Siento los dedos de Kiki deslizarse por mis labios mayores, mientras sus ojos siguen el recorrido. Su mirada es seria y sexy.
Mete uno de sus perfectos dedos dentro de mi. Y de inmediato me curvo por más. Entre sollozos, la desesperación empieza a invadirme.
-¿Te gusta esto Vivi? ¿Te gusta como se siente tenerme dentro de ti?
Mete otro dedo de una estocada y comienza a girarlos para estimularme más. Chillo ante su invasión y levantó mis caderas en busca de más.
-Asi cariño... damelo todo.
Un gemido sale de mi garganta cuando su lengua comienza a lamer mi clítoris mientras sus dedos se mueven y retuercen en mi interior.
-¿Se siente rico Violeta? Por como tu vagina se contrae alrededor de mis dedos puedo asegurar que si.
Calor... Calor... Calor
Mi vientre está ardiendo y siento calor subir por mi espalda. El vapor llega hasta mis mejillas y mi pecho, y cuando siento que estoy apunto de estallar, Chiara saca sus dedos.
-¡Maldita sea, Oliver!
Intento cerrar mis piernas para calmar mi palpitante deseo y frustración, pero ella lo impide, abriendome incluso más. Es dominante y me pone su actitud. ¡Joder!
-¿Qué pasa Vio, no pudiste terminar?
-No sabes cómo te odio.
Chiara ríe, pero a diferencia de su típica risa chillona, suena sexy y seductora. Se apoya sobre mi con intenciones de llegar hasta las esposas y en el proceso sus senos quedan a la altura de mi cara.
Parpadeo jadeando. Sus pezones tan rosados y se ven tan duros... me preguntó si...
-¡Aah! ¡Vivi!
Ni siquiera lo pienso demasiado. Mi boca empieza a devorar su pezón y ese grito solo me insitía a seguir.
-Mmh -es lo único que logro decir sin soltarlo. La sensación es distinta y sumamente placenta, y juraría que solo los gemidos de Chiara están por provocarme un orgasmo.
-Eso es Vivi... mmm... lo haces excelente.
Sonrío. Esta claro que uno de sus puntos débiles son sus pezones, y disfruto del descubrimiento, recreándome en ellos un poco más, y deslizando mi lengua de un seno al otro con necesidad.
Pero su dominio vuelve y ella se aparta, jadeante y sonrojada.
¡Por dios, que buena está!
-Tranquila tigre, hay tiempo.
Me libera de mi agarre y cuando intento pegarme, ella me empuja, dejándome nuevamente acostada y jadeando por la sorpresa.
-Abrete para mí Vio.
Jadeo y obedezco. Kiki se posiciona sobre la cama a una distancia prudente de mi, pero lo suficiente cerca para apreciar con lujo de detalle mi vagina en todo su esplendor. Mis mejillas enrojecen, pero permanezco de ese modo. Sintiéndome poderosa ante el deseo de mi mejor amiga.
-Ahora masturbarte para mi Vivi.
-¿Q-qué?
- Vamos Vivi, no me digas que nunca te has tocado.
Desvió la mirada, ¿caso debía hacerlo? Nunca había tenido la necesidad de tocarme. No porque mi prometido fuera un dios en la cama, porque ciertamente estaba muy lejos de serlo, sino porque mi prioridad era mi carrera de Artista.
-Yo no...
Pero coloca un dedo en mis labios y niega.
-Solo déjate llevar.