Capítulo 8

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No sabía si hablaba en broma o en serio, pero dos días después de la discusión en su casa, finalmente llegó una copia del contrato abreviado y redactado en un lenguaje cuidadoso y no tan rebuscado. Era casi como un tratado nacional, muy específico, pero un tanto vago. Es decir, era específico por los precios. Y como director financiero de la Casa Taywind, parecía que se había decidido a hacer todo lo que estuviera en sus manos para garantizar su estabilidad en un periodo relativamente "corto de tiempo". Los contratos que debían resolverse de inmediato y la minimización del daño resultante se especificaban en números bastante concretos, también estaban los estándares, bastante estrictos, que debían cumplirse en los siguientes meses así que Arok, que era débil en cuanto a dinero y números, lo encontró tan imposible de cumplir que pensó que al final esto también resultaría en una perdida de tiempo.

No obstante, la parte ambigua era la tarifa que tenía que pagar por sus servicios. Aunque era imposible tener una idea del tipo de transacción que iba a pedirle realizar después de su extraño encuentro del día anterior, intentó predecirlo utilizando sus conocimientos de humanidades y su imaginación literaria tan exagerada como era desde niño, y se pasó en vela toda la noche con tal de predecir un escenario más o menos adecuado para los dos. Sin embargo, fuera de lo que había pensado que le iba a decir, la condición que le pedia era un espacio para poder trabajar durante algunos meses. En pocas palabras, quería una parte de la mansión Taywind para él. Una petición bastante desagradable si lo pensaba con cuidado.

Primero que nada, Arok no quería introducir a un hombre con un comportamiento tan desordenado en su casa porque tenía la idea de que los espacios que se habitaban eran sagrados, y que por lo tanto y en un momento dado, absorberían los restos de sus emociones y acciones y de repente, los iban a liberar de una manera que le haría ponerse de mal humor también. Y si lo dejara estar aquí, tal vez indefinidamente, incluso después de que sus negocios hubieran concluido por completo, toda la mansión se quedaría con sus malas vibras durante cientos de generaciones después de él. Y las cosas turbias que seguramente haría aquí lo perseguían hasta el final de sus días.

Arok señaló esto al confrontar a Bendyke, quien vino a revisar los términos del contrato.

"No voy a darte mi casa."

Bendyke luego respondió de manera insensible.

"Solo quiero una oficina, no toda la mansión"

Naturalmente, Arok pensó en un hotel u otra casa donde pudiera quedarse, Bendyke resopló después de escuchar que lo estaba corriendo:

"Entonces, ¿Quieres que me vaya a la calle? ¿Mis servicios son un chiste para ti?"

Arok quedó estupefacto ante la pregunta.

"¿Qué? No, no... Es que..."

"Si busco en el "fondo", es posible que pueda encontrar un rincón adecuado ¿No? Bueno. Por mí está perfecto."

"Wo. Alto."

Bendyke era un maestro de los insultos y el drama. Y como si no fuera una broma, tomó el bolígrafo e intentó editar el espacio que marcaba que "necesitaba un lugar para poner su oficina durante el tiempo en que solucionara todo lo especificado en su contrato". Arok lo detuvo urgentemente con una mano blanca y sin guantes, que tocó una muñeca dura y gruesa con fuertes tendones.

"¿Cómo puedes ponerte así sólo porque no quiero darte mi mansión?"

"Necesito una oficina donde pueda trabajar en TUS COSAS. Me va a tomar tiempo, no tengo tanto dinero ni un espacio fijo..."

"Hay... Hay otros lugares donde te puedes quedar. Conozco una ubicación adecuada en Royal Crossroads. Te lo pago."

"Royal Crossroads" era la calle más transitada de la capital. Conducía directamente al Palacio y había decenas de carruajes tirados por caballos que transportaban a muchas personas de la alta sociedad de ida y de vuelta. Estaba llena de hoteles de lujo para nobles de bajo rango, plebeyos ricos que no tenían habitaciones en el palacio imperial, camas para la clase ociosa que quería disfrutar de una cantidad moderada de libertad por un momento y, por si fuera poco, allí tenían un hotel que Arok utilizaba con frecuencia sin ningún motivo aparente, solo porque a veces realizaban pequeñas reuniones como parte de las actividades sociales que implicaban ser un conde.

"¿Royal Crossroads? ¿Qué crees que pasará si el Conde y yo nos reunimos en ese lugar? Mañana por la mañana aparecerá tu nombre en primera plana, es más ¡Te inventaran un chisme incluso si estornudas cerca de mi y me escuchan decirte salud!"

"..."

"Bueno, escucha, sería mejor reunir a todas las personas de tu círculo social y hacer un anuncio público sobre que estoy trabajando contigo para hacer un contrato. ¿Qué te parece?"

Fue un punto sorprendente, pero muy apropiado. Incluso cuando la tez de Arok palideció ante la idea de contar sobre su mala suerte, Bendyke mantuvo una expresión fría todo el tiempo e incluso chasqueó la boca. No pudo encontrar la confianza para decir que estaba bien ir a un hotel o si estaba bien hacer un anuncio público en el mundo social sobre su tragedia así que Arok soltó su muñeca.

"Sí, hay que arreglarlo".

No había otra opción después de todo.

"No sé si decir que confío en ti pero..."

"No hay nada de qué preocuparse demasiado. Yo sé que esto es lo mejor para el Conde así que..."

"¿Crees que necesito tu consuelo cuando no me estás dando otra opción?"

La voz interrogativa fue más aguda de lo necesario. Afortunadamente, Bendyke mantuvo la boca cerrada y en lugar de enojarse con él, levantó un poco la comisura de sus labios y se rió.

"Esto lo hiciste tú mismo. No lo olvides."

El contrato finalmente estaba completo. Arok firmó una copia para que la conservara y una copia para que se la llevara Bendyke. Decidió no certificarlo ante un notario.

"Asegúrate de cumplir el contrato".

"Eso es lo que yo tendría que decir, Conde".

Esta vez, Bendyke no preguntó y solo besó directamente la mejilla de Arok. Estaba harto de que actuara como un alfa maduro cuidando a su joven omega.

"¡No hagas nada que sea espeluznante y fuera de lugar!"

Arok sacó un pañuelo y se frotó la mejilla como para limpiarse la suciedad, luego asumió una postura exagerada ante él, igual a como lo haría un actor de obra de teatro.

"No estoy de humor para perder el tiempo con bromas".

"No estoy bromeando."

Al mismo tiempo, Bendyke abrazó a Arok de la cadera como si fuera un tipo de acercamiento común entre los dos y le hizo que lo viera fijamente a la cara. Fue tan natural que no supo qué decir y tan relajante que lo empujó sin darse cuenta.

"Actúas como si fueras mi novio".

"Lo serás pronto."

"Despierta de tu sueño ¿Quieres?"

"Yo también quiero ver eso."

Bendyke besó la sien de Arok, quien estaba disgustado, y luego se alejó.

"Quiero ver si puedo despertar, o si es un sueño que puedo modificar a mi favor."

"¿Qué...?"

Cuando se acercó, él se rió y desapareció con una mano en alto como para decirle "Adiós."

No sabía qué cosa era graciosa.

En el jardín de rosas (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora