Draco estaba inmerso en un sin fin de pensamientos intrusivos, que lo controlaban guiándolo por los pasillos, hacía sus actividades diarias, así llevaba por casi ya una semana, pues dentro de un mes, sus clases terminarían, dando paso a las vacaciones de invierno que después de su fin, traerían el 6to año en Hogwarts del rubio, poniéndolo nervioso y temeroso, pues en esas vacaciones era bien sabido, que cualquier Malfoy, desde la generación de Lucius, su padre, recibiría la marca y daría su juramento tenebroso hacía Voldemort, pues al regresar del invierno, cumpliría los 17, lo cual lo dejaba en la edad perfecta para dar su palabra a ser leal a su padre, sus creencias y por supuesto ser fiel a las órdenes y acciones del señor tenebroso.
Draco no sabía como sobrellevar la situación, pues aunque desde que había ingresado a aquella escuela prestigiosa había deseado ser elegido como mortífago a la edad correspondiente, ahora se encontraba realmente asustado, pues ahora mantenía una relación con la persona que era el rival más codiciado de Voldemort, Harry Potter, y, no quería ser él, el que decepcionara de esa manera a uno de los bandos los cuales era partícipe, ya que, era elegir a su padre, madre y familia, o a un mago el cuál tuvo suerte y amor al sobrevivir al hechizo imperdonable más fuerte de todos.
- ¿Draco?, ¿me estás escuchando siquiera? - preguntó la pelinegra algo confundida, había visto ya varios días a su amigo así, pero el que no le prestara atención a ella, una chica que obtenía siempre atención de quien quisiera, era bastante extraño.
- Pansy, ahora no tengo tiempo para tus historias y quejas o lo que sea que hayas dicho, debo irme, tengo que estudiar. - mencionó Draco, volviendo a sí mismo, levantándose de aquel sillón verde y dirigiéndose hacía su habitación, dejando a una Pansy totalmente extrañada.
Draco simplemente se encerró en su habitación, no tenía ganas de absolutamente nada, ni siquiera de dar explicaciones, se sentía abrumado y cansado por el hecho de tener que volver a su casa ese invierno, no sería tan diferente a los anteriores, pero Draco tenía un muy mal presentimiento sobre lo que ocurriría en Hogwarts, pues simplemente el saber que Harry, su novio, se quedaría en el castillo por el invierno lo ponía ansioso, había posibilidades de que el castillo fuera atacado, pero Draco nunca sabría eso, ya que, al ese invierno ser el primero pero no único en el cuál el rubio portaría la marca tenebrosa, lo ponía en gran desventaja, pues la mayoría de los seguidores de Voldemort no solían comentar ni añadirlo a él, a juntas o planes de ataque, simplemente lo dejaban de lado y le advertían que siempre sabrían en donde estaría su lealtad, por si se le ocurría traicionarlos.
Draco solamente solía agachar la mirada y darse la vuelta para seguir con su propio camino, en vez de meterse en donde podría salir gravemente herido, su madre, Narcissa, solía decirle que todo aquello no tendría porqué tener importancia sobre su vida, pues, al aún no portar la marca tenebrosa, seguía siendo totalmente libre de elegir el bando que quisiera, ya fuese seguir a su familia o dejarlos atrás para hacer su propia vida, igualmente, su madre le había dicho, que pasara lo que pasara con ella o su padre, no tendría que perjudicarlo a él, pues todo aquello era simple decisión de Lucius y ella, nunca habían planeado que Draco entrara entre las tropas de Voldemort, pues Narcissa se negaba rotundamente, causando muchas de las ya recientes discusiones entre los padres del rubio, de las cuales Draco no sabía absolutamente nada y, por suplicas de Narcissa, aquellas discusiones quedarían entre ella y su marido, al igual, que la decisión de elegir un bando al cual pertenecer, solo sería elección de Draco.
Y el simple hecho de pensar en elegir entre a Harry, su novio y a sus padres, lo ponía en un estado de mal humor tan intenso que su aura mágica se sentía pesada, Harry varías veces había logrado calmar ésto a lo largo del día, pero había noches en las que ambos chicos solían dormir juntos, en las cuales el rubio, despertaba exaltado, agitado y totalmente asustado, no le daba muchos detalles a Harry más que solo eran "simples pesadillas", Harry sabía muy bien que algo preocupaba a Draco intensamente, por lo cual siempre procuraba darle su espacio de respiro y relajación, lo cual había hecho que su relación fuera decayendo un poco, no totalmente, claro, pues la conexión entre ambos chicos parecía ser simplemente irrompible tanto para sí mismos como para los demás.
Después de una semana, todo aquello había dejado de atemorizar a Draco, por lo cual había pensado en algo sumamente arriesgado y, no solo por él, sino, también por su padrino, sus padres y su actual novio, el increíble e invencible niño que vivió.
- ¡Draco!, por favor, ¡espera! - gritaba un muy desesperado chico detrás del mencionado, mientras el rubio simplemente recorría sin mirar atrás los grandes y largos pasillos de aquel enorme castillo, pasillos llenos de estudiantes
- Ya lo hablamos, Potter, déjame en paz. - sentenció Draco deteniéndose sólo para decir aquello, al acabar, siguió su camino sin siquiera mirar el rostro confundido y dolido del moreno, pues todo se había acabado.
Todo lo que el moreno creyó nunca poder perder, lo había perdido, ¿por miedo?, ¿por inocencia?, ¿por cobardía?, ¿por insensatez?, no lo sabía, pero la imágen de él huyendo de su novio, aquella misma noche en la que creyó que nunca nada más saldría mal, lo destrozó, lo hizo quedar como un completo idiota, eso le hizo romper la promesa consigo mismo, era absurdo y lo sabía, simplemente no se perdonaría jamás por haber reaccionando así y, huir sin dar explicaciones.El moreno dejó la discusión y se retiró hacía su sala común, en ese momento no le importaba que aún quedaban clases pendientes, pues, por haber sido un enorme inmaduro con Draco, se sentía fatal, no podría seguir normal su día, al menos no ese día.
Al entrar a su sala común no había nadie y, aunque era de esperar para el moreno, él no quería que fuera así, quería buscar consuelo en sus amigos, en su familia, explicarles el porqué se encontraba así, tan deplorable, tan absurdo, simplemente tan idiota, quería decirles que ahora él había sido el imbécil en la situación, pues, había arruinado su relación, la confianza de Draco la había perdido, se sentía un estúpido por haber actuado tan inmaduro, pero tampoco el sabía como tomar el que su ahora ex novio, le haya dicho que ese mismo invierno, en donde en especial la escuela, los Weasley, los muggles y los traidores a la sangre corrían peligro, el rubio recibiría su marca tenebrosa, estaría ligado a las tropas de Voldemort.¿Y qué esperaba Draco que Harry hiciera?, ambos eran dos jóvenes que apenas y estaban aprendiendo por sí solos el como sobrevivir a una sociedad de estereotipos mágicos, simplemente era absurdo todo aquello, o al menos, Harry lo veía así, estaba claro que el moreno apoyaba incondicionalmente a su novio, sólo que esa noticia era muy sorpresiva dada la situación del mundo mágico respecto a Voldemort, todo había llegado a abrumar a Harry, y, todo aquello en el peor momento, en un momento de debilidad absoluta.
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¡Hola de nuevo!, perdón por tardar demasiado en publicar este capítulo pero, el tiempo vuela, ¿no es así?, espero les guste y, que no me odien por el cambio de la trama, se les agradece mucho a todos los lectores, especialmente a los que apoyan con un voto, ¡les agradezco mucho!, eso es todo, espero se encuentren bien y que sigan disfrutando la lectura de mi historia, ¡muchas gracias y hasta luego! 😸
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Mis ambiciones se resumen en tí
FanfictionDraco Malfoy cursaba el 4to año en Hogwarts, Draco no esperaba la gran vuelta de 360 grados que su vida daría al notar que sus ambiciones se resumían en la persona que él menos esperaba, Harry Potter, aquel niño ojiverde que el rubio disfrutaba mole...