Dos semanas después | Milán, Italia
Años atrás
Iván Guzmán
— ¡Qué pinché frío hace por estos rumbos! — Frote mis manos para sentir un poco de calor.
— Te mamaste, Iván. Me hiciste venir a una ciudad que parece un pinché congelador wey — Reí al verlo temblar exageradamente — No te rías, pendejo. No te vuelvo a acompañar en tus aventuras de adolescente pendejo.
— Ya, ya cállate wey. No te quejes — Lo abrace por los hombros — Acuérdate del deportivo que te voy a regalar.
— Ay perdón carnalito. Un gusto acompañarte.
— Pinché interesado — Negué riendo — ¿A onde vamos o que?.
— Pues van a pasar por nosotros en... — Miró su reloj — Quince minutos.
— Bueno, 'ta bien. ¿Grisel donde está? Se nos pelo la hija de la chingada.
— Fue a comprar esas madres que usan todas las viejas — Lo mire confundido — Maquillaje, ropa y todas esas mamadas.
— ¿Pero esta cerca? — Asintió — ¿Ya le dijiste que nos vamos en quince minutos?.
Negó. Pinché Alfredo, todo tengo que hacerlo yo.
Tome mi celular y marqué el numero de Grisel.
— ¿Donde estás, Grisel? — Dije cuando atendió.
— Hola hermanito. Estoy aquí en un mall.
— Ya lo se — Rodeé mis ojos — ¿En cuál estás?.
— Bicocca Village — Dijo con dificultad.
— ¿Y eso dónde chingados está?.
Escuché como soltó una risa.
— Ay hermanito — Dijo calmando su risa — Cuando estes con Fernanda me la pasas y yo la guío hasta aquí.
— No, ni madres. Ya vente, wey.
— Iván — Reprochó — No seas así, déjame comprar más cosas.
— No necesitas más. Casi todas las maletas que trajimos son tuyas wey.
— Iván, ándale.
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Deseo | IAGS
Science FictionDeseo que nunca duermas con la incertidumbre si aun sigues siendo suficiente para tu pareja. Deseo que nunca tengas esa necesidad de comprobar su fidelidad. Deseo que tus ojos jamás se llenen de lagrimas al descubrir otra infidelidad