perdidos en la excitación del momento, Draco antes de volverse loco por aquellos ojos verdes, que lo cautivaban y hacían querer volver realidad sus deseos más profundos, volvió a besar a Harry, de manera aprisionada y salvaje, si Harry no lo detenía pronto, quizá llegarían demasiado lejos como para arrepentirse.

Mis ambiciones se resumen en tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora