Capítulo 1: un conflicto del pasado

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El 3 de octubre era, por lo general, el día más difícil del año para Clary. Siempre que se acercaba la fecha, la chica de ahora 17 años se ponía nerviosa. Ansiosa. Un conjunto de muchas emociones, y esto ocasionaba que su humor estuviera algo bajo.

De cierto modo, ella lo entendía. Sabía y comprendía que no podía evitarlo. El 3 de octubre era el cumpleaños de los hermanos Hawkins. De Merrick y ella. Pero... Merrick había desaparecido ocho años atrás. Durante la apertura del Museo Egipcio. El Gran Museo Egipcio.

Fue su desaparición lo que causó un problema a nivel internacional. Un niño inglés, desapareciendo quizás por secuestro durante la noche de apertura del museo más importante en la historia de Egipto... La gran inauguración fue cancelada y prolongada gracias a las investigaciones y la prensa. No era conveniente ser el centro de atención si se trataba de una situación como tal.

De eso ya habían pasado algunos años, y aunque la pandemia del 2020 pospuso tanto las investigaciones como la inauguración oficial del Gran Museo Egipcio, Clary sabía que al final no se llegaría a nada. La familia Hawkins había sido quebrantada desde diciembre del 2015, y aunque habían pasado 8 años de eso, la herida seguía abierta.

Merrick desapareció cuando ellos tenían 9 años.

Ahora Clary pasaba los cumpleaños sola.

—Cumpleaños feliz —musitó Clary.

La chica pelirroja caminaba por el pasillo de la escuela, rodeada de casilleros y de estudiantes que celebraban el final de la semana de exámenes. Clary se aferraba a sus cuadernos bajo el brazo, sintiendo que en cualquier momento la golpearía un balón de fútbol, o que entre los gritos y celebraciones de los demás ella caería en un ataque.

Otro ataque.

Eran casi las once de la mañana cuando la chica logró colarse en una sala de estudio; era la hora libre del día, sin contar el almuerzo, y Clary prefería pasar los minutos sumergida en los libros que en cualquier otra cosa.

Necesitaba calmarse. No quería otro ataque.

Suspiró y sacó su laptop para colocarla en la mesa y sumergirse en su reciente investigación para la clase de "Teorías Comunicativas en la Sociedad Actual".

Clarissa Hawkins no era alta, pero podía presumir de buena estatura; delgada pero siempre con una chamarra encima para sentirse cubierta; el cabello rojo, largo hasta la altura de la espalda, y ese día peinado en dos trenzas. Tenía los ojos verdes, que siempre intentaba ocultar con la sombra que aplicaba cada mañana, o usando lentes de sol claros para que la gente no le pusiera la atención necesaria.

No era marginada, pero prefería no ser notada. No le gustaba la atención. No desde aquella noche...

—Por favor dime que hiciste la tarea de matemáticas —una chica de cabello rizado y con lentes anchos entró a toda velocidad.

—Hola, Leslie, ¿cómo estás? —el tono de Clary era de sarcasmo, más parecido a un reclamo—. ¿Por qué? —la chica no apartó la mirada de su computadora—, ¿tú no?

—Claro que la hice, pero necesito comparar algunas respuestas.

Clary metió la mano a su mochila y sacó su cuaderno para tendérselo.

—Gracias.

Mientras Leslie se sentaba al lado de Clary, abrió los cuadernos y comenzó a comparar los ejercicios que les habían dejado un par de días atrás. Por un instante, la chica alzó su rostro queriendo felicitar a Clary por su cumpleaños, pero ella al instante alzó la mano pidiéndole con el ademan que no dijera nada.

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