JUDITH...
¿Cómo se supone haga algo para juntarme con María?, inevitablemente le tengo temor; pues aquella escena terrorífica de ella ensangrentada y totalmente desquiciada no sale de mí cabeza, no sale de mí cabeza la cantidad de cicatrices en su cuerpo y saber que bajo el hábito que lleva se esconde un gran sufrimiento. No queda nada de ella.
Me ha dicho que me siente y no estorbe, de una manera demasiado grosera que nunca pensé ver en ella. Y aquí me ven: en una silla mirando como ella arregla los libros de una estantería y limpia el polvo. Necesito tener mi mente ocupada para no pensar en lo de anoche; pues me siento extraña, siento esa misma sensación de anoche junto algo de culpabilidad.
¿No soy pura?
Tal vez si se lo hago saber a Nanami me de una respuesta a qué es lo que me pasa.
Al no soportar lo aturdida que me tienen mis ideas, me levanto y salgo del despacho del padre. Me dirijo a la capilla, me sorprendo mucho al ver que ya casi cae la tarde, no he comido nada y dudo que María pueda brindarme algo más que no sea veneno.
No sé dónde conseguir comida aquí y mejor me aguanto, pues no es como que me urge comer ante mi falta de apetito.
Necesito tener mi mente ocupada, la capilla está sola, la única luz que alumbra es la del sol de atardecer colándose por los vitrales.
Tiendo el altar y la mesa poniendo todo en orden para la misa nocturna, de nuevo es inevitable pensar, pensar en otra vez vivir mis fatídicas noches de misa donde las miradas marean, la energía enferma y me retuerce queriendo vomitar.
Aparto esos pensamientos.
Cambio las velas por unas nuevas quienes hacen las novicias en el convento, la incertidumbre de saber qué es lo que pasó con Rebeca es otro de mis cuestionamientos. Me doy cuenta de que anoche estaba tan concentrada en querer dejar de pensar en el martirio que es tratar de sobrevivir aquí, lo asustada que estuve por lo de María que ni siquiera le pregunté al padre qué era lo que quería con Rebeca cuando vine a esta iglesia, porqué ella estaba llorando.
Me he entregado a un demonio. Él mismo dijo que no era devoto, sus tatuajes, sus palabras...
Me he dejado seducir por la lujuria, y Nanami es la mismísima reencarnación de esta ya que no puedo pensar bien como ahora cuando está cerca, no puedo darme cuenta de nada que tenga que ver con él.
Después de todo él también vive aquí, y no es una víctima...
—¿Qué he hecho?
Tengo mi cabeza hecho un lío mis emociones descontroladas e inquietas, y mis nervios de punta mirando a todos lados pensando en que vendrán a hacerme daño. Me arrodillo ante Jesús con el Rosario en mi mano ante mi desesperación.
—Padre... que no me gane el pecado, que no me gane la tentación, que no me ganen los demonios, que no me ganen las personas malas, que no me gane yo misma. Aléjame del mal, aléjame del pasado, protégeme con tu luz, con tu misericordia, te doy mi corazón te doy mi vida, Protégeme de todo mal, en nombre del hijo, del espíritu santo, Amén...
La sangre desborda su espalda cuando se agacha, está llena de moretones y su carne apaleada.
La hermana Carina mira al hombre con terror, comenzando a temblar.
La madre le reprocha algo de lejos veo como Carina empieza a llorar.
María me mira con desprecio, Carina aterrorizada, Rebeca llorando, las marcas, el Jesús mirándome a los ojos... crucifijos, la madre, crucifijos, golpes, sangre....
ESTÁS LEYENDO
PADRE ~NANAMI KENTO~ TERMINADA
FanfictionJudith es una chica que va a realizar su noviciado en un convento a las afueras de la ciudad, en él se encuentra con el sacerdote Nanami Kento, al que encuentra "pecando" haciendo su estadía incomoda. Sin embargo, eso pasa a segundo plano cuando cae...