Vetados

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Ya por terminar su pedido de pollo frito, Gojo vio aproximarse a un niño que apuraba a su mamá para que le comprara la última Chicky pack disponible de ese día.

—Y una Chicky pack —agregó con una sonrisa que hizo enojar al niño y tirarse al piso—. Son tan tiernos los niños —comentó con cierta ironía, mientras veía a la avergonzada señora sacar a su hijo del local para que dejara de llorar y gritar.

La joven dependiente del KFC, a pesar del ruido, fingió ignorar la escena y le devolvió la sonrisa.

—¿Tiene niños? —le preguntó.

—Esos tres de allá —Satoru señaló a sus alumnos de primero—. Soy profesor.

La muchacha se agarró el pecho y suspiró de alivio. Luego, cogió un lapicero de su rodete y un post-it. Al principio, Satoru no supo para qué, pero cuando le entregaron las bolsas de papel, descubrió que éstas venían junto a una nota que tenía escrito lo que parecía ser un número teléfonico.

—Llámame —ella le dijo con los dedos en la oreja, simulando que eran un celular.

Gojo volvió a la mesa en la que había dejado a sus estudiantes, depositó las bolsas en el centro, y se sentó en el asiento contiguo al de Megumi.

—Y ya, ¿se lo dirás? —le preguntó mirándolo a la cara, mientras sacaba el juguete de la Chicky Pack de su bolsa plastificada—. No te hagas, Megumi. Hablo de que te gusta Nobara.

—Profesor Gojo —Megumi lo reprochó.

—Así ya no tiene ningún sentido —Nobara se quejó—. ¿Lo sabe o no?

Satoru volteó a mirar a Yuuji que disimuladamente embadurnaba sus papas con mayonesa.

—Les daremos privacidad —dijo y tomó a su alumno de la capucha de su polera roja—. Yuuji, empezaremos con tu nuevo entrenamiento.

—¿Qué? ¿Ahora...?

Gojo se detuvo en la zona de juegos, del área infantil, estiró el brazo y lanzó a Yuuji directo al pozo de pelotas. Megumi suspiró, cansado del comportamiento inmaduro de su profesor.

—Fushiguro —Nobara lo llamó, regresándolo al momento y mirándolo de frente—. Vamos al grano: tú me gustas y yo te gusto. Fuimos muy tontos cómo para no darnos cuenta hasta que la idiota de Mai se puso en medio. ¿Qué dices? ¿Nos besamos?

Megumi se espabiló de golpe, separando las cejas. Nobara a veces solía ser muy directa, pero ¿acaso no era eso una de las tantas cosas que le gustaban de ella?

Para darle una respuesta sincera, apartó las cosas que Gojo había dejado sobre la mesa y se estiró en la superficie. Sus labios buscaron los de ella y se unieron en un beso que ambos procuraron prolongar, tanto como se los permitió el escaso aire. Los brazos de Megumi se enroscaron en la espalda de Nobara y las manos de Nobara acariciaron el rostro de Megumi.

—Como que ya nos estábamos tardando mucho —ella dijo esbozando una sonrisa débil, entre que regulaba su respiración para retomar el beso.

Un infante, con la cara sucia de helado de chocolate, se les aproximó con los ojos muy abiertos y una mueca de lo que parecía ser una mezcla de terror y repulsión. Nobara, apartando a Megumi, que había intentado besarla de vuelta, saltó.

—¿Qué miras, mocoso?

El niño solo apuntó con el dedo hacia el área de juegos, donde su profesor, con un montón de pelotas amontonadas sobre el antebrazo, las arrojaba a los niños distraídos gritando un claro «vengan por mí».

—Deberíamos sacarlo de allí —Megumi opinó—. El profesor Gojo no está bien. Está aplicando el mecanismo de defensa de "regresión" para afrontar su ruptura con Suguru Geto.

—Solo está haciéndose el tonto, como siempre. Que se encargue Itadori —Nobara replicó y acercó su rostro a Megumi, apretando los labios para formar una leve trompa.

Fue entonces cuando él notó a su amigo parado sobre lo alto del tobogán, con el torso descubierto y varias marcas en la cara.

—¿Quién va a enfrentarse al rey de las maldiciones? —le oyeron decir.

Megumi y Nobara volvieron a mirarse.

—Deberíamos ir —ella dijo esta vez, rendida ante lo evidente—. Ahora.

Y así fue cómo los cuatro, profesor y estudiantes, quedaron vetados para siempre de ese KFC coronando, de esa manera, a su primera cita como el chisme de la semana. Al menos, durante ese tiempo, Megumi y Nobara olvidarían relacionar aquel establecimiento con lo ocurrido entre su profesor y Suguru Geto, años atrás, a causa de su propia experiencia, pero con un mejor final para los dos.

Chismes y café┊FushiKugiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora