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Estabas dándole mantención al área en donde estaba la analizadora, estabas gateando por la tubería para salir.
—¡T/n!— Te pegaste un cabezazo al escuchar su voz de forma tan repentina.—¡L-lo siento!
Saliste de la tubería de la ventilación y era Lyney con un ramo de rosarcoíris. Ibas a tomar el ramo pero lo desapareció y se rió de tu expresión.
— Lyney, no me esperaba verte aquí.— Te extrañaste al verlo, se supone que solo el personal tiene permitido entrar.
—¿No te gustó mi visita inesperada?— Te dió un beso en la mejilla.
— Si me gustó solamente es extraño que te dejaran pasar.— Te entrego el ramo.— Eres muy dulce.
Tomó tu mano y te sacó de la sala. Siempre que tiene tiempo sale a algún lugar contigo. Por fin crees en el amor después de tanto tiempo.
Tu crees que él en verdad se enamoró de ti desde que se conocieron y también crees que su hermana te odia porque las veces que la has visto siempre los mira molesta, en especial a Lyney.
—¿A dónde lleva ese tubo de ventilación?— Nunca te pregunta acerca de tu trabajo.
— Lleva a la analizadora.— No crees que tu amigo divulgue esa información.— Yo me encargo de darle mantención junto a mis compañeros.
—¿Has visto como es?— Negaste.
— Esta rotundamente prohibido pasar a la analizadora. Como es un dispositivo totalmente autónomo no necesita de la ingeniería humana para funcionar.— Te escuchaba atento.—¿Desde cuándo te da curiosidad mi trabajo?
— Siempre te quise preguntar pero no encontraba la oportunidad.— Se ve tan lindo sin su sombrero.— Hasta con tu uniforme de ingeniera te ves guapa.— Estaban subiendose al ferribús.
— Eres tan adulador, Lyney.— Te sentaste a su lado.—¿Eres así con todas las chicas?
El ferribús comenzó a andar. Lyney pasó su brazo detrás de tu espalda y con su mano libre agarró tu mentón.— No, solo soy así con una linda chica que no me quiere dar una oportunidad.— Rodaste los ojos divertida.—¿Cuando vas a aceptar ser mi linda novia?
— Cuando lo crea indicado.— La luz de la luna lo hacía ver más atractivo de lo que es. Maldito mago.— Ningún truco de magia me hará aceptar así que ni lo intentes.
—¡Que cruel eres!— Te dejó un beso en la comisura de los labios.— Pero no importa, no me rendiré contigo.
Te apoyaste en su hombro y cerraste los ojos. Sabes muy bien que sería muy loco de tu parte aceptar ser su novia cuando aún no se conocen del todo.
