✨ confesión ✨
Personajes: Tighnari, Cyno, Wanderer
Tighnari (Primera persona):
— Deja de sacudir tanto tu pierna, me estás poniendo nervioso.— Mi mejor amigo ya está irritado.
— Cyno, deberías entenderlo. Secuestraron a su chica.— La esposa de Cyno me entregó una taza de té.
— No es mi chica.— Dije serio y los dos se largaron a reír.
— Eres más estúpido de lo que creí, Nari.— Se puso el casco.— Vamos a buscar a T/n antes de que la ansiedad te mate.
— Cyno, espera un poco a Tighnari afuera. Quiero hablar con él.— Asintió de mala gana pero salió.
Dejé la taza de té de lado y le presté atención.—¿Que sucede?
—¿Por que no admites que estás enamorado de T/n?
Mi cola se erizó y mi cara se puso roja por sus palabras. Las típicas reacciones provocadas por los sentimientos románticos, estoy totalmente perdido.
— Porque me da miedo estos sentimientos, nunca había experimentado esto.— Suspiré.—¿Y si no soy alguien que esté a su altura? No quiero decepcionarla.
— Estás a su altura o si no ella no gustaría de ti.— ¿Tal vez tenga razón?— Aunque la jodiste en haber rechazado sus sentimientos.
— Ya lo sé.— Bajé mis orejas al recordar su cara de tristeza cuando la rechacé.— No sabía que decir, fui un tonto.
— Primero ve a rescatarla junto a mi esposo y después confiesale tus sentimientos.— Asentí.— Debes ser cuidadoso con tus palabras o ella podrá terminar huyendo nuevamente.
— Aveces hablas como una abuela.— Mi amiga sacó la lengua.— Me voy antes de que Cyno me clave la lanza en la cabeza.
—¡Que les vaya bien!— Cyno se giró a mirarla.— Vuelve pronto, ¿Si?
— Está bien.— Le dió un beso delante mío y me avergonce.— Ay lo siento Nari, te recordé lo idiota que eres.
Se separó de su esposa y nos fuimos a buscar a T/n.
Espero que no le hayan hecho daño o no tendrán piedad de mi parte. Después de todo se lo debo, si no me hubiera asustado por sus palabras, talvez estaría aquí conmigo a salvo.
(T/n)
— Por favor, liberenme.— Te dolían las muñecas por culpa de las esposas.
— Por tu culpa nuestro jefe está en prisión.— Rodaste los ojos.— Te usaremos como moneda de cambio.
— No valgo nada, de hecho ni siquiera soy de por aquí.— Resoplaste.— Grandulón, me duelen las muñecas.
— Por los siete, cierra la boca por un rato.— Te hizo enojar así que no dejarás de hablar hasta que te liberen.