Wayra entró en su habitación provisional del Castillo Real de Sandolian y exhaló un largo suspiro. Después de soltar la mentira más grande y peligrosa de toda su vida, la comparecencia había estallado en caos. Tal era el desconcierto de la monarquía pyrita, que la Reina Flora no había tenido más remedio que suspender el resto de la sesión y posponerla para el día siguiente, cuando todos estuvieran más calmados.
Al salir del Salón del Trono ya era de noche. Wayra se había escabullido ágilmente con un sirviente que, muy agradecido por poder tener contacto directo con un Primordial, se había ofrecido a guiarle a sus aposentos. Una vez allí, cerró con llave y se dejó caer sobre el mullido lecho. Estaba tremendamente agotado. Desgraciadamente, los dioses se negaban a concederle un mísero instante de tregua. Escuchó tres saltos, alzó el rostro y suspiró con amargura cuando los semblantes airados de Chloé, Ilan y Bianca invadieron su cuarto a través del único espejo.
—¿Te has vuelto loco? —Para su sorpresa, el que parecía más enfadado era el Guardián del Bosque—. ¿Acaso pretendes convertirme en comida de dragón, Wayra? ¿Sabes lo que hará las Reina Chiska cuando...?
—Ni siquiera me lo he planteado —reconoció el príncipe—. Solo buscaba una buena excusa y la he encontrado. Pyros ya no se opondrá a seguir el mapa, es más, nos facilitará las cosas y querrán que Aidan lidere la expedición, justo como planeamos.
—¿Y qué piensas que ocurrirá cuando sepan que mandas a su último hijo con vida a la capital de las sombras?
Chloé reprimía los gritos y hablaba seria. No obstante, sus ojos mostraban una fiereza que hasta ahora nunca había manifestado ante él. A Wayra se le encogió el corazón. Primero Sira y ahora su novia.
—La Reina Chiska está loca —intervino Bianca—. A esa psicópata solo le han importado tres personas en su vida y dos están muertas. Cree que su hermana está dentro del dragón rojo. Cuando murió Dimon en la batalla contra el Monarca de la Noche y el dragón negro huyó a quién sabe dónde, se convenció de que su difunto hijo se había reencarnado igual que su hermana. ¿No te das cuenta de lo peligroso que es jugar con la poca cordura de esa mujer? ¡Nos has puesto a todos en riesgo!
—Bueno, ¡lo siento! —exclamó—. Pero ya está hecho, no hay vuelta a atrás. Me ocuparé de Chiska cuando llegue el momento, hay cosas más importantes en las que poner el foco.
No le gustó el aspecto desafiante de sus compañeros. Respiró profundamente, dirigiéndoles una mirada de súplica. Sin ellos no podría hacerlo, les necesitaba a su lado.
—Es la última vez que tomas una decisión tan importante como esta sin consultarnos —dijo Chloé—. Si vuelves a hacerlo, yo misma te delataré.
Se giró sobre sus talones, dejándole con la palabra en la boca. Cruzó el espejo sin mirar atrás y un pinchazo oprimió el pecho de Wayra. Para ser el futuro líder de Velentis, estaba demostrando una preocupante capacidad para decepcionar a sus aliados en cuestión de días. Se llevó las manos a la cabeza.
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Los Primordiales: Gotas de esperanza (EN CURSO)
FantastikEl mundo de Eletern está dividido en cuatro reinos: Sandolian de la Diosa Tara, Velentis del Dios Valeón, Pyros del Dios Brass y Meridia de la Diosa Serina. Diecisiete años atrás, el Dios Ombra masacró Meridia, el reino del mar, que pasó a denomina...