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Después de aquella platica ambos estaban sentados en la cama, James le dijo que le diría lo que él era, sin embargo ella notaba como él estaba nervioso

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Después de aquella platica ambos estaban sentados en la cama, James le dijo que le diría lo que él era, sin embargo ella notaba como él estaba nervioso.

-James no tienes que contármelo, tenemos mucho tiempo para eso-ella comentó.

El la miró y se perdió en aquellos ojos azules por unos segundos dándose cuenta que nunca había visto unos ojos tan bonitos, volvió a mirarla a ella, su rostro estaba deformado por la preocupación.
El quería decirle, su mente y corazón le pedían que le dijera que él era un mago pero de su boca no salían palabras.

-No, quiero decírtelo ahora solo... dame unos segundos-pidió.

Ella asintió y se acercó a la ventana de la habitación, si el le decía su secreto ella estaba dispuesta a decir el suyo y a contarle sus penas, no se podía permitir guardar ese secreto en especial a el.

James ya estaba decidido y se acercó quedando solamente a unos centímetros de ella.

-Yo... yo soy un mago-espero la reacción de ella, la vio voltearse y mirarlo con una sonrisa.

Abir tomo su mano con delicadeza y lo jaló hacia ella para quedar juntos y ver el océano desde la ventana.

-Lo sé James-el la vio con los ojos abiertos de la sorpresa.

-¿Pero co?...

-Bueno, solo hay un ser que creo que es capaz de usar una varita... ademas quiero que sepas que yo también tengo un secreto... Mi vida nunca ha sido normal y soy... soy una ninfa Oceánide o mejor dicho mitad Ninfa, así que puedes dejar tu miedo y nerviosismo atrás, soy una criatura mitológica pero aunque no lo fuera jamás juzgaría lo que tú eres James-el no podía creer lo que escuchaba, sin duda alguna no se lo esperaba pero estaba feliz.

Todo su miedo se esfumó y no pudo evitar abrazarla, sintió los brazos de ella rodearlo y sin poder evitar lo deposito un beso en la frente de ella.

-Ahora entiendo tu gran conexión con el mar-él comentó.

Él se había dado cuenta, ella amaba el mar, sus ojos azules brillaban cada vez que lo veía como si fuera... su hogar.

-El mar es mi vida, es un hogar para mi... -sus ojos se perdieron ante la inmensa vista del océano y el observó también.

Abir lo miró, y observó la herida que tenía en su hombro, lo tomó de la mano y los sentó en la cama una vez más.

-Tú hombro, será mejor tratártelo ahora mismo, así que...-ella se cayó abruptamente al ver como el dirigía la varita a su hombro y murmuraba una palabra y de un momento a otro la herida había desaparecido.
Ella abrió ligeramente su boca, estaba sorprendida.

-Se me olvidó demasiado rápido que eres un mago-explicó sentándose a su lado.

James tomó su mano con delicadeza y la vio atentamente.

-¿No preguntarás?-Abir sabía a qué se refería.

-Por supuesto, solo que... aún estoy conmocionada-miro su brazo aún sintiendo la fuerza que Dennis había aplicado en ella-¿El, también lo es cierto?.

-Si, ¿Nunca habías notado algo extraño en el?-cuestiono.

Ella frunció el ceño, nunca le había prestado real atención.
Aunque, siempre lo veía con un palito en los bolsillos o aparecía repentinamente.

-Su varita, siempre la andaba cargando y aparecía repentinamente antes de poder entrar a mi casa después del trabajo-James frunció el ceño.

-Escucha, mi mundo ah estado en peligro últimamente debido a un mago muy peligroso que ha surgido y qué se hace llamar Lord Voldemort... éste mago odia con todas sus fuerzas a las personas que no tienen magia o a los magos que nacieron de padres sin magia a lo cual nosotros llamamos Muggles, pero él los llama sangre sucias.

-Es horrible que los lleve de esa manera-el sonrío al ver el pequeño puchero que formó.

-Lo es y como decía, este mago tiene algún propósito lo cual lo incluye a el gobernando el mundo mágico... sin embargo el hace tiempo reunió a un grupo de seguidores que se hacen llamar Mortifagos, ellos... son sin duda alguna muy crueles, desde que comenzaron a aparecer ha habido muertes, masacraron familias enteras de magos que apoyan a los nacidos de Muggles, e incluso han asesinado a personas sin magia, personas que no saben que los magos existen-explicó mientras sentía como ella apretaba sus manos.

-¿Con qué finalidad hacen todo eso?-cuestiono.

-La mayoría de las personas que son Mortifagos, son Magos sangre pura, es decir todos sus antepasados por muchas generaciones fueron magos y para ellos el ser puros es lo más importante, a lo que nosotros podemos entender es que ellos quieren un mundo libre de Magos hijos de Muggles, que para ellos son los seres más despreciables del mundo, sin embargo no puedo darte un contexto más acertado... nadie sabe realmente porque lo hacen, todo esto empezó de la nada-intentó explicar mientras acariciaba con delicadeza la mano de ella.

-¿El era un... Mortifago?-volvio a preguntar.

-Si, el atuendo que llevaba es el de uno-asintió.

-¿Entonces, si ellos odian a las personas sin magia por que se acercó a mi?-se paró de la cama y una vez más volvió a la ventana.

-Realmente no lo sé, a mi me parece extraño ya que estas personas cuando deciden juntarse con personas sin Magia son vetadas de su familia , o tal vez nadie de ese círculo sabe que el estaba detrás de ti-intentó explicar con un sentimiento de opresión en su pecho.

De sólo imaginarse que ese hombre, ese Mortifago estuvo detrás de ella durante quién sabe cuánto tiempo... le hervía la sangre.
Se acercó a ella y la volteó para que lo mirara tomándola de los hombros.

-No tienes que preocuparte más, haré lo que sea para que él no se pueda acercar nunca más a ti, déjame protegerte-le pidió.

Abir sintió su corazón palpitar, su compañero estaba dispuesto a arriesgarse para protegerla y ella estaba sumamente agradecida por eso, asintió y sin poder evitarlo lo abrazó por el torso mientras recargaba su oído en su pecho, donde claramente pudo escuchar el corazón de James palpitando frenéticamente.

-Gracias James-le agradeció en un susurro.

Y el, sólo pudo sonreír y dejar un suave beso en su cabeza mientras al mismo tiempo le devolvía el abrazo, ambos disfrutaban de ese tiempo juntos sin darse cuenta que un hombre de cabellera negra y ojos grises los espiaba tras la puerta.

Y el, sólo pudo sonreír y dejar un suave beso en su cabeza mientras al mismo tiempo le devolvía el abrazo, ambos disfrutaban de ese tiempo juntos sin darse cuenta que un hombre de cabellera negra y ojos grises los espiaba tras la puerta

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Oceánida. [James Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora