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Cuando las palabras desaparecieron y el cigarro del moreno se había apagado, ambos se quedaron sentados en el sofá, aún con el ligero aroma a tabaco en el ambiente y el cielo en los ventanales empezando a tornarse naranja por el amanecer.

Un ambiente románticamente empalagoso para las entrañas del pelirrojo.

Por otra parte, He Tian se sentía ansioso, la cercanía y a la vez la lejanía entre ellos no parecía ir a ningún lugar; todos sus intentos para cambiar ese hecho terminaban teniendo resultados nulos.

Mo no se negaba pero tampoco parecía tener iniciativa ni intereses en ello. Así que todo recaía en él.

Pero no importaba, al menos se llevaría esa noche con él, y luego ambos ya podrían continuar con sus vidas sin recordar el nombre del otro.

Cuando las miradas empezaban a revolotear otra vez entre ellos, y la cercanía era cada vez más estrecha, sus cuerpos empezaron nuevamente a explorarse. Mo se dejó recostar en el sofá debajo del corpulento cuerpo de He Tian, enredando sus dedos en los cabellos oscuros mientras disfrutaba de sentir su pesado aliento sobre su cuello y las tersas manos sobre su cuerpo.

Las ropas poco a poco empezaban a estorbar más, lo primero en irse nuevamente fue la camisa blanca de botones de Mo, las manos del moreno estaban gustosas de volver a pasearse por el abdomen pálido del bermejo, el cual sólo se limitaba a jadear mientras He Tian maltrataba sus pezones, ya fuera con sus labios y dientes o con sus traviesos falanges.

He Tian se ve obligado a alejarse un poco cuando Mo enrolla los dedos en el borde de su camisa y lo obliga a subir los brazos para deshacerse de ella. Los ojos ámbar del pelirrojo parecían brillar cálidamente bajo los colores rojizos del amanecer que les bañaba por los ventanales.

El corazón de He Tian dio un vuelco y sólo pudo respirar profundo mientras una mano de Mo se paseaba por sus músculos sin separar la mirada de la grisácea, que de igual manera lo miraba con infinita lujuria.

Quiso hacer algún comentario sobre como los dedos de Mo lo tocaban con hambre, pero sólo se mordió la lengua y buscó los labios del pelirrojo, el cuál lo recibió gustoso y sin ningún atisbo de duda o vergüenza introdujo su lengua en la boca ajena.

Nunca entendieron cuando lo besos que compartían empezaron a sentirse como éxtasis en sus cerebros. Sólo se dejaron inundar por el placer que el contacto de sus labios y el roce de sus lenguas les podía dar.

He Tian no tardó en meter sus manos en los pantalones y ropa interior de Mo, pero antes de buscar tocar algo más allá, se deshizo completamente de las prendas, dejándolas caer al suelo.

La mirada oscura no tardó en perderse y apreciar cada punto de la piel expuesta. Sus manos serpentearon por las pálidas piernas mientras su mirada se veía embobada en el vello púbico rojizo y la dureza de su hombría.

Se sintió extrañado ante el hecho de que ver un pene tan de cerca no le resultaba desagradable. Es más, se le humedeció un poco la boca mientras detallaba el tono rosáceo del glande. Pensó entonces sí podría llevárselo a la boca, nunca había hecho algo así... Eso le generaba cierto morbo.

Se acercó a la erección del pelirrojo más el mismo lo alejó. El moreno se quedó desconcertado mientras Mo Guan Shan lo sentaba y le despojaba lo que le quedaba de ropa, se sintió expuesto ante la mirada dorada que recorría por completo su desnudez. Mo le sintió algo tímido y quiso reprocharle sobre su inquebrantable orgullo, más sólo dejó escapar una risita.

Mo se sentó sobre su regazo y He Tian tuvo que respirar profundo cuando sintió sus erecciones rozar suavemente entre sus estómagos. Instintivamente las manos del moreno se fueron a las caderas ajenas, apretando la piel entre sus dedos mientras sus labios volvían a cruzarse y sus lenguas a recorrerse con pasión.

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