✨ Confesión ✨ Personajes: Tartaglia, Scaramouche y Dottore.
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Tartaglia (primera persona):
He vuelto a mi nación después de dos meses estando en Liyue por mi trabajo como Fatui.
Logré robar la Gnosis Geo y gracias a eso tendré el favor de Su Majestad para que vea mi utilidad.
En todo este tiempo, extrañé tanto a esa linda chica que fue inevitable traerle muchas cosas de Liyue porque todo lo que fuera lindo me recordaba a T/n.
De camino a la casa de T/n, había un niño que vendía periódicos así que le compré uno. Cuando vi mi cara en la portada se infló mi pecho de orgullo y de ego pero después recordé un pequeño detalle.
— ¡T/n no sabe que yo soy Tartaglia!— Detuve mi caminar abruptamente.
No sé como le diré a ella que soy un Fatui y será peor cuando sepa que soy Tartaglia.
Almenos la imágen que está en el periódico es en la que tengo mi máscara puesta.
Tarde o temprano tendré que decirle la verdad aunque eso signifique que ella me odie de por vida e intente asesinarme, aunque eso es imposible.
Durante el tiempo que estuve en la nación Geo también investigue sobre los padres de T/n y ellos tenían una deuda grande con los Fatui, en especial con un oficial de Arlecchino. Ya tengo todo lo necesario para hacerle una visita pero no lo asesinaré, no le quitaré la venganza a T/n.
A Arlecchino no le hará ninguna gracia tener a un tipo en sus filas que haya matado a un niño.
Retomé mi camino para su hogar y poder entregarle todos los regalos que traigo en esta bolsa.
(T/n)
Pasó un tiempo desde que Ajax se fue de viaje por trabajo.
Extrañabas mucho pasar tiempo con él porque antes de conocerlo, pasabas tu tiempo sola buscando a los asesinos de tu familia.
Estabas leyendo el periódico del día y había una noticia de un Heraldo que creó un caos en Liyue pero que salió victorioso.
—¿Tartaglia?— Había una foto pero no sabías quién era porque tenía una máscara.— Lo más probable que sea otro idiota más, como todos los demás de esa organización basura.— Lo lanzaste a la chimenea de tu hogar.
Cada vez el frío era peor así que no dejabas tu casa por nada en el mundo. Miraste por última vez la ventana y veías como caía la nieve con mucha fuerza.
