Capitulo 10: Enojo

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      Salí del auto, tropezándome del enojo que tenía en mi cuerpo, pese a la corta conversación con Thomas, aunque era verdad, no estaba preparada como pensaba. Sin embargo, sus palabras seguían repitiéndose en mi cabeza como un disco rayado.


"      Habían pasado treinta minutos desde que me había levantado, porque hoy no llegaría al límite con el tiempo y así iba a poder arreglarme con tiempo.

      Necesita tapar bien el moretón que tenía cerca de mi ojo derecho y creo que lo había logrado, porque me observé de costado y no podía verlo. Sin embargo, no me importaba tanto esto en este instante, sino que mis pensamientos seguían yendo hacia el comportamiento de Liam en el día de ayer.

      Su actitud tan prepotente, tan celoso y querer aparentar una relación tan caliente entre ambos cuando no era así, nuestra relación siempre fue de ser compañeros en la vida del otro. Nos conocíamos desde hace años porque siempre fue amigo de mi hermano, pero al repetir un año nos hizo más cercanos y eso nos llevó a querer estar juntos. Su compañía me hacía bien cuando me sentía sola y fueron muchos meses donde el sentimiento de sentirme sola estuvo presente.

      Sus celos imaginarios a causa de Aaron me sorprendieron, ya que ni siquiera podía conversar dos palabras con él debido a que me caía mal y que solo lo conocía hace dos días. Por eso necesitaba verlo, necesitaba hablar con él y poder resolverlo, porque era una de las pocas personas que me quedaban.

      —Ni siquiera tendría que estar pensando en esto.

      —¿Con quién estás hablando? —la voz de Thomas me hizo saltar al sorprenderme, debido a que estaba concentrada no solo en mis pensamientos, sino en terminar de arquear mis pestañas. Sus ojos cafés me observaban divertido mientras se apoyaba en el marco de la puerta. —¿Hablabas sola?

      Negué sin responder mientras agarraba la mochila del suelo, al tiempo que escuchaba sus pasos detrás mío mientras que bajábamos por las escaleras. El silencio fue molesto, porque sentía que esperaba para decirme algo cuando nos dirigíamos al auto donde Max y Jenny ya esperaban en sus asientos.

      Sus ojos oscuros me estaban observando a través del espejo retrovisor.

      —¡¿Que?!

      —No sabía que jugabas al futbol.

      —No te perdiste nada, solo su caída. —el comentario de Jenny hizo que quisiera abrir la puerta y solo empujarla a la calle, pero me quedé en silencio contando hasta mil. Sin embargo, no tenía mucha paciencia con algunas personas que se metían donde nadie las invitaba y ella era una de ellas.

      —¿Por qué no te...?

      —Tienes que entrenar conmigo, puedo enseñarte a ser tan genial como yo. —ahora fue el turno de Max de interrumpir la conversación y era imposible no sonreír cuando su boca se abría para emitir algún comentario, como si fuese su talento natural el poder hacer reír a las personas.

      —Tu moretón no luce nada bien, a pesar del maquillaje. Espera a que mamá te vea.

      —No me interesa lo que diga.

      Era eso, eso era lo que él quería decirme y empezó la conversación desde otro punto.

      —Ella es tú madre, lo quieras o no. —su respuesta me dejo sin poder responder, por eso mantuve mis ojos en él por unos segundos hasta que no pude seguir y me enfoqué en mirar hacia las casas que pasaban velozmente por la ventana. Yo sabía que tenía razón, aunque no lo aceptaría en voz alta, no podía hacerlo.

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