Imposible

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Harry, había estado pensando en la noche que pasó con Draco hacia ya una semana, recordaba cada sensación e imágen mental que por suerte suya, no olvidó, pues al llegar al punto de tener la mente totalmente nublada, había llegado a pensar que probablemente olvidaría todo de aquella noche, lo cuál nunca pasó.
Días antes, Draco había estado evitando a Harry, evitando sus miradas y los momentos de clases compartidas, pues, al parecer la información de aquella noche llegó a manos de Snape, el cuál habló con Draco, prohibiendole acercarse a Harry, a menos que fuera para trabajos, aprobados específicamente por Snape.

Ésta situación, pronto se volvió un dolor de cabeza para Draco, pues, al ser Snape su padrino, no podía hacer más que obedecerle, aunque quizá, podría romper una que otra regla mientras él no estuviera, pues, al parecer nadie ni nada aparte de su padrino, le impedían ver al moreno, pues Pansy ya se había enterado de ésto desde que aquella fotografía fue colocada en medio pasillo, afuera de cada sala común, para que todos en Hogwarts la pudieran ver y claro, exparcieran todo tipo de rumores sobre aquellos dos chicos, dejándoles dudas, tanto a los amigos de Harry, como a los del rubio, pues ese en verdad, era un secreto abrumador.

Harry estaba ansioso, sentado con dos asientos vacíos a cada lado suyo, pues la clase de transformación ya había comenzado y ninguno de sus dos amigos aparecían por la puerta de aquel salón, lo cuál era extraño, y más, por parte de Hermione, pues ella preferiría morir antes de perder minutos valiosos de una clase, fuera o no importante.
Pasaron los minutos y, sus amigos nunca aparecieron, acabó la clase y ya era hora del almuerzo, pero Harry, se decidió dirigir hacía su sala común, pues esperaba encontrar ahí a sus amigos, no quería quedar solo en el Gran Comedor.

- ¿Mione, Ron? - preguntó una vez adentro de su sala común, al no recibir respuesta, se adentró a su habitación, cerrando su puerta detrás de sí al entrar, no tenía ganas de quedar solo por los pasillos o el Gran Comedor, mucho menos con las intensas miradas ardientes que el menor de los Malfoy le dirigía, suficiente tenía en las clases, y estar en el comedor con esas miradas encima de él, lo ponían incómodo, prefería ahorrarse todo eso por ese día.
Se recostó en su cama, pensando en sí el rubio difundiría aquello que había pasado hace una semana, pues desde aquel entonces, Draco no le dirigía ni una mirada fuera del Gran Comedor.

- Que idiota. - se dijo a sí mismo el moreno, pues se sentía utilizado, se sentía sucio, ¿cómo pudo haber caído en una trampa así?, estaba claro desde un principio que Draco, solo lo quería para una noche, y si no hubiera sido así, ¿por qué ahora ya no le dirigía ni una palabra?, Harry se sentía idiota al tener una parte de sí, convencida que el rubio lo volvería a buscar, lo cuál, quizá no sucedería más, pues, las tropas del señor Tenebroso habían revivido, y con ellas, el mismo Voldemort, haciendo más difícil el que Harry se concentrara en otra cosa que no fuera encontrar la manera de derrotarlo.

Además, se acercaban las vacaciones navideñas, y ésta vez, Harry no volvería con sus tíos, no se pondría en peligro de nuevo como los años anteriores, no ahora que Cedric casi muere por él, de todas maneras, Harry, no consideraba otro lugar más apropiado y seguro que no fuera Hogwarts, después de todo, le había agarrado un inmenso cariño a los muros de aquella escuela, los cuáles le habían permitido vivir con personas que lo querían, así como él a ellos.

- Potter, hora de cenar, ¿no crees? - el moreno sorprendido, se levantó de golpe de su cama, viendo que en la ventana se hallaba Draco, montando su escoba.

- No tengo hambre, vete de aquí, cobarde. - respondió Harry, haciendo a un lado las emociones que seguro lo impulsarían a aventarse directo a los brazos del rubio por un poco de afecto.

- No te hagas el difícil, lentecitos, entraré, traje algo para tí. - dijo Draco, intentando entrar sin hacer más desorden en el escritorio del moreno, que se hallaba justo enfrente de aquella ventana.

- No era necesario, pues al parecer solo te importare hoy, toda la semana me ignoraste, dí de una vez si solo me utilizaste para tener sexo y lárgate. - Harry se volteó, decidido a no ver los ojos de aquel ser que lo cautivaba, pues si no, terminaría cediendo a admirarlo.

- ¿De qué hablas idiota?, al parecer te afectó no comer aún, ten, come y responderé tu pregunta o lo que haya sido esa estupidez. - respondió el rubio, acercándole pan y unas cuantas piezas de comida las cuales habían servido esa tarde, Harry no volteó a verlo, solo tomó la comida y comió de mala gana, fastidiado por recibir esa contradicción de respuesta.

- Bien, ahora dime, ¿soy un idiota más en tu lista de mujeres y quizá más hombres con los que te acuestas, sr. Malfoy perfecto? - espeto Harry, furioso, no quería ser alguien del montón, ¿por qué debería serlo?, después de todo, era el niño que vivió, no merecía serlo.

- Deja de ser un completo imbécil y escúchame, primero, no me vendo o regalo a cualquiera, ¿quién me crees?, y segundo, eres un completo idiota, no eres ni serás el sol por el que los planetas giran, pero con gusto te demuestro que no he tenido sexo con nadie más que contigo, niño idiota que vivió. - contradijo Draco enojado, ¿quién creía que era Harry para suponer y decirle en su cara que creía que Draco, se acostaba con cualquiera que le pareciera atractivo, contando o no el sexo.

- Por favor, que esas mentiras te las vaya a creer Voldemort, no estoy para tus juegos, dime de una vez, ¿te acostaste conmigo solo para esparcir rumores y dejarme más en ridículo?, no quiero ser uno más de tus ridiculeces de niño mimado, Malfoy, que eso te quede muy claro. - sentenció Harry, de manera fría y directa, observando como el semblante burlón y serio de Draco se convertía en uno arrogante y furioso, ¿rara combinación de emociones?, no, después de todo era Draco Malfoy, cualquier emoción que él sintiera, fácil la podría usar para causar temor, tristeza o ira en cualquier ser humano, incluyendo a Harry.

- En verdad eres un idiota, ¿no es así?, ¿en serio me crees un regalado que va por ahí buscando perras a quien coger?, por favor, si esa es tu manera de pensar, para que intentar explicar, solo lo complicarás más, idiota lentecitos. - Draco se levantó furioso, agarró su escoba y se dispuso a salir de nuevo por aquella ventana, pero Harry lo detuvo sosteniendo su muñeca.

- Lo siento, te escucharé. - mencionó Harry apenado, soltando la muñeca de Draco una vez éste estuvo frente suyo, viéndolo ahora sin ira, si no, con un poco de comprensión, ambos se sentaron sobre aquella alfombra roja que estaba en la habitación del moreno, compartiendo miradas, Draco le preguntó al moreno, el por qué había llegado a la conclusión, de que él, solo había sido sexo de una noche, y al obtener respuesta, fue su turno de responder cualquier pregunta proveniente de Harry.

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¡Hola!, muchas gracias por leer mi historia y apoyar mi contenido, espero siga siendo de su agrado y, les aviso, la historia va a tener un giro dramático, espero no les moleste.

Una gran disculpa por no subir capítulos tan seguido, estoy algo ocupada con estudios, espero les siga gustando y, cualquier comentario que deseen dejar, ¡los estaré leyendo! 😉

Mis ambiciones se resumen en tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora