Arok se quedó sentado como si todo el mundo se le hubiese venido encima en un segundo. No comprendía nada y su cerebro gritaba que muy posiblemente había cometido un asesinato en la casa de Klopp Bendyke.
No obstante, su mente se negó a moverse.
Su cuerpo no escuchó.
Ni siquiera había pensado en denunciarlo porque era solo un caparazón vacío que miraba fijamente la increíble escena del crimen justo después de que se hubiera desarrollado ante sus ojos.Y tal vez pasó media hora cuando, por fortuna, la persona que claramente se pensaba que estaba muerta, tembló y dejó escapar un gemido bastante extraño. Pero eso solo significaba que el asesinato se había convertido en "intento" por lo que Arok seguía en el mismo lugar, tan paralizado como de costumbre.
"Mierda..."
Bendyke giró lentamente su cuerpo hacia un lado y miró en todas direcciones con la mirada completamente perdida, justo como si aún ahora no hubiera comprendido la magnitud de lo que acababa de pasar. Se tocó la sien con la mano y después de ver sangre negra en su palma, se llevó la otra, hinchada y herida, al pecho y gimió una vez más antes de intentar levantarse del suelo. Encontró a Arok junto a la ventana abrazando sus piernas.
"... ¿Arok? ¿Eres Arok?" Entrecerró los ojos demasiado, tal vez porque sentía dolor o porque estaba deslumbrado por la luz de la luna. "¿Cuando viniste? ¿Qué pasó?"
Incluso aunque tenía una lesión bastante grave, las palabras de la otra persona eran claras y bastante precisas. Casi como si no se le estuviera saliendo el cerebro a chorros. Luego se quedó mirando por un momento los fragmentos de cerámica blanca esparcidos a los pies de Arok, dejó escapar un suspiro, y negó con la cabeza hasta que aparentemente le dolió.
"No vale la pena saberlo. Pero me duele la nuca como si fuera a explotar..."
Olvidando que en realidad le habían roto la cabeza, caminó, tambaleándose todo el tiempo en dirección a la planta alta. No fue suficiente detener la hemorragia con las manos así que se quitó lentamente la camisa y la utilizó para hacer un torniquete muy improvisado. Después de suspirar por tercera vez al notar que tenía el dedo índice y medio izquierdos completamente rotos, se apretó un poco más la tela alrededor del craneo y subió las escaleras como si estuviera acostumbrado a sentir dolor en esta cantidad.
Arok no podía recuperarse del impacto.
Lo había atacado, le rompió la cabeza con la tetera y lo lastimó en las manos con los pies. Fue en defensa propia pero, entró en la casa sin permiso y lo buscó en su habitación incluso aunque era de madrugada. Claro, la puerta estaba abierta y eran hombres que permanecían en contacto frecuente entre si, pero, igual podían acusarlo de allanamiento de morada según la sabiduría convencional y de agresión con un arma blanca.
Su cerebro escaneó rápidamente los libros de derecho y los artículos de jurisprudencia que había visto en los periódicos que acostumbrada leer y, aunque confirmó que posiblemente no iban a encarcelarlo, Arok no pudo dirigirse a la puerta principal de la manera que hubiera querido porque básicamente no sentía las piernas.De alguna manera se levantó, logró subir cada escalón de las escaleras, entrar a la habitación, buscar a Bendyke y ver que estaba entretenido con la caja que tenía las botellas de los medicamento. Finalmente, como si hubiera encontrado lo que quería, abrió la tapa con los dientes y se bebió el contenido de un solo trago. Se dirigió al baño, encontró una toalla limpia, se la puso en las sienes y luego sacó un frasquito de alcohol puro para vaciarlo en su herida.
"Arok, ¿Me llamas a un médico? Parece que necesito puntadas".
"¿Quieres que lo haga yo?"