Sentimiento mutuo

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Harry había salido de su sala común cubierto con su capa de invisibilidad y con el mapa del merodeador en mano, se dirigía a la torre de astronomía, pues quería tener una noche tranquila luego de haber tenido sus pensamientos completamente desordenados, no sabía a qué se debía, pero necesitaba calmarse o se volvería loco
Al llegar a la parte más alta de la torre se deshizo de su capa y la dejó a un lado de las escaleras junto al mapa del merodeador, caminó hacía una ventanilla y se sentó, observando la luna y las estrellas, recientemente había descubierto que desde aquella torre la luz de la luna era aún más hermosa que desde su dormitorio, y, ésta había sido una de las tantas veces de las que ya se había escapado de su sala común para ir a observar la luna desde ahí

- Vaya, no esperaba encontrar a nadie acá - mencionó una voz familiar atrás suyo, tenía un singular tono sarcástico

- Lárgate Malfoy - dijo Harry, volteando hacia atrás, encontrándose con la fría y distante mirada del rubio

- No lo haré Potter, éste lugar lo ocupo yo, tú puedes ir recogiendo tus cosas y dirigirte a la salida, si no sabes cuál es te la muestro - dijo Draco de manera fría y burlona

- Si este lugar es tuyo, ¿por qué nunca te encontré acá? - preguntó Harry con burla y claro desprecio

- Pues no quería romper nada con mi magia incontrolable, ahora que ya la puedo controlar vine - respondió el rubio, Draco no sabía el por qué le había dado respuestas al que se suponía era su enemigo desde primer año

- Que gran excusa, ¿no será que me sigues? - preguntó Harry con burla, volviendo a ver la luna

- No, de hecho estaba por irme, si te vuelvo a encontrar acá haré que clausuren ésta torre por la noche, así no vendrás - sentenció Draco

- Vaya, suenas como Snape, mejor vete, solo estaré ésta noche - dijo el moreno restándole importancia a la advertencia del rubio, estaba claro que Harry podría llegar de distintas formas a aquella torre sin ser descubierto

- Bien, adiós, Potter - dijo Draco, sin tono burlesco ni arrogante, ni cansado, ni enojado, ningún tono, solo salió con su voz natural aquella frase y salió de aquella torre sin hacer mucho ruido más que el sonido de la puerta cerrando, Harry, volvió a su tarea de apreciar la luna

Harry, por alguna razón, empezó a sentirse desolado, solo, odiado, simplemente todos los malos sentimientos que antes ya había sentido, desde primer año que supo que o mataba a Voldemort o el moría lo empezaron a invadir, y, por supuesto que no faltaron esas lágrimas cristalinas saliendo de sus ojos verdes, aquellas lágrimas parecían quitarle todo el peso que los sentimientos que la mayoría de su vida había experimentado se fuera, como si fluyera en un estanque recién unido a una corriente inmensa de agua, simplemente dejó que aquel peso de emociones se lo llevara la corriente, quería dejar todo lo malo que habia cargado por años atrás, las lágrimas cesaron y el moreno solo se acurrucó entre sus piernas, y cerró sus ojos, disfrutando del clima nocturno

- Dí que me amas - susurró el moreno aún acurrucado entre sus piernas, y sin pensar y siquiera detenerse, empezó a llorar, suavemente, no como días anteriores donde parecía que se quedaría sin voz por estar llorando desconsolado, Harry notó que éste llanto era de amor sincero y doloroso, totalmente distinto a los que antes ya había tenido que eran llantos de culpa y deseos de morir o sufrir lo mismo que aquellos que siempre se sacrificaban por él, simplemente se quedó acurrucado, mientras aquel llanto tranquilo que expresaba los sentimientos que el moreno había tenido últimamente cesaba, y la luz de la Luna iba siendo reemplazada por los cálidos rayos del sol

Harry al terminar su llanto, solo se levantó, agarró su capa y el mapa del merodeador y se dirigió nuevamente a su sala común, esperando que nadie estuviera despierto aún, al llegar, entró, fué directo a su habitación y dejó sus cosas a un lado de su cama, en un pequeño escritorio, se dirigió al baño y se dió una ducha rápida, al salir, se colocó su uniforme diario y salió de su habitación

- Hola Mione, buenos días - dijo el moreno felíz al encontrarse a su amiga en la sala principal

- Hola Harry, ¿por qué tan temprano? - respondió la castaña extrañada, pues ya era costumbre que tanto a Harry como a Ron se les hiciera tarde por quedarse dormidos

- No lo sé, ¿vamos a desayunar? - preguntó entusiasta el moreno, Hermione solo lo vió extrañada mientras asentía con la cabeza

Ambos Gryffindor salieron de su sala común hacía el Gran Comedor, Harry parecía extrañamente alegre, Hermione solo lo tomó bien y siguió a su amigo directo al Gran Comedor, era raro que Harry de repente un día estuviera feliz, pero a Hermione le alegraba que eso pasara de vez en cuando

Ya había pasado casi una hora desde que Harry y la castaña habían ido hacía el Gran Comedor a desayunar juntos

- ¿Por qué no me esperaron?, saben que se acaba muy rápido la comida - reclamó Ron una vez se sentó al lado de Hermione quien parecía haber acabado hace rato y estaba leyendo tranquilamente

- Vamos Ron, nunca te levantas tan temprano, no íbamos a morirnos de hambre solo por que no te levantaste al mismo tiempo que nosotros - dijo Harry tranquilo, éste también parecía haber acabado de desayunar hace rato y solo charlaba con su amigo que recién había llegado

- Bien, como digan, pero siquiera guardenme algo, ¡se acabaron todo! - dijo Ron desesperado, no era verdad que no quedaba nada, pero usualmente siempre los Gryffindor solían dejar un pudín de Merlín sabrá qué, pero lo que todos aseguraban era que sabía horrible y en las demás mesas no se servía aquel pudín

- Bien Ron, a la próxima te guardaremos algo, ¿feliz? - preguntó Hermione irritada

- Si Mione, no te enojes, es Ron, sabes que siempre tiene hambre, es habitual en él - bromeó el moreno, a lo cual Ron solo le miro ofendido, Hermione solo río al ver como sus amigos volvían a ser habitualmente ellos

- Bien, basta de bromas y vamos a clase, ya quiero que llegue la hora de la comida - dijo Ron en manera de queja parándose de su asiento siendo seguido por sus amigos

El día concurrió normal, el trío de oro siendo como siempre reconocido en cada clase, o por Hermione y su inmenso intelecto, o por Ron y Harry y su manera de meterse en líos sin siquiera buscarlos y, por ese día, pareció que los pensamientos de Harry lo abandonaron, pero cuando el moreno volvió esa noche a la torre de astronomía, sintió su cabeza explotar de preguntas sin respuesta y sobre todo pensamientos que parecían no tener fin ni mucho menos coherencia alguna

Mis ambiciones se resumen en tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora