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—Ah... Ya —Mo salió de los desvaríos de su cabeza, realmente poco o nada le había importado ese sujeto—. Eres el polvo de aquella vez.

—¿"El polvo de aquella vez?" —repitió el moreno sin ocultar su fruncido ceño—. Wow, sí, tienen razón los gays son tan promiscuos que no les da la mente para acordarse de todas las personas con las que se acuestan.

—Yo no me acosté contigo, subnormal.

—Esa no es la cuestión aquí.

—Tu fuiste el que lo dijo.

—Cierra el pico, Mo.

—¿Porqué debería? Si quieres que lo haga págame imbécil.

—Mo, sabes lo que hiciste, me dejaste tirado el semestre pasado.

—¿Con medio trabajo hecho? ¿De qué te quejas? A fin de cuentas aprobaste, supéralo imbécil.

He Tian se quedó tieso en el asiento sentía la sangre bombearle en los oídos de la rabia que estaba conteniendo.

El licenciado había empezado a dar la bienvenida al nuevo semestre y a su cátedra, mientras Mo lo veía desinteresado He Tian no podía apartar la vista del pelirrojo por el coraje que llevaba dentro.

—¿Al menos podrías explicarme dónde diablos te metiste esa vez? Te busqué hasta debajo de las piedras.

—No es tu asunto He Tian.

"Al menos recuerdas mi nombre" pensó el Moreno, mentalizandose en tratar de dejar el tema muerto, más su orgullo no se lo estaba permitiendo.

—No, claro que es mi asunto —empezó a susurrar tratando de no llamar la atención o de ser grosero con el docente—. Teníamos una investigación juntos, te desapareciste de la noche a la mañana, ni siquiera estabas en tu trabajo, ni respondías los mensajes.  Estuve a punto de aplazar la materia.

—Pero no pasó, estás acá porqué aprobaste.

—No gracias a tí, si te lo preguntas.

—Yo no me estoy preguntando nada, imbécil. Déjame tomar apuntes en paz —el susurro de Mo empezó a hacerse más similar a un gruñido debido a la molestia que el moreno le estaba causando.

—Hablando de eso, ¿Cómo mierda pasaste? La profesora dijo claramente que habías aplazado.

Fue entonces que Mo volvió a dirigirle la mirada, ambos se veían sumamente molestos, e incluso aunque estuvieran susurrando ya habían llamado la atención de varios a su al rededor.

—Hice el intensivo de la cátedra en vacaciones, pedazo de mierda —rodó los ojos con fastidio.

—Puedo apreciar que hay personas que están más interesadas en parlotear que en la clase.

Ambos se quedaron quietos cuando escucharon la voz del profesor a un lado de ellos, miraron al pasillo entre los asientos y así fue, el profesor los veía con los brazos cruzados y una expresión apática.

—¿Podrían retirarse jovenes? Distraen a los que realmente están escuchando.

Mo resopló sintiendo la paciencia abandonar su cuerpo, sólo se levantó recogió todas sus cosas y antes de irse le hizo una leve reverencia al profesor.

—Realmente me disculpo por nuestra descortesia —se afligió He Tian tratando de sonar lo más genuino posible para luego irse de igual manera de ese salón.

La clase continuó sin ningún problema sin ellos dos.

Por otro lado Mo se estaba cuestionando si volver a la residencia donde vivía, puesto que para su próxima clase faltaban al menos tres horas. Seguía caminando tranquilo por los pasillos hasta que sintió como un brazo le rodeaba el cuello y por mero instinto le tiró la mochila que aún llevaba en su mano.

Cuando pudo ver su rostro vio que se trataba de ese insufrible imbécil del departamento de economía  que desde tan temprano ya le había jodido la mañana, el día, la semana y yéndose bastante lejos hasta la existencia.

—¿Qué mierda quieres ahora? —le alzó la voz Mo realmente molesto con sólo tener otra vez cerca su presencia.

—No hemos terminado de hablar.

—¡Ah no! ¡estoy muy seguro de haber terminado de hablar contigo, imbécil!

—¿Por qué eres tú el que está molesto cuando claramente soy yo él único aquí que tiene derecho de estarlo? —He Tian se sobó el golpe en su quijada, la expresión en su rostro realmente daba miedo, más aún así, Mo no se dejó intimidar.

—Eres tan malditamente insufrible.

—Y tú un maldito irresponsable, ¿Se te caerán los dientes por explicarme por qué carajos te desapareciste?

—¡No tengo por qué darte explicaciones!

He Tian no tuvo tiempo de reaccionar ante el fuerte pisotón que le dió el pelirrojo a su caro zapato. Sólo se dobló y cuando trató de agarrarlo Mo empezó a correr hasta esfumarse.

—Escoria... —rumió entre dientes mientras siseaba por el dolor en su pie y veía la mancha del pisotón en sus tenis blancos.

NOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora