Después de terminar mi sesión, salgo del edificio para encaminarme a casa. La tarde estaba fresca y transitada, nada fuera de lo ordinario. Me detengo un momento a sacar las llaves del coche cuando siento algo impactar contra mi espalda, a la vez que unos brazos se ajustan a mi cintura.
-¡Vio!
Suspiro con alivio y rápidamente me doy vuelta con algo de enojo.
-¡Chiara, casi me matas de un infarto!
-Lo siento Vio.
La miro hacer un puchero y esa simple acción me derrite ¿cómo podía mi kiki ser la misma que días atrás había hecho todas aquellas cosas en mi, que...?
No pienses en eso ahora, joder.
Mis ojos descienden por el cuerpo de Chiara, y sin duda me arrepiento de hacerlo. Kiki tiene puesto un top que deja expuesto su abdomen, y trago en seco al ver como gotas perladas de sudor descendían por sus abdominales hasta la entrada en V de su vientre.
Respira, Violeta respira.
-¿Q-qué haces aquí? Pensé que estabas libre hoy.
-Mi sesión es mañana y sabes que salgo a correr previo para lucir de infarto.
-Si, casi me provocas uno.
-¿Tan buena estoy?
¡Oh dios, sí!
-N-no es lo que quise decir.
-Tranquila vivi, solo bromeo -limpia el sudor de entre sus pechos y siento envidia por el pañuelo- Dame las llaves de tu coche.
-¿Para qué?
-Necesitamos ir a un lugar.
La miro dudosa pero obedezco y ella sonríe satisfecha.
-Adelante.
Ruedo los ojos al verla abrir la puerta del copiloto, algo muy típico en ella.
-Debes dejar de seducirme Oliver, no funcionará tu caballerosidad conmigo.
-Bah, la mejor forma de llegar a tu interior es con un par de dedos, y los míos son bastante largos.
-¡Chiara!
Suelta una carcajada y pone el coche en marcha. Mi vientre se contrae de solo recordar la longitud de esos dedos en mi interior.
Suspiro, me urge un baño con agua fría.
En el camino la voz de Lauren Jauregui resonaba en el coche.
-Joder adoro la voz esa mujer.
-No está mal.
-¿Qué no está mal? Su voz es orgásmica querida. Me volvería sumisa por ella.
-¿No lo eres ya?
Chiara arquea una ceja y aprovecha la luz roja del semáforo para mirarme. Sus ojos muestran picardía e incredulidad.
-Tú mejor que nadie conoce la respuesta Vio.
Mierda
Vuelvo a centrarme en el camino intentado no pensarlo demasiado. ¿Kiki sumisa? Solo fuera de la cama ¿¡como carajo iba a saber que mi mejor amiga era tan fogosa en la cama!?
Joder, sin duda es algo que no debería haber descubierto.
-Es aquí.
Bajamos del coche y entramos en una coqueta tienda.
-¿Qué es esto?
Veo en los anaqueles variedad de dildos de colores, esposas, látigos y cremas que solo dios sabe para que sirven. Sigo mirando con curiosidad y pánico los demás mostradores; antifaces, látigos y cuerdas, todo de diferentes colores y formas.